Catalanes en Sevilla

«El problema es el dinero; en Cataluña la pela es la pela»

2.500 catalanes viven desde Sevilla el «procés»; Marta Strohecker, presidenta de la casa de Cataluña, se opone y sufre rechazo por su origen; ¿Separatistas? ABC encontró a uno pero rehusó pronunciarse

Marta Strohecker, presidenta de la Casa de Cataluña en Sevilla ROCÍO RUZ

MERCEDES BENÍTEZ

En Sevilla hay 2.500 catalanes pendientes de su tierra . Sobre todo, este fin de semana. Aunque la colonia catalana no tiene previsto nada especial y menos poner urnas, el«Casal de Catalunya», la pequeña sede de la calle Virgen de Regla, es el punto de encuentro después de que el propio alcalde, Juan Espadas, acudiera a la inauguración el pasado 12 de septiembre a brindar con cava. Para el 1-O no preparan nada especial.Cada uno se quedará en su casa y lo verán por televisión y comentarán las incidencias por el grupo de whatsApp.

Su presidenta, Marta Strohecker Pallarolas, que lleva 37 años en Sevilla, se queja de que mientras en Europa hay casas regionales con «subvenciones estupendas», el Gobierno catalán ignora a las de España. Además de celebrar comidas con productos de su tierra, en la casa imparten clases de catalán a jóvenes que han terminado la carrera y necesitan hablar esa lengua para trabajar en Cataluña. La falta de subvenciones para pagar a los profesores les ha obligado a imponer cuotas. Una situación que tacha de discriminación ya que la Generalitat ni siquiera les envía póster turísticos para un stand sobre Cataluña.

En cualquier caso esta catalana, nacida en Barcelona y que se mudó a Sevilla por el traslado de su esposo, se siente sevillana y catalana. Ella, que durante años regentó una floristería que ahora regenta su hija, es pura fusión. Además de recordar los antepasados «andaluces de Jaén» de Carles Puigdemont o Gabriel Rufián , lo tiene claro: «Cataluña no va a ser independiente», vaticina. A su juicio, si esa situación llegara a producirse, «sería una ruina». Ylo razona de forma muy gráfica. «No puedes independizarte y decir que las pensiones las pague Madrid. Si eres madre y un hijo se independiza es porque gana dinero, adiós muy buenas. No vale independizarse y pedir comida y medicinas», recalca.

Para Strohecker todo se reduce a un problema de dinero porque «en Cataluña la pela es la pela». Y rechaza que se identifique catalanes con los independentistas. «La mente de un catalán es una y la de los independentistas otra» , explica preguntándose «qué hacen los manifestantes a las nueve de la mañana en la calle en lugar trabajar».

Ella como otros paisanos ha sufrido rechazo por su origen. Sin embargo, insiste en que los catalanes que están en Andalucía quieren votar para demostrar que el no a la independencia es mayoría. «A ver cómo explicamos al resto de España que los del no somos más pero ellos hacen más ruido».

«¿Independentistas en Sevilla? Haberlos haylos, pero no se mueven de aquí porque aquí se vive muy bien», dice. De hecho, ABC localizó a uno de esos catalanes afincados en Sevilla y a favor del «procés», según sus paisanos. Pero el hombre rechazó hablar con ABC. «Es el único que hay», dice otro catalán que lleva 50 años en Sevilla y que tiene perfectamente identificado a su paisano separatista. Jaime Sanglás, jubilado de Barcelona, está en contra de la independencia y cree que es cosa de «cuatro locos». Otra opinión la da Pilar Comillas de Lérida y que vive a caballo entre Sevilla y Cataluña. Se queja, sobre todo, de que se está produciendo una gran división dentro de las familias y no se puede hablar del tema ni con los amigos. «Si quieren, que hagan referéndum pero estoy en contra del separatismo», dice.

Ramón Rodríguez Turull, jubilado de Barcelona lleva 32 años en Sevilla, a donde llegó para montar una empresa de contadores. Al principio le compraban por ser catalán. Ahora no le compran por eso mismo. Y eso le hace pensar que los independentistas «han provocado que los españoles desprecien a los catalanes». Su hijo Ramón Rodríguez, de 52 años, rechaza el separatismo aunque votó a CiU . «Aquí no hay nadie a favor de la independencia», dice. Si lo hay, prefiere callar.

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