SENTENCIA 'LA MANADA'

Unas monjas de clausura se solidarizan con la víctima de «la Manada»: «Hermana, yo sí te creo»

Un grupo de religiosas de la Orden de las Carmelitas Descalzas han manifestado por Facebook su indignación con la «injusta» sentencia condenatoria

Monjas de clausura de la Orden de las Carmelitas Descalzas en Hondarribia ABC

LEO RAMA

El imparable movimiento feminista ha impregnado cada rincón de la sociedad. La potencia de su mensaje es tal que hasta ha conseguido entrar en uno de los lugares más inaccesibles que existen: los conventos de clausura . Desde uno de ellos, el de la Orden de las Carmelitas Descalzas en el municipio vasco de Hondarribia , las religiosas han emitido un comunicado en solidaridad con la víctima de La Manada.

«Hermana, yo sí te creo», remacha el texto que ha publicado en su cuenta de Facebook sor Patricia Noya . La publicación ha sido compartida por miles de personas y está dando la vuelta al mundo, pues ha traspasado las fronteras españolas hasta llegar a la prensa internacional, que se ha hecho eco de sus declaraciones después de la polémica desatada a raíz de la sentencia condenatoria .

«Nosotras vivimos en clausura, llevamos un hábito casi hasta los tobillos, no salimos de noche (más que a Urgencias), no vamos a fiestas, no ingerimos alcohol y hemos hecho voto de castidad», afirma la hermana Patricia Noya: «Es una opción que no nos hace mejores ni peores que nadie , aunque paradójicamente nos haga más libres y felices que a muchxs».

Basándose en esa libertad, las religiosas afincadas en Hondarribia no tienen reparo en reclamar la misma autonomía para sus congéneres: «Defenderemos con todos los medios a nuestro alcance (este es uno) el derecho de todas las mujeres a hacer libremente lo contrario sin que sean juzgadas, violadas, amedrentadas, asesinadas o humilladas por ello».

Un mensaje «transversal»

El mensaje viral se inspira en «esa mujer en concreto», pero no solo va por ella; es «transversal». En declaraciones a EITB, la monja ha extensible su comunicado a «todas las mujeres que tienen que pensárselo antes de cruzar una calle a oscuras o antes de irse solas a casa, que tienen que hacer planes para saber cómo vuelven y con quién vuelven y que además tienen que sentirse juzgadas» por ello.

«Esto no es una reivindicación de unas pocas, sino de toda la sociedad», ha añadido: «Y nosotras que estamos aquí, en clausura y no salimos por las noches, también nos sentimos implicadas en algo que atañe a una injusticia . No se entiende que esto se califique como se ha calificado. […] No puede ser que al final la juzgada sea la víctima».

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