Fachada de la antigua sede de Albatros, que ha sido vendida
Fachada de la antigua sede de Albatros, que ha sido vendida - RAÚL DOBLADO
URBANISMO

La piqueta amenaza las huellas del regionalismo en Nervión

La Gerencia de Urbanismo estudia medidas para evitar el derribo de edificaciones históricas en este barrio

SEVILLA Actualizado: Guardar
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La venta de la antigua sede de la empresa Albatros, instalada en una imponente casa de Aníbal González de principios del siglo XX, ha vuelto a activar las alarmas sobre la pérdida del patrimonio regionalista de Nervión. El anuncio de su adquisición por un fondo inversor devuelve el recuerdo, todavía fresco, del último derribo hace apenas seis meses. Fue en el número 73 de Marqués de Nervión, donde la piqueta se llevaba por delante otra edificación parecida, esta vez con la firma del arquitecto Juan Talavera.

La posibilidad de que la finca regionalista de la calle Cristo de la Sed pudiera tener el mismo destino ha llevado a la Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía (Adepa) a iniciar una campaña para pedir un plan de protección de este barrio que todavía conserva numerosas huellas del inconfundible estilo sevillano.

El presidente de la entidad, Joaquín Egea, se reunió ayer con todos los grupos municipales, incluido el PSOE, para pedirles que presenten en el pleno una moción que permita preservar estas construcciones y, según explicó a ABC, «voluntad parece que hay, pero todavía no se ha tomado ninguna decisión». El portavoz del colectivo teme que una demora no evite la pérdida de nuevas fincas históricas que son parte del patrimonio de la ciudad. Por eso mismo ha lanzado una campaña a través de la plataforma change.org para pedir apoyo ciudadano a ese plan de protección que Adepa viene reclamando desde hace varios años.

Fachada de Villa Julita, que será recuperada por el Ayuntamiento
Fachada de Villa Julita, que será recuperada por el Ayuntamiento - ABC

«En el barrio ha desaparecido casi la mitad de las casas jardín regionalistas a cuenta de la especulación», lamentó. Los chalés dieron paso a los bloques de vivienda que todavía son un rentable negocio para promotores y constructores. El PGOU vigente no contempla ningún tipo de protección para estas edificaciones y los tribunales tampoco han frenado su derribo. Y en esas se perdieron en apenas un par de años la pensión Alfonso XI, levantada en 1920 en la calle José Luis de Casso; otra vivienda con jardín en el número 72 de esa misma vía, ideada por Gabriel Lupiáñez y un chalé unifamiliar de dos plantas de Gómez Millán en la calle Alejandro Collantes.

La asociación conservacionista ha exigido al Ayuntamiento que ponga freno a esta merma mayor del patrimonio y la Gerencia de Urbanismo parece receptiva para ello. Fuentes municipales consultadas por ABC explicaron que «se están estudiando medidas que ofrezcan una mayor protección a los edificios históricos del barrio de Nervión». Como ejemplo pusieron la recuperación de Villa Julita, otra de las construcciones de este estilo, que además es de propiedad municipal y que será reconvertida en un espacio cultural para el barrio con el fin de preservar su fachada y parte del interior.

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