SALUD

Unos mil quinientos portadores de VIH de Sevilla han dejado el tratamiento y el control médico

El doctor Pompeyo Viciana advierte de la fuga de enfermos del sistema por miedo a que se conozca su enfermedad y pide historiales «accesibles pero anónimos»

El doctor Pompeyo Viciana RAÚL DOBLADO

JESÚS ÁLVAREZ

En el hospital Virgen del Rocío te cuentan que hay personajes públicos que han preferido morir a tomar medicamentos contra el sida, por miedo a entrar en un programa de la sanidad pública que no garantizaba su anonimato.

El doctor Pompeyo Viciana , que lleva casi tres décadas trabajando allí, explica que «si ponemos en un papel que fulanito es homosexual, tiene el virus del sida y puede estar transmitiendo esa enfermedad, estaremos cometiendo seguramente un delito. Hay personas muy conocidas a los que se les puede arruinar su prestigio profesional ».

Cuando un médico trata a estos enfermos debe preguntarles si tienen pareja para evaluar sus riesgos. «Esto es una conversación que debería ser privada pero lo cierto es que queda grabado en el historial y cualquier médico del SAS podría acceder a los historiales de los enfermos», comenta este experto.

Y añade: «Aquí se debe consignar que tiene VIH pero no tiene por qué conocerse si el paciente ha tenido tres parejas mujeres y otras dos varones. La sexualidad, las ideas políticas o la religión están protegidas por la ley de protección de datos y pertenecen a la intimidad de cada uno».

El sistema andaluz de salud va camino de crear un único registro al que podría acceder cualquier profesional sanitario, un otorrino, un estomatólogo o una enfermera, por ejemplo, y Viciana advierte de que ya se ha producido más de un conflicto por este motivo .

«La confidencialidad es básica y si no se respeta, el enfermo se va a retraer, incluso puede inclinarse abandonar el tratamiento. Y todos ellos son potenciales transmisores de la enfermedad», alerta.

De hecho —añade—, «de las seis mil quinientas personas con VIH que tenemos registradas en Sevilla le hemos perdido el rastro a unas mil quinientas y esto es un gran problema médico porque hablamos de una enfermedad contagiosa».

Tuberculosis y jueces

Si en vez de sida estas 1.500 personas tuvieran tuberculosis, con toda probabilidad un juez llamaría a la Guardia Civil para que las detuviera y les obligara a seguir el tratamiento para evitar contagios. ¿Se debería hacer con el sida? . «Desde un punto de vista médico sí, porque se trata de una alerta sanitaria, pero es una enfermedad con otras connotaciones y que se transmite exclusivamente por vía sexual», comenta Viciana , que insiste en que el archivo médico sea accesible pero anónimo, de modo que esos datos no puedan ser filtrados a nadie .

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