Día Internacional de la Mujer

Sevilla celebra un 8-M, multitudinario, dividido y contra «la ultraderecha»

Dos manifestaciones y una concentración tiñen la capital andaluza de morado feminista

Un centenar de autocares discrecionales y turísticos se movilizan por las calles de Sevilla

La manifestación «alternativa» acabó en el Palacio de San Telmo, sede del Gobierno del PP-Cs J. M. Serrano

Romualdo Maestre

Sevilla, con dos manifestaciones y una concentración en la Plaza del Pumarejo, se ha vestido este domingo, día internacional de la mujer, de morado.Pero no un malva unitario , no, porque esa es la penitencia de un cronista: diferenciar cuántos feminismos hay en el mismo acto. El que se agrupa detrás de las pancartas de los sindicatos está claro, pero ¿y el otro? Ahí radica la riqueza del feminismo . Mientras que todo el mundo concluye que el machismo es unívoco y deplorable, en el movimiento violeta caben todas las interpretaciones y sensibilidades . Desde las mujeres moderadas que reivindican mantener y afianzar los logros conseguidos y luchar para obtener más, pero siempre desde el respeto y con la ayuda y colaboración del hombre, hasta el otro extremo; las que consideran que éste, por el mero hecho de serlo, ya es un violador en potencia. Y eso es lo que se vio en la capital hispalense bajo un sol primaveral. Sobre cifras, unas setenta mil según los organizadores y la mitad por los policías consultados por este redactor. En todo caso, no fueron tantos como el año pasado. ¿Coronavirus?

Charo Luque , presidenta del Movimiento Feminista de Sevilla, que agrupa a más de 40 organizaciones y era la pancarta que abría el recorrido digamos «oficial», el que iba desde la estatua del Cid al Ayuntamiento, afirma que no hubiera una sola protesta no era un problema, «porque en el fondo esto es solamente un reflejo de la sociedad». «Lo importante es que todas luchan por las mujeres», añadió para restarle importancia a la división.

«Asisto con preocupación» a las noticias en las que Vox «pone el no avance en igualdad como elemento para votar unos presupuestos», afirmó Montero

Previamente, antes de comenzar la marcha, la ministra de Hacienda del Gobierno, María Jesús Montero , convocó a los medios para hacer unas declaraciones. Allí se presentaron también el hombre fuerte de Sánchez en Andalucía, Alfonso Gómez de Celis y José Fiscal, el nuevo portavoz de Susana Díaz en el Parlamento andaluz. Todos ataviados como cuando van los socialistas a las minas de Asturias, sólo que el pañuelo al cuello para esta ocasión no era rojo sino el apropiado malva . Montero reivindicó el papel de la mujer en los avances sociales y en la lucha por la igualdad y de camino, cargó contra «la ultraderecha». «Asisto con preocupación» a las noticias en las que Vox «pone el no avance en igualdad como elemento para votar unos presupuestos, apoyar una ley o directamente para seguir dejando que el PP esté en San Telmo». Igualmente consideró que es «una vuelta al pasado» por «la soflama que se escucha de la ultraderecha en relación con noticias falsas respecto a denuncias falsas y respecto a los perfiles». De este modo, «hablar de perfiles de mujeres maltratadas o de pseudo justificaciones de las personas que ejercen la violencia», según la ministra, «es una cuestión absolutamente superada por el movimiento feminista». También insistió en que «la ultraderecha es una amenaza a la lucha por la igualdad y la lucha por las mujeres» , pero se mostró «confiada en que todas nosotras, nuestras compañeras, todas las personas y, sobre todo, las mujeres jóvenes, no van a permitir que en este país se dé un paso atrás». Concretó que «es obvio que se da menos dinero para que los ayuntamientos puedan combatir o puedan atender a la mujer en los puntos donde reciben información de primera mano sobre cómo salir de situaciones de violencia o dónde acudir».

