El rincón de...

Guillermo Sánchez: «Esta entrevista va por Luis León y Fernando Carrasco. ¡Al cielo con ella!»

«Y la Macarena se vistió de luto» (El Paseo Editorial) es el penúltimo libro del periodista y escritor Guillermo Sánchez

Guillermo Sánchez Martínez Rocío Ruz

Félix Machuca

En propias palabras de Guillermo Sánchez Martínez, el libro es una selección de crónicas, relatos, mitos y leyendas dedicadas a la Señora de San Gil

Usted es vecino de los callejones ¿verdad?

De la misma calle Esperanza, la única que conserva los restos de una antigua casa-huerto. También tenemos un azulejo dedicado a la Virgen, recordando su último paso por aquí, en la mañana del Viernes Santo de 2006, y un fragmento del pregón de Rafa Serna.

Pero es soleano de San Buenaventura.

Con cinco años recién cumplidos ya iba de nazareno, por delante de la Cruz de Guía que llevaba mi tío Félix Albarrán, jugando a ser diputado.

¿Tiene su corazón cofrade repartío?

Nací en el Tardón, en Triana, y el fútbol primero y el amor después me llevaron a la Macarena. Hice el camino inverso de Juan Belmonte.

Qué de madrugadas gloriosas nos hemos pegado los sevillanos en la cama escuchándole en ‘El Llamador’…

Me lo dicen en la cola de los supermercados cuando abro la boca. Es bonito que te reconozcan por la voz.

Y también le habrán dicho que con lo que recoge usted en su libro macareno se venderá solo.

Los primeros en decírmelo fueron los tres «pacos» del periodismo andaluz, Robles, Gamero y Correal. Luego llegó el editor de El Paseo, David González, y me soltó de muy machadianas maneras que se canta lo que se pierde con un papagayo verde.

Hay personajes en ese libro que son mágicos. Por ejemplo, Manuel Torres y sus tres saetas.

Federico García Lorca le llamaba Torres, pero era Manuel Torre. Lorca dijo de él que no había conocido a otro hombre con más cultura en la sangre. No sabía leer, pero la Generación del 27 le idolatraba. Por una saeta suya en la calle Sierpes le tocaron los armaos el himno nacional, por otra en la Encarnación lloró por primera vez en su vida Eduardo Miura y Juan Sierra inmortalizó con un poema otra saeta que cantó a la Esperanza en la calle Feria...

Y El Fatiga, epígono en tantas cosas al frente del martillo.

Juanillo Fatiga no merece pasar a la historia por pisar injustamente la cárcel por la estafa de los duros antiguos de la fábrica Cobián. Se jugó el pellejo por sus hombres en la primera huelga de costaleros, dignificó el oficio de capataz en la Macarena, dio el testigo a su yerno, Rafael Franco, que ya vino con el terno y la igualá...

Por cierto, ¿quién le hizo la foto de luto a la Macarena cuando murió José en Talavera?

Sin duda alguna, José Castellano Grandell, que tenía su estudio en la calle Feria. Sufrió dos censuras en una, la de su foto, que fue sublime, insuperable y efímera, y la de su obra.

Tengo entendido que Castellano Grandell se especializó en fotos de viudas.

Díaz Custodio, Rodríguez Téllez y Castellano Grandell son los tres mejores exponentes de la fotografía artística de la época y hacían fotos de viudas. Rodríguez Ojeda y Castellano Grandell eran colaboradores...

¿Lo de la Virgen Roja y su estrecha relación con el anarquismo sindicalista del Moscú sevillano es mito, leyenda, realidad?

Leyenda. La Esperanza se había convertido en un golpe perfecto con fines propagandísticos y pese a la defensa pública del comunista macareno José Díaz, los descerebrados eran mayoría.

Tampoco es mentira que cuando intentaron destruirla aquellos descerebrados, fueron macarenos anarquistas los que lo impidieron…

Informaciones confidenciales, vamos, chivatazos de toda la vida...

Usted también recoge el intento de dos cardenales por embridar la religiosidad popular que despertó la Esperanza. ¿Hubo censuras?

Ríase usted de los pulsos por el poder de Juego de Tronos. El modelo de religiosidad popular que proponía la Macarena había triunfado en toda regla y el Cardenal Ilundain intervino la hermandad.

Lo de Alfonso XII pasando revista a la Centuria es tan verídico como que Julio César desfiló por Parras ¿cierto?

Alfonso XII pasó revista a la Centuria en el Alcázar y presidió por primera vez una cofradía sevillana, en la mañana del Viernes Santo, desde el arco a San Gil.

La talla de la Esperanza estuvo primero en el Hospital de las Cinco Llagas y salió de allí a cambio de un reloj. ¿Nos lo cuenta?

En 1721 estuvo la hermandad en la iglesia del Hospital y en el inventario de 1727 figura desde entonces la existencia de un nuevo reloj de pesas. Eso está tan documentado como la razón por la que una rebelión vecinal evitó en 1846 la entrada de la Virgen en el hoy Parlamento...

¿Le dedicamos esta entrevista a don Luis León, el capataz que llevaba una cuadrilla con los huevos verdes…?

Luis León le dijo a nuestro compañero Fernando Carrasco en ABC de Sevilla que la Macarena anda distinta a las demás vírgenes. ¡Al cielo con ella!

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