Pabellón de Japón, una imponente (y efímera) estructura en madera
Pabellón de Japón, una imponente (y efímera) estructura en madera - ABC

Expo 92 de SevillaPabellones de la Expo '92 de Sevilla: así eran, así son

Muchos edificios de la Cartuja fueron desmontados o derribados pese a su enorme éxito. Con todo, casi la mitad sí ha sobrevivido gracias al parque tecnológico

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Un cuarto de siglo después de la celebración de la Exposición Universal de 1992 en Sevilla, en el que fue su escenario conviven una enorme dosis de nostalgia, de un lado, y la actividad diaria e instalaciones funcionando a pleno rendimiento, de otra parte. En la primera, la vertiente melancólica, tiene mucho que ver no sólo el recuerdo positivo del evento sino también la ausencia de muchos de los edificios que configuraron la Expo y que convirtieron a la Cartuja en vanguardia arquitectónica y tecnológica del planeta por unos meses. Falta mucho legado físico. Son numerosos los que no sobrevivieron y también un buen puñado los que han quedado sin uso o infrautilizados pese a la oportunidad que suponían.

En aquella vieja aspiración de readaptar y dar vida a las infraestructuras construidas para la solemne ocasión se incluía, por supuesto, a los pabellones.

Las cosas no salieron como se pretendía. De los 120 pabellones que componían la oferta, siguen manteniendo el mismo aspecto 52, casi la mitad. La cifra es negativa, aunque la perspectiva cambia cuando se aprecian todos los matices: sólo 33 pabellones se construyeron con la intención de que fueran permanentesy el resto de edificios nacieron como construcciones efímeras. Por tanto, el resultado puede tener incluso un alectura positiva, ya que 19 de estas estructuras fugaces se han conservado y reutilizado. El resto de los pabellones, 68, han sido demolidos a lo largo de estas dos décadas y media y en los espacios que han quedado libres se han erguido 35 edificios de nueva planta. Se sigue a la espera, eso sí, de un plan que rescate los activos de la exposición —primero del Gobierno central y luego de la Junta de Andalucía— que quedaron sin uso, como el canal, la bancada, el Jardín Americano, la torre panorámica o también importantes pabellones como el del Futuro o el de la Naturaleza.

Sí se tenía claro desde el principio que algunos iban a perderse por ser efímeros, entre los que destacó el de Japón, una joya en madera ejecutada por Tado Ando, Premio Pritzker tres años después de la Expo. Fue uno de los más espectaculares ejemplos arquitectónicos de la muestra, pero ni la enorme aceptación sirvió para disuadir a los nipones de su decisión de demolerlo. Querían que fuera caduco. Hoy sólo queda allí un solar sin uso junto a un hospital.

Techo del patio del pabellón de Arabia Saudí
Techo del patio del pabellón de Arabia Saudí - ABC

Además del imponente edificio del Sol Naciente, cayeron otros muy recordados. Uno de ellos fue el de Arabia Saudí. Este particular pabellón efímero, cuyo diseño corrió a cargo de Fitch Benoy, estaba constituido por un entramado de tubos metálicos y bloques de hormigón. Muros de barro cocido encerraban una gran tienda que cubría, a modo de jaima, el área de exposición, que recreaba un oasis de palmeras y una pared de agua con auténtica arena del desierto arábigo. Las magníficas mantas beduinas fueron utilizadas para cubrir el patio, traduciéndose en un gran homenaje a la variedad de ese país. También resultaba espectacular el de Venezuela, donde por vez primera se usó una estructura desplegable de aluminio por parte del arquitecto Enrique Hernández. El montaje se hizo en sólo unas horas, al igual que el desmantelamiento, ya que sólo debía plegarse. Muchos recuerdan su enorme sala de cine y su vanguardista sistema de sonido.

Pabellón plegable de Venezuela
Pabellón plegable de Venezuela - ABC

El de Alemania, por su lado, se concibió para permanecer en la isla como Consulado General o sede del Instituto Goethe, aunque también acabó desmontándose. Queda para el recuerdo su modelo abierto y bajo un parasol metálico que servía para aplacar el calor sevillano. También fueron derribados otros edificios muy emblemáticos como el pabellón de China, el de Noruega (un gigantesco tubo sobre un estanque), el de Tailandia o el de Australia (que recreaba en su interior una impresionante selva). Así, una larga retahíla de inmuebles fue desapareciendo del mapa de la ciudad tras el 92. Uno de los últimos, el magnífico ejemplar de El Vaticano, destruido recientemente para construir un complejo de oficinas.

