¿Por qué la Torre del Oro aparece en escudos de Cantabria?

El 23 de noviembre de 1248, la Sevilla islámica capituló ante las tropas de Fernando III

Escudos cántabros donde aparece la Torre del Oro ABC

ANTONIO PERIÁÑEZ

Hace ya 769 años que la recién construida Torre del Oro era testigo de una de las más cruentas batallas que se vivían en tierras ibéricas. El sur de la península estaba en manos de los musulmanes; y el rey Fernando III tenía un objetivo: tomar la ciudad almohade de Isbilya y volver a instaurar el cristianismo, como en el resto del reino de Castilla. Sin embargo, para esta empresa necesitaba ayuda, naves y soldados, que llegaron desde el mar Cantábrico.

«El 3 de agosto de 1248, estas naves rompieron la gruesa cadena, que a modo de maroma, unía la Torre del Oro con su torre paralela al otro lado del Guadalquivir en la bocana del puerto de Sevilla. La ruptura de esta cadena fue un hecho simbólico porque abrió el puerto de Sevilla y dejó expedita la incursión de las naves cristianas, en busca ya del puente de barcas, que también se fracturó ese día 3 de agosto» explica a ABC el catedrático de Historia Medieval, Manuel García .

El día 23 de noviembre de 1248 , capituló la ciudad islámica de Sevilla a Fernando III rey de Castilla y León . «La rendición de Sevilla supone la vuelta de la ciudad, como es plenamente manifiesto en la ciudad que hoy conocemos, a la civilización cristiana, europea y occidental. Lo que hoy somos los sevillanos, se lo debemos en gran medida a Fernando III, que no sólo fue un rey conquistador, sino fue también un rey repoblador, organizador y colonizador de la ciudad conquistada» añade Manuel García.

Sin embargo, la capitulación de la ciudad no significó la salida inminente de los andalusíes . El rey Fernando III concedió un plazo de treinta días, hasta el 22 de diciembre, para que los musulmanes abandonaran Isbilya.

Puente de barcas sobre el Guadalquivir ABC

Según este catedrático de Historia Medieval, se trataba de una fecha simbólica. De la misma manera que la conquista había sido el 23 de noviembre, cumpleaños del infante Alfonso, el 22 de diciembre era una fecha significativa en la que siglos atrás el rey Al-Mutamid, el grande de Sevilla, había pactado con el rey Fernando I de Castilla y León, la salida o traslación de los restos mortales que se conservaban en la ciudad de Isidoro de Sevilla . Y coincidiendo con ese fecha del traslado, Fernando III entraba en Sevilla iniciando el nuevo periodo de Sevilla cristiana y occidental.

Como símbolo de lo que había significado la conquista de Sevilla, pues es muy posible, indica García, que ya a comienzos del siglo XIX, en la heráldicas de muchos municipios astures y cántabros que tradicionalmente sostienen que habían participado aportando naves y tripalación marinera en la flota de Bonifás , pues se incluyera la Torre del Oro y las cadenas rotas. Se trata, por tanto,de un símbolo de aquella gran gesta militar.

Guerra total y fuego

En la conquista de Sevilla se va a emplear una práctica bélica, que se había utilizado un siglo atrás en las Cruzadas , que Manuel García califica como «guerra total». Se fundamenta en la conjunción de actividades bélicas terrestres con actividades bélicas marítimas. En las actividades bélicas terrestres hay que destacar la proliferación de máquinas de asalto y sobre todo de tormentarias , como fueron los trabucos o las catapultas de la época, utilizadas de parte y parte.

Fernando III en la toma de Sevilla ABC

«De la parte andalusí, de los sevillanos andalusies, defendieron la ciudad lanzando pellas de hierro candentes, tinajas llenas de alquitrán , que causaban un tremendo terror entre sitiadores, por el fuego que originaban, y sobre todo en la flota. Pero también los castellanos utilizaban este tipo de tormentarias que lanzaban proyectiles, a doscientos o trescientos metros, a las murallas de la ciudad. Pero las que sobrepasaban la muralla y caían dentro, como eran incendiarias, también causaban un gran pavor» dice este experto en la historia medieval de la ciudad.

Conquistada la ciudad y rendida por los líderes islámicos sevillanos, y entregada al rey Fernando III que tenía el campamento en los alrededores de la Puerta de Jerez , el rey dio un mes para que Sevilla fuera vaciada de moros. Podían salir libres con sus bienes y sus ganados, y su familia, algunos a Jerez, otros al norte de África, con la seguridad y la protección del rey.

Mientras se vaciaba Sevilla eran pocos los cristianos que entraban en la ciudad. Algunos medidores, algunos evaluadores, y poco más. Pero el séquito del rey no entró en la ciudad solemnemente hasta el 22 de diciembre.

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