Seguridad

Un policía nacional retirado de 63 años vuelve al servicio porque no llega a fin de mes

Antonio Gutiérrez pasó a la segunda actividad en 2004 por un cáncer y ahora ha conseguido que le dejen regresar

Antonio Gutiérrez ante la comisaría de Blas Infante antes de su reincorporación Juan Flores

Silvia Tubio

Tiene 63 años, la voz tocada por la amputación de una cuerda vocal que le arrebató un cáncer, pero rezuma vitalidad por los poros de su piel. Antonio Gutiérrez se reincorpora esta semana a la comisaría de San Juan de Aznalfarache , la cual abandonó en 2004. En julio de aquel año pasaba a la segunda actividad –una suerte de prejubilación para los funcionarios policiales– después de que le diagnosticaran dos tumores en año y medio. Con una incapacidad reconocida del 33% se marchaba a su casa de manera forzosa. Quince años después de aquello, este simpático policía, al que todos llaman Guti, volverá a vestir el uniforme por decisión propia. Ha sentado un precedente al ser de los pocos policías que consigue regresar al servicio activo tras un retiro obligado . No lo hace por amor al cuerpo, que también, sino por una razón mucho más pragmática: no llega a fin de mes.

«Tengo tres hijos, dos de ellos están parados y mi mujer, con 58 años, se acaba de quedar sin empleo también. La situación se ha puesto muy cuesta arriba en casa y pedí regresar para poder recuperar la parte de la nómina que te quitan cuando pasas a la segunda actividad».

Fuera de la equiparación

El recorte no es baladí. Esta semana pasará a cobrar de manera automática unos 350 euros más al mes. Pero además se suma un incentivo más, los funcionarios de la Guardia Civil y de la Policía Nacional que están en segunda actividad no se están beneficiando de la mejora salarial que sus compañeros en activo han percibido en los últimos meses como resultado de la negociación por la equiparación salarial con las policías autonómicas. En el caso de Guti, que es un agente de la escala básica, pasará a percibir 650 euros más al mes que van directamente a la economía de una familia que está en apuros. «Las cuentas son las cuentas y si hay que vestirse de uniforme de nuevo, se hace. Yo amo esta profesión, pero es lamentable cómo los gobiernos nos han utilizado a su antojo y a la hora de la verdad nos abandonan».

Antonio Gutiérrez junto a su letrada y miembros de la directiva de Jupol Juan Flores

Para reincorporarse al servicio activo ha tenido que pasar por un tribunal médico. En septiembre informaban favorablemente, pero la Dirección General de la Policía no ha resuelto hasta el 23 de diciembre. En este camino ha ido de la mano de la letrada Ana Soledad Ramos , del despacho Grupo Medialex . «El motivo que hemos esgrimido a lo largo del procedimiento es que las limitaciones psicofísicas habían desaparecido y que estaba en condiciones para regresar al servicio activo. Lo llamativo ha sido que desde que el tribunal médico informó favorablemente, la dirección general ha tardado tres meses en autorizar el reingreso. Es un tiempo que mi cliente no ha podido trabajar y ganarse el sueldo que le corresponde».

El peaje vasco

Este veterano policía, que dentro de 20 meses tendrá que decir adiós definitivamente al trabajo porque tendrá que jubilarse, ingresó el 1 de septiembre de 1978 en la Policía. Como todos sus compañeros de promoción tuvo que pagar «el peaje vasco»; así que uno de sus primeros destinos fue en Basauri , donde estuvo entre 1979 y 1981 en los años duros de plomo, «cuando tocaba despedir casi a diario a un compañero». Por eso, se revuelve cuando le preguntan por la decisión política de dejar fuera del acuerdo marco de equiparación salarial a los funcionarios retirados. Su caso ha sentado un precedente. Jupol , el sindicato al que está afiliado y que le ha facilitado los servicios jurídicos, vaticina un aluvión de demandas de compañeros que van a tomar como ejemplo el caso de Guti para que Interior les autorice el reingreso. Pero la pelea no está siendo fácil, también se les acumulan las solicitudes que se están rechazando.

El anterior Gobierno del PP cerró un acuerdo de equiparación que contemplaba una partida de 300 millones para la incorporación de los agentes retirados, pero ese dinero no se ha ejecutado

En la negociación que hubo entre el anterior Gobierno del PP y los sindicatos policiales, se reservó una partida de 300 millones de euros para los agentes que estando en segunda actividad quisieran regresar para beneficiarse del incremento salarial. Cambió el color del Gobierno, el nuevo titular del Ministerio del Interior Fernando Grande-Marlaska aseguró que seguiría con los planes que había trazado su antecesor, Juan Ignacio Zoido, pero esa partida no ha llegado a ejecutarse. «No tenemos ni idea de donde está ese dinero. Lo que sabemos es que hay muchos compañeros en segunda actividad que quieren regresar, pero les tienen cerradas las puertas», señala José María García , secretario general de Jupol.

Aluvión de solicitudes

La ley que regula el régimen de personal de la Policía Nacional establece que sólo pueden reincorporarse al servicio activo los agentes que se han visto obligados a colgar el uniforme. Sin embargo, los que accedieron a la segunda actividad de manera voluntaria tras cumplir la edad reglamentaria , tienen vetado este reingreso. Desde Jupol señalan que además de los 300 millones se acordó una reforma legal para autorizar el regreso de los agentes que se retiraron de manera voluntaria. «Esto está provocando que se hayan congelado prácticamente las peticiones de segunda actividad porque los compañeros que están en edad de solicitarla no quieren perder derechos». Un tapón que no está favoreciendo la incorporación de nuevos agentes, según Jupol, que ostenta la mayoría tras las últimas elecciones sindicales en el Cuerpo.

Pero dicha reforma no llega y conforme pasa el tiempo, los agentes veteranos alcanzan la jubilación y se quedan sin opciones de ver mejorado su salario. Desde Jupol recuerdan que la lucha por la equiparación salarial no puede abandonarse porque no se ha cumplido el acuerdo.

Esta semana Guti cruzará de nuevo, como hiciera la última vez hace 15 años, el dintel de la puerta de la comisaría de San Juan. No sabe cuál va a ser su cometido. Trabajó varios años como guía canino , uno de los destinos que más disfrutó. Asegura que a pesar de sus 63 años se siente con fuerzas incluso para patrullar las calles. Si le preguntas por una de las zonas más conflictivas que le tocaría vigilar, responde con una ilusión poco común en quien tiene la jubilación a la vuelta de la esquina. «¿La esquina del gato? Si esa zona la tenía yo de lo más controlada. Hay muy buena gente allí».

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