500 aniversario

Primera vuelta al mundo: de nuevo en el Atlántico

Primera vuelta al mundo es una serie de artículos en la que el marino Ignacio Fernández Vial recrea cada sábado el viaje de Magallanes y Elcano

El 9 de julio anclaron en la isla que llaman Santiago (Cabo Verde) ABC

Ignacio Fernández Vial

Una vez doblado el cabo Buena Esperanza , la nao Victoria pone la proa hacia el NO. Navegan con vientos francos, que les llevan a cruzar el Ecuador el 8 de junio de 1522, y a alcanzar la costa africana a la altura del río Cogón, el día 21 del mismo mes. En este lugar fondean con la idea de conseguir algo con que alimentarse y darse un descanso. Era tal la mortandad a bordo, que mucho se temían que ninguno de sus hombres llegaría con vida a España. Son dramáticos los testimonios que nos dejan escritos los cronistas, sobre las duras condiciones en las que los tripulantes de la Victoria se vieron obligados a vivir un día tras otro, y así a lo largo de dos interminables meses de pesadilla: «Se nos murieron de hambre veintidós hombres», «navegamos en seguida hacia el Noroeste durante dos meses enteros, sin descanso, y en este intervalo perdimos veintiún hombres».

Con la misma suerte que en la isla de Ámsterdam y en la costa sudafricana, Elcano se ve obligado a levar anclas, después de dos días de respiro en los que no consiguen pisar tierra, esta vez, por la imposibilidad de sortear los peligrosos bajos de arena que guardan la entrada del río Cogón . Ahora con la aguja al O1/4 NO, siempre acompañados del buen tiempo, extremadamente débiles, y con el escorbuto dueño y señor de la nao, navegan haciendo trabajar las bombas de achique las veinticuatro horas del día, bajo un intenso sol que les quema y deshidrata, bebiendo un escaso cuartillo de agua al día, y por toda comida, una pequeña escudilla de arroz por hombre cada jornada.

De nuevo, Elcano vuelve a reunir a todos los supervivientes en la cubierta principal de la Victoria, y les da a elegir entre dos opciones, ambas dirigidas a romper el maleficio que les impide pisar tierra desde que salieron, hacía ya ciento nueve jornadas, desde la isla de Timor .

«El primer día del mes de julio, y este día llamamos la gente para que diesen sus pareceres para ir a las islas de Cabo Verde o en tierra firme, por tomar mantenimientos, y así deliberamos de ir a las islas y tomamos por más votos». La elección fue Cabo Verde, por lo que continúan con la aguja encerrada siempre en el cuarto cuadrante, durante nueve días más . «Carecíamos completamente de víveres, y si el cielo no nos hubiera concedido un tiempo favorable, hubiéramos muerto todos de hambre. El miércoles 9 de julio, descubrimos las islas de Cabo Verde, y anclamos en la que llaman Santiago». «Como sabíamos que allí estábamos en tierra enemiga, dijimos que recalábamos en este puerto porque nuestro mástil de trinquete se rompió al pasar la línea equinoccial». «Surgimos en el puerto de Río Grande y nos recibieron muy bien y nos dieron mantenimientos cuanto quisimos».

Pero cuando los portugueses ven que los castellanos pagan el arroz que les proporcionan con especias, comienzan a sospechar, e inmediatamente relacionan esta nave con una de las que partieron de Sevilla en busca del Maluco. Por ello, el día 14, cuando la lancha se dirige por cuarta vez al puerto, son detenidos los doce hombres que remaban en ella, para interrogarles. Uno de ellos, el portugués Simón de Burgos , incapaz de soportar la tensión de la pesquisa, acaba confesando el origen del clavo. Confirmadas las sospechas, el capitán de la guarnición lusa los manda a prisión y envía una barca armada para que tomara la nao. Mientras todo esto sucedía en tierra, Elcano, que queda a la espera de sus compañeros, cuando ve que el batel no regresa, se acerca al puerto para interesarse por ellos, y ya muy cerca del fondeadero, ve que una chalupa armada se les acerca, y empieza a temerse lo peor. Cuando están al alcance de la voz, el patrón portugués le comunica a Elcano que los hombres que remaban en el batel han sido detenidos y que la Victoria va a ser confiscada. Ante la negativa de Elcano a entregarse, cuatro naves portuguesas salen del puerto dispuestas a tomarla por la fuerza. Elcano reacciona inmediatamente, vira en redondo y a toda vela se aleja de la isla la mañana del 15 de julio de 1522. Una vez alta mar, echan el cuerpo sin vida del grumete Andrés Blanco , que había fallecido el día anterior.

Los 12 tripulantes retenidos en Cabo Verde , son dejados en libertad por los portugueses, el 21 de agosto de este mismo año, día en que a bordo de una nao portuguesa, emprenden el regreso a Lisboa .

Quedan en Santiago, el lombardero Román de Argote , que estaba enfermo y el sobresaliente Simón de Burgos , que por ser portugués «estuvo preso en Cabo Verde 5 meses y 9 días». Ambos hombres, recobran la libertad, 5 meses y 22 días más tarde.

Durante su estancia en Cabo Verde, lo marinos españoles descubren un fenómeno aún desconocido por el hombre. Al preguntar a sus habitantes en qué día se encuentran, le contestan que era jueves, lo cual les sorprende pues según sus anotaciones estaban a miércoles. Pronto conocen el por qué: si siempre habían navegado siguiendo la ruta del sol, al regresar al mismo lugar, después de haber dado la vuelta completa al globo terráqueo, habían ganado al calendario un día completo, constatando así los husos horarios.

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