HOSPITAL VIRGEN MACARENA

El martirio de vivir con una sonda urinaria esperando una operación que no llega

Un hombre de 70 años lleva sondado desde el 15 de julio y hasta el 15 de diciembre está en plazo de ser intervenido

Antonio Romero ha perdido la ilusión por salir a la calle ABC

Amalia F.Lérida

Un hombre de 70 años puede estar cuatro meses con las molestias de una sonda urinaria y teniendo que llevar una serie de precauciones y medidas higiénicas, si quiere evitar una infección, porque tiene agrandamiento de próstata, algo habitual en varones de esa edad. Puede y debe estar así hasta que se opere de la hiperplasia benigna de próstata pues, según el SAS, está dentro de lo que se denomina el « plazo de garantías que marca la ley».

Pero la ley manda una cosa y la realidad, otra. La realidad es la que está sufriendo el sevillano Antonio Romero López desde que el 15 de julio llegó a las urgencias del Virgen Macarena.

Ese día de verano notó que no podía orinar de forma natural y empezó a encontrarse mal. Llegó al Macarena, lo sondaron y le vaciaron la orina. Luego le dieron el alta pero al día siguiente, el 16, tuvo que regresar a Urgencias porque seguía sin poder hacer esa necesidad fisiológica por sí mismo. Volvieron a sondarlo y le indicaron que tenía que coger cita en Urología porque el problema era de la próstata.

El 17 de agosto fue atendido por el especialista, después de un mes en el que tuvo que ir a Urgencias cinco veces. Padece hiperplasia benigna de próstata y el tratamiento era una operación que el facultativo consideró «preferente» y no «normal», las dos opciones que puede elegir en el apartado «prioridad de asistencia» del documento que se inscribe en el registro de demanda quirúrgica.

Desde entonces está esperando y cada día es como si pasara un mes, con el calor, las molestias y los contratiempos surgidos con las sondas.

«Llevo ya tres cajas de antibióticos —relata Antonio Romero— no sé cómo ponerme, como de pie porque me molesta notarme este tubito de 30 centímetros por dentro y me da miedo salir a la calle, conducir, porque esto no es agradable llevarlo y temo que se rompa. Hay que tener mucho cuidado y llevar una serie de medidas higiénicas tremendas. A la hora de dormir ya me voy adaptando pero siempre incómodo y con miedo».

El martirio de vivir así aumenta en este «joven» abuelo que hasta ese día 15 de julio estaba perfectamente, con energía, saliendo, entrando y ayudando a la familia en todo cuanto era menester. «Ahora no tengo ganas de nada y quien me conoce y me ve dice que estoy muy avejentado », lamenta con lágrimas en los ojos consciente del «bajón» que ha dado porque cada día ve más lejos la operación después de que su médico le haya dicho que tiene de plazo hasta el 15 de diciembre.

Efectivamente, fuentes del Virgen Macarena han dicho a ABC que «el hospital se encuentra dentro del plazo de de garantías que marca la ley y que cumple el 15 de diciembre» y añade: «Entendemos que antes de esa fecha debe ser intervenido».

Detalle de cómo ha de llevar la sonda ABC

«Si el paciente se encuentra mal o inquieto con su proceso y ya consultó con su medico del centro de salud —terminan diciendo— puede realizar una consulta a la unidad de Urología del hospital».

La hiperplasia benigna de próstata, que es lo que sufre Antonio Romero, es una enfermedad benigna que afecta a hombres por encima de los 40 años y se hace más evidente con el envejecimiento. Consiste en el aumento de tamaño de una parte de la próstata (glándula que produce el líquido que transporta los espermatozoides durante la eyaculación y que rodea la uretra, el conducto por el que la orina sale del cuerpo) que, al crecer, puede ir comprimiendo progresivamente la uretra y provocar, por tanto, dificultad al orinar.

La sonda consigue eliminar la orina retendida pero el paciente que la lleva debe extremar las medidas higiénicas y tener una serie de precauciones.

Para dar una idea de lo que debe hacer Antonio Romero citar como ejemplos que ha de hacerse un lavado diario y minucioso de la zona, beber abundantes líquidos, mantener siempre la bolsa a un nivel más bajo que la vejiga, para evitar que la orina circule en sentido contrario; cambiarla con regularidad y hacerlo siempre antes de que se llene por completo, para evitar que rebose y regrese.

Debe estar pendiente de que la válvula de salida de la sonda (punta del tubo) no se contamine, conviene que no la toque y es preciso que se lave las manos antes y después de manejar la bolsa.

Cuando vacie la bolsa debe hacerlo por la espita u orificio de vaciado y no debe desconectar la sonda de la bolsa innecesariamente . También tiene que estar pendiente de que la sonda no se obstruya y que esté fijada al muslo evitando que se tense para prevenir tirones y lesiones.

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