Un usuario pasa la tarjeta de transporte del Consorcio Metropolitano
Un usuario pasa la tarjeta de transporte del Consorcio Metropolitano - J. J. ÚBEDA
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Sevilla, rezagada en la integración del cercanías en su tarjeta de transporte

La Junta preve instalarla primero en Cádiz, donde todas las estaciones tienen máquinas canceladoras y de control de paso

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Sevilla lleva años a la espera de la tarjeta única de transporte, un único título de viaje que sirva para todos los modos de transporte, autobús metropolitano, urbano, tranvía, metro y cercanías, como existe en muchas ciudades españolas. Aunque en 2009, con la incorporación de Metro de Sevilla y Tussam a la tarjeta sin contacto del Consorcio de Transportes del Área Metropolitana se avanzó algo en ese objetivo, se sigue a la espera del tren porque a pesar de que un año antes Junta y Renfe firmaron un protocolo para que se pudiera usar ese título de viaje en la red ferroviaria, hasta ahora la tarjeta del consorcio es para el cercanías un medio de pago, no se le aplican los descuentos que sí conlleva su uso en los otros medios de transportes.

De esta forma, a pesar de que en estos años se ha ampliado la red de cercanías con la puesta en servicio de la C-5 —Aljarafe— y la C-2 —Cartuja— y de que hay en marcha proyectos, como la conexión de esta línea con el metro en Blas Infante, que apuntan a un mayor desarrollo e interconectividad del tren con otros medios de transporte, la situación se mantiene igual y, aunque las negociaciones entre Junta y Renfe/Adif se han retomado tras años de parálisis, seguirá así durante un tiempo. Es más, todo apunta a que la integración del cercanías en la tarjeta de transporte la conseguirá antes Cádiz que Sevilla.

Cuando está a punto de cumplirse una década de aquel protocolo de 2008 que nunca se desarrolló, la Consejería de Fomento y Vivienda, a través de la Dirección General de Movilidad, retomó a finales del pasado año las conversaciones con Renfe/Adif para avanzar en la integración de los servicios de cercanías en los consorcios de Málaga, Sevilla y Cádiz y sus títulos de viajes. Se trata de una negociación compleja porque, además del acuerdo en materia tarifaria, definir qué porcentaje corresponde a cada medio de transporte, la integración conlleva un soporte material y tecnológico que permita la compatibilidad de los sistemas de gestión.

A la espera del acuerdo en torno a esos aspectos, en principio la Junta se plantea arrancar esa integración por el núcleo de cercanías de Cádiz, donde en marzo está prevista la inauguración del tranvía de la Bahía. La razón, explican, es que todas las estaciones gaditanas están «cerradas», es decir en los andenes de acceso a los trenes existen máquinas canceladoras que controlan la entrada de viajeros similares a las que existen por ejemplo en el metro de Sevilla. Esa es una ventaja con la que no cuenta la provincia sevillana, donde, aunque en los últimos años se han instalado esas nuevas máquinas en varias estaciones, no todas cuentan ellas. Es el caso de la estación de Santa Justa donde hay máquinas canceladoras pero no tienen tornos que controlen el paso de viajeros.

A partir de la experiencia de Cádiz, la Junta trasladará esa integración a Sevilla y Málaga una vez que Renfe/Adif complete el «cierre» de sus núcleos de cercanías con la instalación de la tecnología necesaria para ello.

Cuestión de uso

Esta integración permitirá en un futuro el uso de la tarjeta única del consorcio, y con ella de sus bonificaciones, en todos los sistemas de transporte públicos existentes. Según la memoria del Consorcio de Transportes de 2015, a final de ese año el número de tarjetas del consorcio en uso superaba las 600.000; con ella se realizan el 75,8% de los viajes en los autobuses metropolitanos y el 59,2% de los del metro, pero de los 80 millones de viajeros de Tussam sólo 5,5 millones usaron el titulo del viaje del Consorcio y de los aproximadamente 8 millones de los viajes del cercanías, la tarjeta metropolitana sólo se usó en 140.000.

Hay que recordar que el Consorcio, frente a los bonos de transportes que rigen en las áreas metropolitanas de Madrid o Barcelona que, con un precio fijo permiten determinado número de viajes, optó por una tarjeta de recarga, con descuentos en función del mayor uso que, en los autobuses metropolitanos pueden llegar al 40% y cuando se hace transbordo entre varios modos de transporte reduce el precio común en un 20%. Las otras empresas de transporte ofrecen ese mismo de tarjeta pero también los abonos, con lo que el usuario debe decidir cuál le conviene más dependiendo del uso que haga de cada transporte público.

En el caso de que se haga transbordo entre varios modos de transporte, metro y bus o bus metropolitano y bus urbano, actualmente es más barato el uso de la tarjeta del consorcio. Pero si, por ejemplo, no necesita coger más de un autobús en sus trayectos en la capital, le interesa más usar el título de Tussam: el precio del viaje con la tarjeta sin transbordo de la empresa municipal de autobuses de Sevilla es de 0,60 euros mientras que si usa el título de viaje del consorcio el precio es de 0,76, el mismo que Tussam fija en su tarjeta de transbordo. Además, Tussam ofrece también un bono de viajes de 30 días por 36,30 euros al mes, una alternativa para los que los usan el autobús de forma más frecuente. En el caso de Metro de Sevilla además de la tarjeta propia, que mantiene las mismas tarifas que la del consorcio, hay un bonometro de 45 viajes en un mes que reduce el precio del trayecto en 16 céntimos.

Cercanías, que es el sistema que falta por incluir dentro de la tarjeta, ofrece un abono mensual con dos variedades, limitados, permite realizar dos viajes al día por limitado desde 34,70 a 109,70 euros según la zona, e ilimitado, donde pueden hacerse los viajes que se quiera por un precio que oscila entre los 40,90 y los 110,65 euros según las zonas.

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