A prisión por atracar a tres taxistas con un arma de fuego en Sevilla
La alarma se había desatado en el colectivo, que había difundido una descripción de los sospechosos
El colectivo de taxistas de Sevilla ha vuelto a ser objetivo de un atracador en serie que en menos de un mes pudo cometer al menos tres robos violentos haciéndose pasar por un cliente que quería ir a la estación de Santa Justa. Su destino, sin embargo, era otro: el barrio de Los Pajaritos .
La Policía Nacional ha confirmado este lunes el arresto de este delincuente, que responde a las iniciales J.C.A., tiene 31 años y ya fue enviado a prisión provisional. Se le investiga por la comisión de tres atracos armado con una pistola y un cuchillo.
Su manera de actuar siempre era la misma, lo que permitió a los investigadores del Grupo de Atracos conectar los tres robos que había ejecutado en días distintos. El atracador se hacía pasar por un cliente, que solicitaba un servicio con destino a la estación de Santa Justa . «En pleno trayecto, inmovilizaba a las víctimas colocándoles la navaja al cuello y mostrando la pistola obligándolas a desviar el trayecto hacia la barriada de Los Pajaritos, donde se apeaba, no sin antes apoderarse de todos los objetos de valor y de las llaves del vehículo, para así evitar ser perseguido o dificultar la petición de auxilio », relata la Policía en un comunicado.
Un compinche ilocalizable
La primera denuncia le llegó a los agentes a finales del mes de septiembre, durante la investigación iniciada se produjeron dos atracos más en los que el principal sospechoso contó con un colaborador, según describieron las víctimas.
El atracador fue detenido el pasado 5 de noviembre y la investigación sigue abierta porque aún sigue ilocalizable su compinche.
Estos robos habían activado las alertas en el gremio , que a través de sus cauces internos habían informado de lo que les había ocurrido a sus compañeros. En concreto se había difundido un mensaje en el que se describía que los atracadores habían solicitado el servicio en los alrededores de Plaza de Armas. Iban bien vestidos y en algunos casos sólo se subía el detenido, que se colocaba en el asiento del copiloto, y después lo hacía su compinche, quien se colocaba detrás y desde esa posición le colocaba al conductor un cuchillo en el cuello.
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