Redescubriendo los puentes de Sevilla

Nos ponemos cómodos para disfrutar de un bonito paseo por el Guadalquivir, un río con historia y sin el que la mirada de los sevillanos estaría incompleta

Vista del río Guadalquivir desde el puente de San Telmo Raúl Doblado

Raquel Cordón

Vivir a la vera del Guadalquivir es un placer del que los sevillanos pueden presumir con orgullo. No hay día del año en el que en su serpentear por la ciudad no le acompañen paseantes, deportistas o aficionados a la pesca. Este río ha sido testigo de destacados hitos históricos, como la batalla que lleva su nombre y que tuvo lugar allá por el año 206 a.C. También ha gozado de una gran importancia en la ciudad, siendo el único puerto autorizado para el comercio con América, ya en el siglo XVI.

Sus aguas han sido navegadas por tartesos, romanos y musulmanes. ¿Sabías que los romanos le dieron el nombre de «Betis»? Esta denominación, que aún mantiene esta conocida calle sevillana, se mantuvo hasta la llegada de los árabes. Precisamente, fruto de la herencia musulmana, conocemos hoy en día a este río como «Guadalquivir», que significa «río grande» .

Al igual que este río tiene un papel importante en la historia, también lo tiene en las propias historias y vidas de los sevillanos. Porque, ¿quién no ha disfrutado alguna vez de esos atardeceres mágicos junto al puente de Triana?, ¿ quién no ha hecho del paseo por el río su particular circuito de entrenamiento ?, ¿quién no ha cruzado el puente del Alamillo para disfrutar de un domingo en familia en el parque?

Quizá no hayas caído en la cuenta, pero el Guadalquivir y sus puentes seguro que aparecen en algunos de tus recuerdos más especiales. Son un claro testigo de tus vivencias, como años atrás lo fueron de las de otros sevillanos como tú. Hoy nos vamos de paseo por el río dispuestos a ver con otra mirada estos puentes que tanto te conocen. Cálzate y vente con nosotros. Es el momento de que los redescubras, de que te sorprendan con esas historias y anécdotas que solo se cuentan cuando hay confianza. 

Puente de las Delicias

El Puente de las Delicias fue diseñado para sustituir al de Alfonso XIII, o de Hierro, que se levantó con motivo de la Expo del 29. El actual es un proyecto que se pone en marcha como parte de los preparativos para la Expo del 92, que también trajo consigo la instalación de otros cinco más en la ciudad.

Fernández Troyano y Manterola Armisen son los ingenieros que firman el diseño de este puente. Un proyecto que plantearon con un guiño muy especial. Y es que, a modo de homenaje al antiguo Puente de Barcas, donde ahora se localiza el de Triana, decidieron dar forma de quilla a sus dos pilares centrales.

Puente de Los Remedios

Caminando por el Muelle de las Delicias pasamos por el Acuario de Sevilla, así como por varios establecimientos de ocio, que han contribuido a la recuperación de la vida en esta zona, con restaurantes y bares de copas donde poder pasar un rato agradable.

No olvidemos que el Guadalquivir es el único río navegable de España. Esto permite la llegada de cruceros de gran envergadura a la ciudad, además en una localización envidiable. A tan solo unos minutos andando, los turistas pueden llegar al casco histórico. Eso por no hablar del Parque de María Luisa, al que se puede acceder desde la Glorieta de los Marineros, nuestra próxima parada.

Aquí nos espera el Puente de Los Remedios, que fue levantado entre 1966 y 1968 bajo el diseño de Carlos Fernández Casado . En sus orígenes se le conocía como el Puente del Generalísimo, por haber sido inaugurado por Francisco Franco.

Puente de San Telmo

En nuestro caminar por el río, nos movemos ahora en paralelo al Paseo de las Delicias, atravesando el Muelle de Nueva York, que goza de un ambiente increíble desde que hace pocos años se instalaran varios quioscos y terrazas y se habilitara un paseo con zonas ajardinadas.

Nos encontramos ante los pies del Puente de San Telmo, que debe su nombre al Palacio que se sitúa a escasos metros . Conecta el centro de la ciudad con el barrio de los Remedios y es una de las salidas para llegar al Aljarafe. Precisamente, su construcción formaba parte de los planes de expansión de la ciudad hacia nuevos barrios.

