Política municipal

Tussam, un pulso entre sindicatos y Ayuntamiento de Sevilla desde hace más de 40 años

La compañía municipal de autobuses se ha convertido en escenario de conflicto laboral recurrente, con la Semana Santa y la Feria como «rehenes» tradicionales

El alcalde, Juan Espadas, saluda a una conductora de Tussam Juan Flores

Eduardo Barba

Los acontecimientos de las últimas semanas en la empresa municipal de transportes de Sevilla han devuelto a la opinión pública a un escenario demasiado habitual, casi podría decirse que histórico en Tussam: el del conflicto enconado entre los trabajadores y la dirección . O lo que es lo mismo, el gobierno local de turno. Ahora se negocia el nuevo convenio colectivo, las tensiones han vuelto a crecer y, para terminar de caldear el ambiente, se investigan las causas de dos accidentes de una misma línea (la de los microbuses del centro de la línea C-5) que dejaron incluso heridos de gravedad por perder los frenos tras arrancar que desde algunas fuentes municipales se han llegado a vincular a un sabotaje «desde dentro» . Tanto es así que la Policía Local analiza también esa hipótesis, entre otras. El simple hecho de que la dirección contemple esa opción del «boicot desde dentro» ha terminado por alterar los ánimos de los trabajadores, representados por el comité de empresa, que ha pedido dimisiones en la compañía tanto de los encargados de mantenimiento de los vehículos como del gerente, Rubén García .

La situación no es nueva, ni mucho menos, en el seno de la compañía municipal. El recorrido histórico por los conflictos, las huelgas y los enredos internos es amplísimo desde que se pusiera en marcha la compañía en 1975. De hecho, ya al año siguiente, en enero de 1976 , se produjo una de las mayores huelgas de transporte municipal conocidas, con una semana completa de paro y los buses urbanos conducidos por el Ejército. La veintena de trabajadores que había secundado las acciones fueron finalmente readmitidos por la amnistía laboral de los Pactos de la Moncloa. Pero desde el primer momento la compañía municipal fue un foco de tensiones .

La compañía se fundó en 1975 y ya en enero de 1976 se produjo una huelga que obligó al Ejército a conducir los autobuses

El crecimiento sindical de los años 80 hizo fortalecerse a la plantilla, que fue ganando peso específico a la hora de negociar convenios y, especialmente, de protestar o amenazar con paros para lograr sus objetivos, pero no fue hasta los años 90, ya con gobiernos locales del PP o el PA, cuando empezaron a utilizar un arma muy recurrente, la de la amenaza de huelga durante la Semana Santa y, sobre todo, en la Feria , celebración en la que el transporte público en bus es esencial.

Los desencuentros entre empresa y trabajadores durante las semanas previas a la Feria siempre se enquistaron, aunque en varias ocasiones se encontró una solución in extremis. Pero no fue así todas las veces. Fue especialmente virulento, por ejemplo, el último de los mandatos del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín , que en una de las ferias tuvo que contratar a autocares de Casal para cubrir el servicio de lanzadera al real desde el Prado y desde los aparcamientos del Charco de la Pava. En el año 2007 se produjeron las protestas más violentas que se recuerdan, con una decena de detenidos y múltiples actos vandálicos durante cuatro días que provocaron descuentos en las nóminas. Fue entonces cuando se hizo más fuerte la ASC (Asociación Sindical de Conductores), conocida por sus posiciones más beligerantes frente a la dirección de la compañía.

Díaz, en la Feria de 2010 ABC

El real de la Feria volvió a ser en 2010 el lugar en el que los trabajadores presionaron a los responsables municipales para alcanzar sus metas laborales, que consiguieron de un modo que resultó impactante. Se trata de la famosa reunión en la caseta del PSOE en la que la por entonces secretaria de Organización del partido en Andalucía, Susana Díaz , suplantó al alcalde Monteseirín y forzó al gobierno local a un acuerdo con los trabajadores, que previamente la habían perseguido y presionado por las calles del recinto ferial; aquella famosa fotografía con Díaz vestida de flamenca. Los huelguistas protestaron ante la caseta del Ayuntamiento y la entonces flamante líder de los socialistas andaluces les emplazó a verse las caras en la caseta del PSOE, donde ella resolvió el asunto obviando a los responsables municipales, quienes mantenían una postura de fuerza ante el comité.

Desde entonces, las protestas y presiones han sido recurrentes en las vísperas de las fiestas de primavera, aunque en 2014 los empleados optaron por vez primera por paros sólo parciales. Hay que tener en cuenta que la semana de la Feria, simplemente, reporta entre 1.100 y 1.200 euros a cada conductor. Un argumento de bastante peso.

La situación actual: se acaba el convenio

El final del actual convenio colectivo y las negociaciones correspondientes entre dirección y sindicatos vuelven a ser, como ocurre cíclicamente, un motivo de batalla en Tussam. Con una cuestión esencial sobre la que dilucidar: despidos o merma de servicio. Todo a causa del famoso «techo de gasto» al que obliga la ley a las administraciones públicas.

El actual convenio finaliza en dos semanas y para elaborar el nuevo es necesario ajustar un complicado «sudoku». Existe un compromiso de subidas de sueldos y, además, de cumplir con el nuevo escenario de las 35 horas semanales , todo lo que supone un mayor gasto evidente. El problema, por tanto, está sobre la mesa, ya que el Ayuntamiento sevillano ha llegado al techo de gasto en ese apartado y las leyes presupuestarias impiden superar el techo de gasto, donde ya se está situado. No se puede gastar más en el famoso capítulo 1, con lo que para poder cumplir con la plantilla sólo existen dos opciones. Una, que los empleados renuncien a la subida que se había pactado, en torno al 3%, para que el centenar de eventuales puedan mantenerse en la empresa. Y dos, que se suban esos salarios pero a cambio no puedan seguir los cien trabajadores eventuales , con la consiguiente merma en el servicio que se ofrece a los ciudadanos, como es natural. La situación es límite, por tanto, ya que el comité no acepta ninguna d las dos vías. Y no hay muchas más, al menos aparentemente.

Ya existe un precedente, no obstante. En 2011, nada más llegar a la Alcaldía el popular Juan Ignacio Zoido , los sindicatos aceptaron una rebaja del 5% de los sueldos y trabajar dos horas y media más a la semana para poder sostener los puestos de trabajo en una situación desastrosa que se había producido por la pésima gestión del equipo anterior, el de los socialistas Alfredo Sánchez Monteseirín y Francisco Fernández, y por la desatada crisis económica general. Aquel Plan de Viabilidad del PP se asumió. Ahora la situación es mejor, pero los límites legales de gastos son inamovibles y encajar la subida salarial prometida por el alcalde, Juan Espadas , y una jornada semanal de 35 horas (con el consiguiente pago de horas extras a partir de esa cifra o de más empleados) se antoja muy complicado en una tesitura financiera como la actual. En esos parámetros se va a mover la negociación, que se promete tensa porque el comité mantiene una postura firme y no quiere renunciar a ninguna de las dos cuestiones en juego. Tussam volverá a ser, como casi siempre, un quebradero de cabeza para el gobierno municipal de turno.

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