¿Quién fue Vigil de Quiñones, que dio nombre al Hospital Militar de Sevilla?

Este médico fue uno de los supervivientes del batallón español que defendió heroicamente el último bastión de España en Filipinas

Imagen de quienes defendieron heroicamente Baler (Felipinas) en 1898, entre los que se encontraba el médico Vigil de Quiñones, que fue director del Hospital Militar de Sevilla ABC
María Jesús Pereira

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En 2019 se cumplen quince años desde que cerró sus puertas el Hospital Militar Vigil de Quiñones, un centro que el Ministerio de Defensa transfirió a la Junta de Andalucía, sin que el Gobierno socialista haya vuelto a ponerlo en funcionamiento a pesar de las enormes listas de espera en la sanidad pública. ¿Pero quién fue Vigil de Quiñones, un personaje desconocido para muchos sevillanos? Este militar formó parte de un batallón español que defendió heoricamente Baler, cerca de Manila, el último bastión colonial de España en ese archipiélago. Sólo 33 militares del batallón, entre ellos Vigil de Quiñones, sobrevivieron y fueron conocidos como «los últimos de Filipinas».

La gesta del «Sitio de Baler» fue inmortalizada en dos películas españolas, una de 1945, dirigida por Antonio Román, que protagonizaron, entre otros, Fernando Rey y Tony Leblanc. En 2016, Salvador Calvo dirigió una nueva versión, «1898. Los últimos de Filipinas», que este sábado TVE emite a las 22.05 horas por La 1. La cinta está protagonizada, entre otros, por Luis Tosar y Javier Gutiérrez.

Colonias

En 1896, España aún conservaba las islas de Cuba y Filipinas. Sin embargo, comenzaron disturbios contra el gobierno colonial. En Baler, situada en una cala rodeada de montañas y un río, cerca de Manila (Filipinas), llega un destacamento para poner en marcha el hospital que había sido destruido. Con ellos iba Rogelio Vigil de Quiñones (Marbella, 1862), quien había ejercido la profesión médica durante once años en la Alpujarra granadina.

¿Por qué un médico marbellí, que estudió en la Universidad de Granada y trabajó en Almería acabó en Filipinas? Un desengaño amoroso hizo a Vigil de Quiñones alistarse en el Cuerpo de Sanidad Militar y presentarse como voluntario para ir a Manila como teniente médico, según cuenta el letrado Ignacio Bidón y Vigil de Quiñones, su nieto y hoy cónsul de Filipinas en Andalucía occidental.

Con 35 años, Rogelio Vigil de Quiñones zarpa de Barcelona en diciembre de 1897 con destino a Manila, a donde llegó en enero de 1898. Primero trabaja en el servicio de guardias del Hospital de Malate hasta que lo destinaron al batallón de cazadores destinado en Baler, a 200 kilómetros de Manila y donde vivían unos 2.000 habitantes.

Soldados tagalos con la última pieza de artillería con la que cañoneaban el destacamento español de Baler (Filipinas) en 1898 ABC

Guera España-Estados Unidos

Se produce entonces una rebelión tagala y un ataque al destacamento de Baler, al mando del teniente Mota, produciéndose un reemplazo, con Saturnino Martín Cerezo al frente. Un correo llega al pueblo avisando del inicio de la guerra de España con Estados Unidos, así como de una nueva revuelta de los tagalos. Ante esta situación beligerante, el 30 de junio de 1898 los 55 hombres que formaban parte del destacamento español de Baler se atrincheran en la iglesia de la localidad , protagonizando un episodio histórico que se conoce como el «Sitio de Baler».

Los soldados resisten en la pequeña iglesia de Baler el ataque de 400 soldados tagalos. Ese grupo de españoles, entre los que estaba Rogelio Vigil de Quiñones, de fiende durante once meses la última posición de España en la antigua colonia, escribiendo lo que algunos expertos castrenses consideran «una de las páginas más brillantes de la historia militar española».

Dentro de la iglesia, unos soldados murieron de beriberi, otros de disentería y algunos por arma de fuego. En noviembre de 1898, el propio Vigil de Quiñones cae gravemente herido por arma de fuego, a pesar de lo cual continuó curando no sólo a los sitiados, sino que en pequeñas treguas auxilia a los rebeldes tagalos, según cuenta Ignacio Bidón.

«El trabajo de Rogelio Vigil de Quiñones fue encomiable, ya que atendía las epidemias, especialmente el beriberi, y a los heridos, sin apenas equipo sanitario », señala el cónsul de Filipinas en Andalucía occidental, quien subraya que además fue capaz de desmontar un ataque en Baler cuando estaba herido por arma de fuego.