El Puente de San Telmo se inauguró en 1931 y fue construido bajo la dirección del ingeniero José Eugenio Ribera . Inicialmente era móvil, permitiendo el paso de los barcos, pero en los años 60 se modificó su estructura para hacerlo fijo. Esto se debió al cambio de la actividad portuaria, que se desplazó más al sur.

Puente de Triana

Su verdadero nombre es Puente de Isabel II y, sin duda, es uno de los monumentos más emblemáticos de Sevilla. Hasta mediados del siglo XIX, en este mismo lugar se encontraba el Puente de Barcas, el primero que se construyó en la ciudad. Lo tendió el califa almohade Yusuf en el año 1171. Se trataba de una pasarela sustentada sobre once barcazas de madera. Como tal, era tambaleante y frágil, lo que conllevó continuas labores de mantenimiento.

El puente actual fue levantado en 1852 con el diseño de los ingenieros franceses Steinacher y Bernadet , que incluyeron la piedra y el hierro entre sus materiales base. Este proyecto está inspirado en el parisino Puente del Carrousel, hoy desaparecido.

Declarado Monumento Histórico Nacional en 1976 , este puente es el más antiguo conservado España hecho de hierro.

Puente del Cristo de la Expiración

Nuestra siguiente parada nos lleva al Puente del Cristo de la Expiración. Popularmente también se le conoce como del Cristo del Cachorro.

Su instalación también se desarrolló en el marco de los planes de la Expo del 92 , un evento en el que el río jugaba un papel clave.

Este puente fue diseñado por José Luis Manzanares , ingeniero de Triana, y está inspirado en el de Alejandro III de París. Se inauguró en 1991 y cuenta con una característica única con respecto a otros puentes de la ciudad: los pasos peatonales están cubiertos por velas blancas que cuelgan de mástiles.

Pasarela de la Cartuja

Mientras seguimos caminando dejando la isla de la Cartuja al otro lado del río, pasamos por debajo de la pasarela que lleva el mismo nombre, una instalación con reconocimiento internacional.

Fue diseñado por Fritz Leonhardt y Viñuela Rueda . Con un tablero de 235 metros de longitud y 11 de ancho y un canto de 3 metros en su centro-luz, sorprende por su sencillez y bajo impacto visual. Precisamente esto último se tuvo en cuenta en su construcción, para no restar protagonismo al monasterio de la Cartuja, que se localiza a pocos metros. Sin duda, nos hallamos ante una obra singular. El montaje de la pasarela se realizó en tierra para, posteriormente, ser desplazado y anclado en su actual localización .

Puente de la Barqueta

El Puente de la Barqueta es uno de los principales accesos a la Sevilla amurallada . Es la puerta que conecta la Sevilla histórica con la moderna. Fue levantado con motivo de la Expo del 92.

Para que este concepto quedará patente, se trasladó al diseño una novedad mundial: el arco se apoyaría en un pórtico triangular y sus patas nacerían fuera del tablero. Una manera ingeniosa de permitir un paso diáfano y visualmente limpio.

Nos encontramos ante un puente de tablero fijo de un solo ojo, con un gran arco de acero y que se apoya directamente sobre las orillas del río. Los responsables de esta idea son los ingenieros Arenas y Pantaleón. En su realización se empleó una tecnología nunca utilizada hasta la fecha en el mundo . La construcción tuvo lugar en tierra para, posteriormente, emplazar y unir las diferentes partes del puente mediante la tracción de unas barcazas.

Puente del Alamillo

Con forma de arpa, 140 metros de altura, una inclinación de 58º y un solo brazo que soporta todo su peso, nos encontramos ante una obra de ingeniería de destacado valor. Tras este proyecto está Santiago Calatrava , que deja a la luz algunas de esas cualidades que le hacen único. Por ejemplo, y como es habitual en sus puentes, aquí encontramos una zona peatonal separada del área de circulación de vehículos.

Inicialmente estaba prevista la construcción de un puente gemelo al otro lado de la Cartuja , pero por falta de presupuesto solo se ejecutó el que se localiza en el Alamillo.

El diseño, su integración con el paisaje y su combinación de tecnología, ingeniería y arte convierten a esta obra en una de las más representativas de este autor.

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