Una Cámara andaluza sin acosos

La consejera de Igualdad, Rocío Ruiz , y la presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet , ambas de Ciudadanos, cien metros más alejadas y sin banderas, insignias ni anagramas que las pudieran identificar, coincidieron este domingo en pedir «unidad» para avanzar en la igualdad real de las mujeres y lograr una sociedad «más justa». Ruiz tachó de «populistas» las declaraciones de Montero, primero porque ellos no tienen un pacto con «la ultraderecha» y segundo porque «cualquiera puede comprobar que en los presupuestos aprobados se ha aumentado la ayuda a las mujeres». Item más, la consejera le agradeció la visita de la también portavoz de Pedro Sánchez a Sevilla, pero le pidió que pague los 537 millones de IVA y los 4.000 millones de euros de financiación «que nos debe» . Entre otras cosas para poder luchar más y mejor contra la violencia de género. Por su parte, la presidenta del Parlamento, Bosquet, aprovechó el día morado para avanzar en la nueva legislación que está preparando para hacer de la Cámara andaluza «y a todos sus trabajadores, un espacio mucho más igualitario, libre de acosos, algo muy novedoso y que nadie había hecho hasta ahora».

Las ausencias del Partido Popular fueron más que notables. Su presidenta provincial, Virginia Pérez, brillaba por su ausencia . Primero porque no asiste nunca a este tipo de actos, lo cual se entiende dado el clima ambiente y segundo porque en el partido había libertad de hacerlo. Sólo la diputada Sol Cruz Guzmán , rodeada de militantes se le identificó con una pancarta con el puente del Cachorro y la leyenda «Hay que cruzar puentes».

Filosofar sobre el sexo

A medida que se pone en marcha la manifestación, donde dicho sea de paso, apenas se ven banderas andaluzas, ningunas constitucionales y sí varias tricolores de la Segunda República , los gritos contra las derechas son unánimes, «Vox, PP, la misma mierda es» o «patriarcado y capital, alianza criminal».

Un grupo de jóvenes estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide, entre 21 y 22 años lanzan consignas contra el capitalismo. Son representantes del feminismo «radical». Luz Martínez Soria , actual secretaria de este «espacio feminista» con representación en el Consejo de Estudiantes de la UPO nos explica en qué se diferencian del feminismo liberal. Este último «usa el 8M para organizar fiestas en discotecas y sacar rédito económico del movimiento», y no el de ellas, que quieren «involucrarse en el tejido social». Cuando ya me habla de que en la universidad «filosofan sobre el sexo» me veo obligado a sacar la grabadora y tras pedirle el correspondiente permiso le doy a la tecla roja: «Nos centramos en la raíz de la cultura machista , por lo tanto filosofamos sobre el sexo como condición biológica en contraposición al género como constructo social y también analizamos la diferente socialización que se hace a hombres y mujeres, por eso llegamos a la cultura de la violación, la cultura del sexo que se basa mucho en el porno, lo que conlleva la ausencia de una educación sexual afectiva». Martínez Soria estudia Políticas -no es difícil averiguarlo-, y cree en el feminismo anticapitalista. Como todo «anti» lleva aparejado un pro, me veo obligado a demandarle cuál es el del feminismo radical; responde que ellas son «apolíticas». Ah, y asegura que sus camisetas no están hechas en Bangladesh sino que son del comercio justo .

Mientras tanto, los gritos resuenan cada uno muy diferente. Al clásico «y luego diréis que somos cinco o seis», comodín que vale para cualquier manifestación sea de lo que sea en cuanto ven una cámara de un fotógrafo o de televisión, le sigue el de «no es un caso aislado, se llama patriarcado», referido a una violación.

