Parte de los condecorados, en el desayuno organizado este lunes
Parte de los condecorados, en el desayuno organizado este lunes - ABC
SEMANA DE LA POLICÍA LOCAL

Sevilla condecora a los dos policías que detuvieron al asesino de la Plaza Nueva

Este miércoles se entregan casi cien distinciones a policías locales por sus méritos en el trabajo y participación en acciones de riesgo

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Más allá del cine de Hollywood, cada ciudad tiene, en su escala, otros pequeños héroes cotidianos, como algunos de sus agentes de la autoridad. Para que la labor de éstos no pase inadvertida, y en el caso de la Policía Local, el Ayuntamiento de Sevilla viene organizando desde hace unos años una entrega de condecoraciones que coincide con la festividad del patrón del cuerpo, San Clemente. El acto se desarrollará mañana con la oficialidad y pompa que le corresponde, pero antes, en la mañana de ayer, el delegado del ramo, Juan Carlos Cabrera, quiso conocer personalmente a alguno de los policías que recibirán la distinción y mantener con ellos un encuentro cercano para «conocer cada una de las historias y dar las gracias por tanta dedicación a los sevillanos».

De ahí que se organizara un desayuno en el que estuvieron los principales galardonados de mañana.

Entre ellos van a estar los dos agentes del Grupo Giralda —la unidad especializada de paisano en el casco histórico— Rafael Barea y Antonio Benítez, que fueron los encargados de detener al hombre de 40 años acusado del asesinato de otro de 55 que dormía en un banco de la Plaza Nueva la noche del 16 de septiembre. Un tipo muy agresivo que contaba con 57 detenciones anteriores y muchos hechos violentos detrás, que había pasado ya por la cárcel y que asestó dos puñaladas con un cuchillo jamonero a la víctima tras una discusión entre ambos. Los agentes departieron ayer con el delegado y narraron después a este periódico cómo vivieron aquellos frenéticos momentos.

«Nos avisaron desde la emisora de que se había producido elaltercado en la Plaza Nueva cuando estábamos en la Alameda —explicaba Barea—, pero tardamos apenas tres minutos en llegar con el patrullero aprovechando la calle Tetuán. Y al poco de llegar y una vez estaba aquello organizado y atendida la víctima, nos dimos cuenta del revuelo enorme y de gente corriendo en la zona de la esquina que da a la calle Méndez Núñez. Supusimos que se trataba del agresor y mi compañero salió para allá disparado mientras yo me quedaba con la víctima».

«Por lo que supimos después —narraba Benítez—, el presunto asesino se había desprendido del cuchillo en un contenedor de esas calles, pero era un tipo muy peligroso. Cuando estaba ya acorralado, porque hubo gente que ayudó diciéndonos por dónde iba, se metió en un bazar chino, donde había incluso menores. Yllegó a amenazar con coger una de las botellas, romperla y cortar el cuello a los que había por allí. Afortunadamente logramos reducirle y se entregó, pero se trataba de un tipo muy peligroso, con un historial tremendo y con un carácter muy problemático».

En este sentido, los agentes recordaban la propia conversación que mantuvieron con el agresor una vez maniatado. «Hablábamos entre nosotros del estado de la víctima y de si solicitábamos más asistencia médica, pero nos dijo con total frialdad que no nos preocupásemos y que no había nada que hacer, que con las dos puñaladas que le había pegado tenía más que suficiente para no sobrevivir. Era un tipo muy peligroso. Y afortunadamente no se metió en el bar de la esquina al huir...».

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