El 10 de diciembre de 1898 se firma en París el tratado por el que España cedía por veinte millones de dólares a Estados Unidos sus colonias en Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam , dándose por finalizada la guerra entre ambos países, lo que en España se conoció como «El desastre del 98» . Durante meses, a los sitiados llegan primero rumores y después comunicados oficiales sobre la pérdida de Filipinas pero no les dan crédito porque creían que era una treta del enemigo, ya que no pensaban que España hubiera podido perder tan rápidamente el archipiélago.

El batallón español resiste en la iglesia de Baler hasta el 2 de junio de 1899, cuando quedaban 33 soldados hambrientos, harapientos y muchos desdentados. Fue entonces cuando se reunieron jefes y oficiales españoles y filipinos, y se suspendieron las hostilidades por ambas partes. A los 337 días de asedio se iza la bandera blanca y se redactó el acta de capitulación , que firman el teniente Martín Cerezo y el médico militar Vigil de Quiñones.

Sin embargo, los sitiados no salieron como prisioneros de guerra, sino que fueron acompañados por las fuerzas republicanas en un gesto caballeroso porque supieron reconocer así el valor de aquellos hombres que históricamente defendieron la última bandera del imperio español en ultramar, destaca Ignacio Bidón y Vigil de Quiñones.

Rogelio Vigil de Quiñones, que formó parte de los llamados «últimos de Filipinas» ABC

Rendición

El 7 de junio de 1899 zarparon para Manila los 33 supervivientes y recibieron un homenaje en el Casino Español de la ciudad. El 30 de junio de 1898, el presidente de la República de Filipinas, Emilio Aguinaldo, aprobó un decreto subrayando la admiración que se había ganado el batallón de Baler y disponiendo que «l os individuos de que se componen las expresadas fuerzas, no será considerados como prisiones, sino por el contrario, como amigos».

En el vapor «Alicante», el batallón llegó al puerto de Barcelona el 1 de septiembre de 1899, sin que se le rindieran honores, a lgo incomprensible, según Ignacio Bidón. En 1945 todavía vivían ocho soldados de los últimos de Filipinas.

Tras el «Sitio de Baler», Vigil de Quiñones fue después destinado a Madrid, al regimiento Soria 9. En 1900, previa oposición, formó parte de la Academia Médico Militar y fue nombrado en 1901 médico segundo de guardia del Hospital Militar de Sevilla . Después tuvo otros destinos en Canarias, Pamplona, Barcelona y Melilla (donde fue ascendido a capitán médico en 1909).

En 1910, cuando tenía 48 años, se casó con Purificación Alonso Ruiz, con quien tuvo seis hijos, entre ellos Purificación Vigil de Quiñones -madre de Ignacio Bidón-, el último hijo nacido de uno de los supervivientes del «Sitio de Baler». Filipinas. En 1913 vuelve Vigil de Quiñones a Sevilla, donde es destinado en el Regimiento de Caballería Alfonso XII número 21, participando de nuevo en la guerra de Marruecos.

Elementos del uniforme del comandande médico Rogelio Vigil de Quiñones, hoy depositados en el Consulado de Filipinas en Andalucía occidental ABC

Hospital Militar de Sevilla

En 1918, ascendió a comandante médico de Sanidad Militar, con destino en el Hospital Militar de Sevilla, que dirigió hasta 1923 . En 1945 falleció a los 83 años en Cádiz pero posteriormente sus restos fueron trasladados al panteón mausoleo de los Héroes de Cuba y Filipinas, ubicado en el cementerio de la Almudena de Madrid.

En 1998 se bautizó al Hospital Militar de Sevilla -inaugurado en 1980, con 12 plantas y 5 quirófanos- con el nombre de Rogelio Vigil de Quiñones , a quien además se le reconoce una labor investigadora en su lucha contra el beriberi, una enfermedad cuya causa es la carencia de la vitamina B1, que provocó la muerte de 12 militares del batallón de Baler. «Mi abuelo combatió el beriberi con sus conocimientos, hierbas y verduras frescas, gracias a lo cual él mismo se curó de la enfermedad»,señala.

Ignacio Bidón, cónsul de Filipinas en Andalucía occidental, junto a un busto de su abuelo, Rogelio Vigil de Quiñones Rocío Ruz

A Vigil de Quiñónes, que ejerció su profesión en Europa, Asia y África, se le concedió la Cruz de San Hermenegildo y la medalla militar de la Campaña de Marruecos, así como varias cruces al mérito militar. «Le faltó la Cruz Laureada de San Fernando, para la que fue propuesto, y que esperamos se le conceda después de más de cien años», declara Ignacio Bidón.

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