Tribunales

Juzgan a una pareja de chinos por captar a jóvenes de su país para prostituirse en un piso de la Gran Plaza

La acusada alega que sólo se dedicaba a coger el teléfono y hacerles de comer a las prostitutas, a quienes cobraba 20 euros por estas tareas; el acusado dice que «todo es un invento»

Vista de la Gran Plaza, en el distrito Nervión, donde los acusados presuntamente tenían un prostíbulo J.M.Serrano

Jessús Díaz

La Audiencia de Sevilla ha acogido este lunes el juicio contra una pareja, de nacionalidad china , acusados de regentar un prostíbulo un piso en la calle Alfonso XI de la capital, cercano a la Gran Plaza . Los dos enjuiciados han negado los hechos, si bien ella ha admitido que cobraba 20 euros de las mujeres que ejercían la prostitución para que les hiciera de comer y cogiera las llamadas de teléfono.

Por estos hechos, que se encuadran entre los años 2016 y 2017, el Ministerio Fiscal reclama seis años de cárcel para el varón acusado de un delito de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y de otro de prostitución coactiva tras captar presuntamente a jóvenes también chinas, a las que convencía para venir a España con «la falsa promesa» de que tendrían un trabajo digno , principalmente en bazares, y finalmente obligarlas a ejercer la prostitución.

Para la Fiscalía, la mujer, en concepto de coautora únicamente del delito de prostitución coactiva, se enfrenta a tres años dep risión y el pago de una multa de casi 3.300 euros, a razón de seis euros durante 18 meses.

Desde mayo de 2016 y septiembre de 2017 , el principal acusado, de común acuerdo con otras personas no identificadas y radicadas tanto en Madrid como en su país de origen, se dedicó a la captación de estas jóvenes en el país asiático.

A las mismas, según el Ministerio Público, las convencía para venir a España con la falsa promesa de que tendrían un trabajo digno y bien remunerado que les permitiría llevar una vida mejor. Así, una vez llegadas a territorio nacional, «les hacía ver que habían contraído una elevada deuda por haber sido trasladadas a España y mediante el empleo de violencia física, amenazas y prevaliéndose de su situación de desamparo, las obligaban al ejercicio de la prostitución».

«Eran libres»

Las jóvenes se encontraban «solas y en situación administrativa irregular en un país extranjero, no conocían a nadie, no hablaban castellano y carecían de medios de vida».

Los dos acusados, con ayuda de una intérprete, han declarado este lunes en el juicio celebrado en la Sección Séptima. Sólo han respondido a las preguntas de su defensa, negando los hechos por los que han sido procesados.

El acusado, que reside en Sevilla desde 2008, comenzó a trabajar de cocinero y después montó su propio restaurante en 2012. Compró un piso en la calle Sinaí, pero vivió con su novia, la acusada, en un piso de la Gran Plaza y acudía al piso de la calle Alfonso XI en las horas de descanso del trabajo para dormir.

Cuando su defensa le ha preguntado por si colaboraba con personas residentes en China para captar jóvenes y traerlas a España el acusado ha respondido que estas acusaciones «son invenciones».

Ella sí ha admitido, por su parte, que estuvo trabajando desde 2015 en el piso de Alfonso XI haciéndoles de comer a las prostitutas y cogiendo el teléfono, cobrando a cada una 20 euros por ello, pero no sabía que se practicaba allí la prostitución. «Ellas eran libres».

Ambos procesados han sido preguntados por la gran cantidad de preservativos y productos de higiene anal. Él ha dicho no saber nada al respecto. Ella ha confesado que las jóvenes le dieron dinero para que los comprara por Internet.

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