Detalle de la manifestación del 8-M ayer en Sevilla J.M. Serrano

En el apartado sindical los dos mayoritarios, CC.OO. y UGT, aunque separados, mantienen la misma línea de salida de sus respectivas pancartas. Por parte del sindicato socialista, su secretaria general, Carmen Castilla , rememora la «igualdad entre hombres y mujeres que nos otorga la Carta Magna» y cuando le recuerdo las declaraciones de Montero afirma que hay que «tener mucho cuidado con las palabras, no se puede negar la existencia de la violencia de género, ni que en Andalucía existe un 24,4% de brecha salarial , pero a mí lo que dice el presidente de la Junta para luchar a favor de las mujeres me gusta, otro cosa luego serán los hechos». (Mientras escribo en la libreta a la vez que avanzo de espaldas delante de la pancarta pregunta si entiendo mi letra; le cuento el chiste del médico que dejó su testamento ológrafo y el notario lo mandó al boticario para que lo interpretara. Ambos nos reímos, porque esta jornada aparte de reivindicativa es también festiva).

Cabeza de la manifestación de Sevilla J.M. Serrano

Silvia Muñoz Varela es la presidenta del Foro de Abogadas Clara Campoamor y vienen hoy de estreno. «Somos un grupo de unas 30 profesionales del Derecho que queremos trabajar en las mismas condiciones que los hombres; donde más desigualdades tenemos es en el cuidado de los niños y ancianos por la conciliación y las retribuciones desiguales». La paradoja del caso es que donde más mujeres se presentan es a la carrera judicial, «nosotras no tenemos problemas con eso, pero por ejemplo no hay féminas entre los altos cargos de la judicatura, salvo Victoria Ortega, presidenta del Consejo General de la Abogacía Española, nuestro modelo», se enorgullece.

Una bandera del PCPE (Partido Comunista de los Pueblos de España), con su hoz, su martillo y todos sus avíos , cobija a Isabel Santos López . «Soy nieta de maquis y de preso político, de los que hicieron el Canal de Bellavista -concreta-, estamos aquí para defender sólo a las mujeres obreras». ¿Las ricas no tienen derechos?, pregunto como si hubiera muchas diferencias en que un marido falto de neuronas pegara a su mujer con un palo de golf o de fregona. «Bueno, es que no es lo mismo una mujer con mil millones de euros que una kelly [camareras de hotel]», responde.

Otro eslogan muy coreado entre las asistentes para defender la transexualidad es el de «ito, ito, mi niña tiene pito; “oño, oño, mi niñ0 tiene coño».

La manifestación «alternativa» era mucho más divertida y musical

La segunda manifestación, la que partía desde la Torre Sevilla antes Pelli, y tenía que acabar en la sede del Gobierno, en el Palacio de San Telmo, era mucho más divertida y musical. Se puso en marcha con dos horas y media de retraso, organizar las tamboradas, las batucadas y demás «performans» lleva su tiempo. Esta era la «alternativa», más «transversal», donde confluían jóvenes con los pechos descubiertos y pintados con eslóganes que se molestaban cuando los compañeros fotógrafos las enfocaban, «¡eh, que nos tenéis que pedir permiso, que os vamos a denunciar!», hasta saharauis con túnicas hasta los pies y velos en las cabezas.

Esta concentración estaba al margen de los partidos y sindicatos. Mucho más jóvenes sus participantes, muchos de ellos quinceañeros, estaban convocados por Acción en red y Akelarre feminista. Una mezcla curiosa entre mujeres por el lesbianismo, gritos de Yin Yan y banderas kurdas o la petición de libertad para Khalida Jarrar , una dirigente palestina que lleva en la cárcel, detenida por los israelíes seis meses; Rosario Granado, de la Plataforma de Solidaridad por Palestina afirma que «arbitrariamente» y que por eso vienen a manifestarse. También se ven banderas rojinegras de la CGT . Entre los gritos de estos concentrados se repite mucho el de «hay que quemar, hay que quemar la Conferencia Episcopal; por machista y patriarcal». Una pancarta llama la atención entre todas. La lleva una mujer y arrastra un carrito con un niño: «El objetivo final del feminismo es la familia monoparental».

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