El rincón de...

Sara Tavares da Costa: «Estamos a tiempo de salvar pérgolas de la Expo, pero hay que asegurar su cuidado»

Licenciada en Arquitectura en Oporto, premio de Urbanismo de la Junta de Andalucía 2019, le apasiona Sevilla pero también le preocupa

Sara Tavares da Costa, licenciada en Arquitectura, posa para ABC Manuel Gómez

Félix Machuca

Dice llevarse bien con Sevilla que descubrió en 1997, como erasmus, quedándose a trabajar con el equipo de Vázquez Consuegra por algún tiempo. Hizo arquitectura en Oporto y tiene abierto estudio en Sevilla. Es probable que a estas alturas del verano ande buscando sus años infantiles en algún punto de la costa Vicentina , por esos caminos sin asfaltar que te llevan a una costa paradisíaca y te deja el coche maquillado de polvo blanco. De Sevilla le gusta la alegría de la gente, apuesta por una mayor arboleda y por fuentes que civilicen los veranos. Su rincón preferido es el patio de las Muñecas del Alcázar , donde se encuentran los azulejos geométricos que replicó para el Parque de la Música.

¿Qué le sedujo de la ciudad?

Es multisensorial, te activa los sentidos. Su luz, alegría, las ganas de disfrutar de la vida de sus mayores, belleza, su historia que aún hoy me sorprende y sigo explorando.

El caso es que se quedó entre nosotros, pese a tener un país tan hermoso y vigilante con su patrimonio como es Portugal.

Me considero Ibérica, y no me refiero a la idea de un estado único o a la unión política, me interesa la unión por la multiculturalidad, con sus idiomas, singularidades y su riqueza, así me equilibrio.

Sevilla vive una serie de debates relacionados con su urbanismo a diferentes escalas. Me gustaría conocer su opinión sobre el pavimento de Mateos Gago.

Los debates son ya a nivel global, con sus normativas y reglas generales. Nos dan formulas para acertar, pero si con eso nos tornamos insensibles, banalizamos el lugar, dejamos de estar a la altura del legado. De todas formas, soy partidaria de otro modelo de gestión, confío en los concursos de arquitectura, en la búsqueda de la mejor propuesta para un determinado espacio.

Unos consideran que la intervención en La Magdalena es óptimo y otros que se queda en un «quiero y no puedo». ¿Qué nos dice usted?

La veo como un intento de agradar a todos, y no es posible. Aún así, aprecio una evolución en algunos aspectos.

La avenida de la Palmera, legado de la Expo del 29, ¿está muy amenazada por nuevos edificios que la desvirtúan?

Cierto que posee un carácter muy marcado desde su creación, sin embargo tendrá que seguir evolucionando, logrando una vida urbana más rica.

Uno de sus trabajos más celebradas en Sevilla fue la solución que le buscaron al parque situado entre el barrio de la Música y el Cerro. ¿Se defiende bien pese al tiempo pasado?

Simplemente sobrevive. Desde su inauguración fallida fue abandonado a su suerte. Gran parte de la iluminación y la fuente de bruma tras su instalación y comprobación, fueron anuladas antes de su puesta al servicio. Aún no he superado el estupor que me supone tal gestión.

Una ciudad como Sevilla, con un clima agradable en invierno y extremo en verano, ¿tiene las fuentes que necesita y la arboleda que se reclama?

Evidentemente no. Creo que no estamos aún lo suficientemente concienciados de su importancia para la ciudad de las personas.

Fue una auténtica desgracia no saber aprovechar las pérgolas de la Expo 92 para la ciudad, ¿no?

Aún estamos a tiempo de salvar unas cuantas, pero solo tendrá sentido, si su mantenimiento está asegurado.

La OMS calcula que lo aconsejable es alcanzar una ratio de un árbol por cada tres habitantes. En Sevilla tenemos cien mil menos que los que estipula la OMS. ¿Es una cuestión de sensibilidad o de presupuestos?

Los presupuestos se hacen según la importancia y necesidad de la partida. Si no hay entendimiento de sus distintos beneficios, que repercuten en la salud pública, economía, etc., no llegamos ni a trabajar la sensibilidad.

Lo que resulta chocante es que con esos datos y los que se han talado en los últimos años la ciudad aspirara a ser capital verde europea.

Es una ciudad perfecta para aspirar a un nombramiento así. Pongámonos a trabajar y, por favor, con coordinados equipos multidisciplinares.

Es un hecho que las artesanías auxiliares de la arquitectura se están perdiendo. ¿Usted ha tenido que contratar cuadrillas portuguesas para hacer trabajos de pavimentación?

Así es. Hay una valiosísima presencia de artesanos en Andalucía y necesitan más soporte y protección. Sus conocimientos muchas veces pasan de padres a hijos, y esa maestría se logra a lo largo de generaciones. Esa riqueza si se deja de ver, se olvida y desaparece.

¿También le ha pasado con carpinteros y herreros?

Añoro mi carpintero portugués, como parte de un equipo bien acoplado. Aquí he encontrado al mejor herrero que conozco y a buenos carpinteros.

¿La Sevilla metropolitana, con serias carencias de conexión con la ciudad, con la identidad antropológica perdida, es el mejor ejemplo de lo que no se debería hacer?

Sevilla no es aún un buen ejemplo, pero podría serlo, lo que falta es seguir avanzando. Cuando se pierde tanto la velocidad en la ejecución, se corre el riesgo de olvidar los objetivos principales y quedar cíclicamente salvando batallas menores. Se desvanece el sueño.

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