Voluntarios de SOS Ayuda sin Fronteras con un sin techo
Voluntarios de SOS Ayuda sin Fronteras con un sin techo - ABC

Solidaridad de Sevilla con los sin techo en la ola de frío

El Ayuntamiento, con su campaña de frío; la Iglesia, a través de sus Cáritas parroquiales; las órdenenes religiosas con sus comedores y las ONG privadas no bajan la guardia en invierno

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Manuel, un sintecho de cincuenta y tantos años, fue enterrado el pasado jueves. Es una de las víctimas de las inclemencias de enero y de la propia vida que llevaba en las calles de Sevilla. Murió en el hospital, a donde fue llevado por los voluntarios del proyecto «Levántate y anda», de la Cáritas parroquial de San Vicente, collación a la que pertenecían otros dos indigentes que han muerto también este año en el albergue.

Si hubieran muerto en la vía pública se habrían convertido en protagonistas de las páginas de sucesos. De esta forma, gracias a Dios, atendidos, sus fallecimientos quedan registrados para quienes los conocieron y los ayudaron en tan tremendas circunstancias.

Estos tres casos de la zona de San Vicente los refiere a ABC de Sevilla la directora de «Levántate y anda», Purificación Morano, que encabeza un equipo de voluntarios que recorre los 365 días del año el entorno de la feligresía y más allá de ella.

Durante estos días de frío han incrementado el reparto de mantas, que se unen al café, el caldo caliente, la información y el acompañamiento que prestan a las personas sin hogar. Cuenta que una señora mayor les ha llevado una gran bolsa de bufandas que ha tejido y que el Ejército les ha donado una buena cantidad de mantas, «que pesan mucho». Los indigentes cargan con ellas y en ellas envuelven sus documentos, DNI, pasaporte... «lo normal es que las escondan, por lo que son retiradas por los servicios de limpieza, o que las pierdan o se las roben».

A pesar del ofrecimiento de acudir a albergues, muchos de ellos prefieren seguir en la calle, en algunos casos porque tienen perros «y no quieren dejarlos, les dan compañía, seguridad, calor...». A este proyecto pionero le siguieron «Lázaro», de la parroquia de San Sebastián, con unos cuarenta voluntarios, o, más recientemente, «Pedro Donders», con una cincuentena de ellos, de la parroquia del Santísimo Redentor, que patea las calles desde Nervión a Santa Justa.

Medio millar

El Ayuntamiento ha calculado que en la ciudad hay casi medio millar de personas sin hogar. Desde noviembre mantiene activa la campaña de frío con más de 308 plazas en los centros de alta tolerancia Virgen de los Reyes y Paseo Juan Carlos I, el albergue municipal y las que corresponden a acuerdos con otras entidades, como el Centro «Miguel de Mañara», el «Antaris» o la Fundación Atenea. La ocupación en este tiempo ha superado el 90 por ciento, según fuentes municipales.

Además, ha habilitado un espacio adicional en el Centro Permanente de Formación y Empleo del Polígono Norte dirigido especialmente a quienes padecen en la calle la ola de frío para reforzar la atención con dotación de cincuenta plazas. Se puso en marcha el miércoles 18 de este mes. El primer día pernoctaron 12 personas, el segundo 10.

Es indudable el esfuerzo solidario que realizan tanto la Iglesia, como la Administración, pero no hay que olvidar entidades privadas, como Sine Domus, una asociación apolítica y aconfesional, que sale todos los miércoles a repartir alimentos, ropa de abrigo y ayuda desde la calle Adriano, o SOS Ayuda sin Fronteras, ONG compuesta por profesionales de las emergencias, que se echaron a las calles cuando más arreciaba el frío para llevar a los sin techo mantas, algunas prendas de abrigo, bocadillos, caldo y chocolate caliente, comprado y elaborado por los propios voluntarios, que quieren aportar un poco de compañía y calor humano a quienes los necesitan.

La Iglesia a través de sus Cáritas, sus órdenes religiosas e instituciones eclesiales es un gran pilar de la atención a estos necesitados que son la cara más dramática de la estampa de Sevilla. Cáritas Diocesana ha continuado en estos días en los que arrecia el frío con su labor rutinaria de atención a los que están en las calles, informándoles de los recursos que tienen a su disposición para pasar la noche a cubierto. A aquellos que no quieren acceder a ellos se les proporcionan mantas y sacos de dormir. Cruz Roja ha reforzado la frecuencia de los equipos que salen por las noches, compuestos también por voluntarios, repartiendo alimentos y enseres de abrigo.

Otro punto fuerte de ayuda son los comedores de las órdenes religiosas, imprescindibles en esta tarea de no dejar a su suerte a los sin techo. El comedor de la Orden de San Juan de Dios, en la calle Misericordia, ha distribuido desde principios de enero 175 prendas de vestir, algo más de 50 mantas, 5.736 kilos de alimentos a 96 usuarios y 1.033 almuerzos. Comentan que «gracias a la solidaridad de los donantes, no se ha hecho un llamamiento especial para aumentar las ropas porque ahora mismo se atiende adecuadamente la demanda».

Por su parte, el Comedor del Pumarejo, de las Hermanas de la Caridad, se mantiene estabilizado en unos 300 almuerzos diarios, según explicó su directora, sor Esperanza, quien añadió que los que acuden se llevan fruta, algún dulce y leche para la tarde, e incluso se hacen ellos mismos bocadillos con el segundo plato que les ofrecen. El cercano convento de Santa Isabel es otro puntal del barrio. La madre Enriqueta indicó que acuden, como siempre, unas doscientas personas, que se llevan bocadillos.

El comedor de San Juan de Acre, de la Orden de Malta, en la calle Mendigorría, que ofrece alrededor de 200 comidas diarias, ha puesto en marcha a mediados de este enero un proyecto nuevo: los «Desayunos solidarios», con grupos de voluntarios, «con ganas de ayudar», que han estado formándose para ello. Este pasado sábado repartieron 50 desayunos en su zona.

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