ENTREVIsTA

«Se ha intentado rebajar las listas de espera reduciendo la calidad de la asistencia»

La ginecóloga Rosa Moreno advierte que la política de incentivos de los últimos años ha pretendido aligerar las visitas a los especialistas obligando a los médicos de familia a realizar citologías y funciones que no les son propias

La ginecóloga Rosa Moreno lleva 25 años trabajando en la sanidad pública Raúl Doblado

Jesús Álvarez

Rosa Moreno (Córdoba, 1962) es ginecóloga y obstetra y ejerce su especialidad desde hace más de veinticinco años en el Hospital de Alta Resolución de Ecija, actividad que ha compaginado con el ejercicio privado en varios hospitales y centros médicos de la capital. Durante ese tiempo ha ayudado a nacer a miles de niños y ha conocido las luces y las sombras de una profesión que retrata de forma valiente y sincera en « Frente a las mujeres» (Editorial Vitruvio ), un libro lleno de historias reveladoras y emocionantes de médicos y pacientes en las que el paisaje de fondo rebosa de embarazos, partos, bebés, cirugías, enfermedades y curaciones. El próximo octubre, en el Colegio de Médicos de Sevilla, la autora ingresará por méritos propios en la Sociedad Española de Médicos Escritores y Artistas (Asemeya).

Dice el neurocirujano Francisco Trujillo que la sanidad pública andaluza «es un puchero para veinte en el que han echado ingredientes para diez».

Es algo así porque si no se deja a nadie fuera y no se amplían los medios humanos, se reduce el tiempo y la atención a cada paciente . A todo eso se añade el tema burocrático. La sanidad pública se mantiene hoy, en mi opinión, por las bajas retribuciones de los médicos y por la sanidad privada , que le quita una gran carga a la pública. Si no, colapsaríamos.

¿Tiene usted algún seguro de salud privado?

Sí.

Suena extraño en un médico que trabaja en un hospital público.

Pues esto es muy habitual. No nos gusta pedir favores y la sanidad privada está menos masificada y da una atención más individualizada. En patologías graves siempre es mejor acudir a la sanidad pública , pero en un hospital privado, por ejemplo, el paciente tiene una habitación individual y esto resulta mucho más cómodo.

Diez minutos por paciente. ¿Es posible hacer un buen trabajo así?

Pocos países en el mundo tienen una sanidad universal y gratuita como la nuestra. Esto está muy bien pero cuesta mucho dinero . Si el dinero no llega, o no se invierte bien en medios técnicos y humanos necesarios, la calidad se deteriora y afecta a todo el sistema , a las consultas, a las listas de espera para pruebas y a las listas de espera para operarse.

Cuando un paciente falta a su cita, supongo que será un cierto alivio para ustedes: pueden dedicar más tiempo a los demás.

Sí, pero incluso de eso se culpa a los médicos y se les quitan incentivos si atiende a menos pacientes.

El avance vertiginoso de la medicina le ha dado la vuelta a muchos tratamientos. ¿Lo que hace veinte años estaba indicado puede estar ahora contraindicado?

Sí, eso pasa con la Medicina continuamente . Por ejemplo, con los tratamientos hormonales.

¿Qué le parece lo ocurrido con la manipulación de las listas de espera?

Tengo la información de lo que he leído en la prensa. Sin prejuzgar lo que finalmente determinen los tribunales, creo que esto respondería a un criterio político. Los pacientes son votantes y se trata de maquillar la falta de recursos humanos.

¿La filosofía imperante es reducir el gasto sanitario a costa de lo que sea?

Sí, con objetivos irreales. Por ejemplo, te exigen que menos de del veinte o veinticinco por ciento sean por cesárea . Eso no está en nuestras manos. Pero si lo lográramos, al año siguiente nos exigirían seguramente bajar de esa cifra. También te piden que derives menos a los especialistas, algo que tampoco está en tus manos sin perjudicar la calidad de la asistencia.

¿Los médicos de familia cobran más dinero si derivan menos consultas a los especialistas?

Lo he leído y no me sorprendería que fuera así, porque es todo funciona igual. Se trataría de reducir las listas de espera reduciendo la calidad de la asistencia.

Ahora se quiere que vigilen también el embarazo para quitarle dos consultas a los ginecólogos.

Se trata de reducir las visitas a los ginecólogos para rebajar las listas de espera, de manera que solo podamos ver tres veces a las mujeres durante el embarazo. Labores que antes hacían los ginecólogos, como las citologías, las están haciendo ahora los médicos de atención primaria.

¿Hay fármacos que no se pueden recetar y que no se aprueban hasta que pasa una desgracia?

El mismo sistema informático te lo impide. Antes no era así. Siempre se da una alternativa más barata y a menudo menos eficaz.

En su libro llama «mentes pensantes» a los gerentes de los hospitales y directivos de la sanidad pública que promueven estos objetivos. ¿Qué les diría ahora?

Que salgan de sus despachos y escuchen a los médicos y demás profesionales sanitarios. Que vengan a Urgencias, que vengan a los quirófanos, que vengan a las consultas , que se sienten a la cabecera de la cama de los enfermos y que entonces se atreven a mirarnos a los ojos y decirnos lo importante que son los números y los papeles. Deberían ver cómo se desarrolla nuestro trabajo o cómo tenemos que tomar decisiones importantes después de muchas horas sin dormir.

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