Juan Pérez Floristán: El relevo esperado

El testigo de Turina lo recoge Manuel Castillo, que sigue el consabido camino de Sevilla-Madrid-París, sólo que en su caso terminó regresando a Sevilla, hasta su muerte. Su evolución partía desde un nacionalismo inicial hasta conseguir un estilo propio , extraordinariamente personal, relacionado a su manera con la generación del 51 a la que perteneció, pero obviando vanguardias extremas. Gran pianista, conjuntó finalmente la labor compositiva con la docente , de manera que hay una generación de músicos españoles que beben directamente de sus enseñanzas. Entre ellos está Juan Luis Pérez, que ha continuado en la enseñanza de la composición y formas musicales en el mismo conservatorio hispalense, alternando con la dirección de orquesta , lo que le ha permitido promocionar la música sinfónica de su maestro, a veces en colaboración con la ROSS.

Y de su carácter sensato, equilibrado, sapientísimo revestido de sencillez, llegamos hasta su hijo, Juan Pérez Floristán , que conjunta estas cualidades con las enseñanzas pianísticas de su madre, María Floristán , que más tarde completaría en la Escuela de Música Reina Sofía con Galina Eguiazarova. Y si debutó casi a los 15 años en el Teatro de la Maestranza, como Turina hizo lo propio a la misma edad en la sala Piazza de Sevilla, también marchó luego a Madrid, aunque finalmente cambió París por Berlín (Hochschule für Musik Hanns Eisler), por considerarla «capital europea de la música clásica», e imaginamos que también por el interés que por la cultura germana comparte con su padre. Es en esta ciudad donde encuentra a su último maestro, Eldar Nebolsin, tras lo cual consigue el Premio Paloma O’Shea (Santander, 2015), sin duda la aldaba que le abrirá definitivamente las grandes puertas del pianismo internacional.

A partir de aquí, la gloria: el debut en los Proms de la BBC en el Royal Albert Hall de Londres en 2019 supone el colofón a las giras y colaboraciones musicales de los últimos años (Wigmore Hall, BBC Philharmonic, Herkulessaal, Bela Bartók Hall, Festival de Verbier, giras por nueve países de Latinoamérica...), sin desconectar nunca con Berlín y Sevilla, buscando esa estabilidad emocional que persiguen cuantos pasan la vida viajando.

Por último, su «germanofilia» también se puede detectar en su todavía breve discografía, aunque grande para sólo tener 26 años, en la que de momento sólo se incluye a Falla en su «Fantasía Bética» , si bien suele tocar música española en los recitales. Esto es sorprendente por cuanto salir al mercado discográfico con obras de autores archigrabados es un riesgo… a menos que se tenga algo distinto que ofrecer . Méritos parejos a tener en repertorio 35 conciertos para piano con su edad. Como joven que es, siente curiosidad por todo: « Investigar nuevos terrenos artísticos como el fortepiano, dirigir desde el piano, protagonizar un documental sobre sus giras y conciertos…», a lo que podíamos añadir un acercamiento cada vez mejor enfocado al hermano mundo del jazz . Sin duda, el relevo que esperábamos.