Las Sagradas Cárceles, el secreto subterráneo de Sevilla

El martirio de las santas Justa y Rufina en estas cárceles está considerado como el inicio de la expansión del cristianismo en la ciudad hispanlense

Patio de Santo Domingo Savio Leyendas de Sevilla

Macarena Torres

Las hermanas Justa y Rufina eran dos jóvenes alfareras procedentes del arrabal de Triana de la Híspalis romana a finales del siglo III. Su familia era de las pocas cristianas de la ciudad, ya que en tiempos del emperador Maximiano, la religión acorde al imperio era grecorromana.

Una mañana de julio, un grupo de mujeres veneraban a Astarté, ídolo de la religión oficial, por las calles de la ciudad y pidieron a las hermanas un tributo como muestra de su fe antes de seguir con la procesión. Ante la negativa de ambas y tras declararse públicamente fieles a la religión católica, fueron encarceladas. Tras múltiples torturas, y para sorpresa de sus carceleros, Justa y Rufina demostraron que la fuerza de su fe superaba incluso su fuerza física. Como castigo, fueron enviadas descalzas a realizar una dura travesía hacia Sierra Morena. Justa no soportaría el cansancio y fallecería al regresar a la cárcel el 17 de julio de 287. Rufina permaneció firme en sus convicciones hasta perder la vida degollada y quemada en la hoguera dos días después.

Las Sagradas Cárceles representan el lugar donde las hermanas estuvieron recluidas, y se encuentran bajo la Basílica salesiana de María Auxiliadora , en el antiguo claustro de los trinitarios descalzos. Al bajar a la cripta, cuyo acceso se encuentra en el pato de Santo Domingo Savio, nos encontramos un pasillo cubierto con una bóveda de cañón donde está situado el altar adornado únicamente con un crismón. Tras él, dos pequeñas imágenes de las santas sostienen palmas a ambos lados de una columna de piedra.

Esta columna, según la tradición, es la misma en la que las santas sufrieron martirio , y la cruz raspeada en ella habría sido labrada por las hermanas con sus propias uñas, como muestra de fe pese a la tortura. Para visitar estas Sagradas Cárceles, es necesario un permiso previo.

El martirio de las santas Justa y Rufina está considerado como el inicio de la expansión del cristianismo en Sevilla ya que tras su muerte surgieron multitud de conversiones entre los habitantes de la ciudad. Además son patronas de Sevilla y protectoras de la Giralda y la Catedral. Es por ello que nos las solemos encontrar representadas junto al monumento con dos palmas, que simbolizan su martirio y con motivos alusivos a su profesión de alfareras.

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