Pabellón de la Santa Sede, siendo demolido en 2008
Pabellón de la Santa Sede, siendo demolido en 2008 - KAKO RANGEL

Otros pabellones internacionales que no están corrieron mejor suerte y fueron recolocados en el lugar que promocionaban durante la Expo. Son los cuatro edificios con una segunda vida que se volvieron a montar y funcionaron lejos de la capital andaluza: Dinamarca, que vendió el suyo a Japón, donde está montado; Suecia, que reutilizó su pabellón como escuela de restauración; Holanda, que usó después el suyo para un parque temático aunque acabó derribándolo; y Reino Unido, que desmontó el suyo y se lo llevó, si bien luego no le volvió a dar uso. Este último, de Nicholas Grimshaw, era uno de los referentes en edificación de la Cartuja y un verdadero alarde tecnológico.

Además de los de otros países, Sevilla se quedó sin la práctica totalidad de los pabellones autonómicos, que rodeaban en Lago de España. Tres de ellos sí se salvaron, pero al igual que ocurrió con los últimos cuatro internacionales citados, se mantuvieron «vivos» después de desmontarse en Sevilla y volverse a levantar en el lugar de origen. Así, los pabellones de Aragón, Galicia y Asturias se trasladaron a Zaragoza, Santiago de Compostela y Gijón, respectivamente. Todos los demás fueron demolidos en 1996 a excepción del de Andalucía (el único que permanece en la Cartuja), sede de Canal Sur. Son las «embajadas» de la Expo. Los demás sucumbieron a la piqueta.

Un puntal de la vanguardia

En el otro lado de esta balanza están los pabellones que continúan en pleno uso, como el de Italia, Canadá, Francia o Marruecos, muchos de ellos albergando nuevos espacios científicos o de innovación que han dado forma al Parque Tecnológico y Científico de la Cartuja. Tienen que convivir muchos de ellos con entornos de la isla abandonados y repletos de maleza, pero se han sostenido en activo y prácticamente como el puntal de la vanguardia de la ciudad.

Pabellón de Marruecos, sede de la Fundación Tres Culturas
Pabellón de Marruecos, sede de la Fundación Tres Culturas - NIEVES SANZ

De entre esos edificios, que son una minoría dentro de lo que era la muestra universal, sobresalen el magnífico pabellón de Marruecos. Nada más terminar la Expo, Hassan II se lo regaló al Estado, que lo cedió para la creación de la Fundación de las Tres Culturas del Mediterráneo. Esto ha causado que sea uno de los pabellones mejor conservado y con más uso ciudadano. Frente a la sede de la fundación se encuentra el Pabellón del Futuro, que actualmente se está rehabilitando —a ritmo exasperante, eso sí— para acoger la sede del Archivo General de Andalucía.

Pabellón de México en la Cartuja
Pabellón de México en la Cartuja - ABC

Junto al del país alauí, otros pabellones destacados se mantienen en pie y en uso, como el del Canadá, aquel referente indiscutible de la muestra con colas perpetuas a su puerta; hoy día alberga la Escuela de Organización Industrial (EOI), así como el auditorio Box. Otro de los destacados es el de Italia, el segundo de mayor superficie tras el de España y de los que mejor ha sobrevivido acogiendo a empresas de tecnología punta después de haber sido sede de la sociedad Cartuja 93. El de Francia, por su lado, es actualmente un vivero de empresas, El Cubo, controlado por la Fundación Telefónica en colaboración con la Junta. Y siguen activos los de México, Finlandia o Nueva Zelanda, entre otros.

La Junta de Andalucía inscribió hace varios años en su catálogo de Patrimonio Histórico Andaluz a seis pabellones de la Expo por su valor: Hungría, España, Andalucía, Francia y Finlandia, además del magnífico Pabellón de la Navegación, que sigue funcionando hoy día con usos museísticos.

Pabellón de la Navegación, un referente de la Expo 92
Pabellón de la Navegación, un referente de la Expo 92 - ABC
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