Misterios de Sevilla: niños espectrales y terror en la carretera

En la localidad de Morón de la Frontera se han constatado diversas manifestaciones inexplicables, que incluyen posibles visitas extraterrestres

José Manuel García Bautista

Les quiero contar una historia que me conmocionó cuando su protagonista me la narró. Sucedió en la localidad de Morón de la Frontera , a 65 kilómetros de Sevilla .

Esta bella localidad destaca por el amplio espectro en observaciones de Objetos Voladores No Identificados . Para unos se trata de observaciones de ingenios aéreos de la propia base militar y para otros de naves de procedencia desconocida. Sea como fuere debe saber que se encuentra en un punto caliente –ufológicamente hablando- de la provincia, el lugar ideal para ver objetos que algunos dicen que nos visitan.

Más allá de los OVNIs

Sin embargo, en la zona hay otro misterio, el de autoestopistas fantasmales y apariciones espectrales que harían palidecer de terror a cualquiera de los lectores que se encontrara con ellos. Una visión de otro mundo. Circule con precaución por la A-360, es la carretera de los fantasmas .

Justo como nuestros protagonistas. Pedro Luque iba acompañado de su esposa, Mª. del Carmen Bernal . Era invierno y la noche ya había caído. A lo lejos observaron una extraña y brillante luz, en el arcén de la carretera, y pensaron que debía tratarse de una nueva señal de tráfico, pero al ir acercándose comprobaron que de aquel resplandor emanaba de una silueta con forma humanoide de la que destacaba el brillo de su serio rostro.

Luque nos decía: «Aquello es algo que jamás podré olvidar. Era una cara seria, que asustaba, un rostro de mujer. Lo vi bien. Tendría unos 50 años, alta y flaca, ya mayor . No dejé de observarla por el retrovisor del coche y me llamó mucho la atención pero sentí mucho miedo por Carmen, que además estaba embarazada y se puso muy nerviosa. Al volver a mirar por el retrovisor ya no volví a ver nada, fue escalofriante. En principio me asusté por qué había escuchado hablar de esas mismas apariciones en aquel sitio maldito pero jamás pensé que podía tocarme a mí. Creí que se trataba sólo de leyendas y rumores pero aquel día comprobé que aquellas historias eran ciertas. Carmen se quedó sin habla hasta bien pasado un buen rato desde aquel encuentro. Fue espantoso».

En esta misma carretera, hace 20 años, cuatro jóvenes tuvieron un encuentro que les dejaría marcados. Al llegar a este punto kilométrico, de la cuneta saltó un hombre que se colocó en medio de la calzada y detuvo el tráfico de su automóvil aquella fría noche.

De repente de aquella cuneta comenzó a salir una fila de niñas y niños agarrados de las manos y vestidos con uniforme escolar. Al llegar al otro lado desaparecieron tal y como habían surgido.

Se habla de que en el pasado pudiera haber existido en el lugar una escuela rural . Así, Juan José García López (cronista local) tuvo noticias de este extraño suceso y él mismo fue testigo, en 1970, de otro hecho misterioso.

La noticia llegó a todos los puntos de la geografía nacional y es que en abril aparecieron unas señales misteriosas o extraños círculos en una finca cercana propiedad de Ramón Angulo , que se apresuró en enviar la noticia al diario. No tardó en publicarse, teniendo en cuenta que había un gran interés en la zona y que se hablaba de platillos volantes.

En aquel lugar hasta las plantas morían , pero la censura actuó rápido. Un coronel del Ejército visitó oficialmente el lugar y dijo: «Hay que acabar con esto».

No es un suceso aislado ya que hace 19 años se repitió este fenómeno cerca de la base aérea tal y como recuerda Carlos Camacho .

Luces extrañas

Las luces en la zona son frecuentes como la que vio Antonia Troya : «Era una luz que bajaba destelleando y que teníamos en frente, era imposible que aquello se pudiera explicar de forma racional». Sonia González también observó una serie de luces extrañas en el lugar: «No podía ser un foco, aquello parecía seguirnos». Ella y su novio estaban aterrorizados y junto con otros habitantes de Morón pudieron ser testigos de aquella insólita aparición a modo de luz popular.

Curiosamente, todos estos fenómenos tienen como epicentro unas localidades conectadas entre sí, como son Morón de la Frontera , Arahal , Utrera y Montellano , en torno a la base aérea. Es precisamente en su interior donde encontramos el grueso de hechos inquietantes y sobrecogedores.

El más curioso sucedió cierta noche cuando un cabo y soldado raso , dando una vuelta por la base, observan que las luces de un pabellón de entretenimiento están encendidas.

El pabellón consta de dos pisos independientes. Es decir, que no se comunican. Cuando sales del primero subes una escalera y te diriges al segundo, donde existen unos billares y otros accesorios de ocio. Para apagar la luz del barracón debías atravesar la estancia completa, y volverte a oscuras .

El soldado obedeció la orden de ir a apagar aquella luz. Al salir y subirse al todoterreno la luz se volvió a encender. El cabo se sorprendió y volvió a enviar al soldado, que de nuevo desconectó la luz del barracón. Cerró la puerta no sin antes haber inspeccionado el lugar y haberse asegurado de que allí no había absolutamente nadie.

Pero al montarse en el auto comprobó cómo se encendían las luces otra vez. Hasta en cuatro ocasiones las apagaron y siempre volvían a encenderse. En el libro de visitas no figuraba nada previsto para aquella noche en esa instalación, pero aquella luz ha sido desde siempre el enigma de la base . ¿Quién la acciona? ¿Quién juega con el cuerpo de guardia de la base? Este hecho es tan real como irrefutable.

Las sorpresas del acuartelamiento de Morón de la Frontera y de ese barracón prosiguen en relatos de otras inspecciones al lugar en los que se han advertidos luces y sombras extrañas. Al visitar los soldados de guardia la instalación han comprobado cómo las luces estaban encendidas y las bolas de billar se movían como acabadas de impulsar sobre el verde tapete de la mesa. Pero en el barracón no había nadie. Volvieron a apagar las luces y a guardar las bolas, para comprobar minutos después cómo las luces volvían a encenderse y las bolas seguían moviéndose como si la partida continuara jugándose sobre el tapete movidas por unas manos invisibles.

Parece un relato de misterio-terror pero es una realidad constatable.

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