Generación 2029

Guillermo Salazar: Un chef con alma de viajero

Ha pasado por los mejores restaurantes de Nueva York, pero su futuro está en Sevilla

Especial 90 años de ABC de Sevilla: «1929-2019. Impulso de futuro»

En la cocina, donde mejor expresa su creatividad Guillermo Salazar Raúl Doblado

Isabel Aguilar

Guillermo representa a la perfección el modelo de joven que ha querido ver mundo y conocer otras culturas para enriquecer su horizonte, pero siempre con la clara intención de regresar a su Sevilla natal. Este precoz cocinero ya sabía cuál era su vocación cuando estrenaba los primeros años de la adolescencia en el Colegio Portaceli, pero recomendado por sus padres decidió estudiar primero la carrera de Marketing para después elegir con más madurez su futuro. Fue disfrutando de una beca en Florida cuando decidió escuchar a la voz interior que le empujaba a los fogones y se fue a Nueva York a estudiar en The Culinary Institute of America , donde obtuvo la licenciatura en Artes Culinarias. «La cocina es algo muy vocacional y debe gustarte mucho porque es muy sacrificada », indica. Durante su periodo de formación realizó prácticas junto a Subijana y Arzak y a su vuelta a Estados Unidos recaló en uno de los restaurantes de moda de la ciudad de los rascacielos: Gramercy Tavern (una estrella Michelin), donde acabó siendo segundo de cocina . Entre los comensales que pasaron por allí durante su estancia se encuentran Martin Scorsese, Anne Hathaway, Gwyneth Paltrow o Michelle Obama, que celebró allí su cumpleaños. Después pasó por Eleven Madison Park (tres estrellas Michelin), considerado uno de los mejores restaurantes del mundo . Después de siete años en Nueva York decidió volver a España y se convirtió en chef ejecutivo del grupo Trocadero en la Costa del Sol, hasta que pasó a regentar el restaurante Guillermina en Madrid , donde ofrecía cocina mediterránea con influencias multiculturales.

A pesar de que sólo ha pasado ocho años en Sevilla porque hasta los 12 vivió en Caracas con su familia, se considera sevillano de corazón

De vuelta a su ciudad natal, considera que la encuentra en un «punto excelente, con establecimientos de gran calidad y diversidad como Cañabota, El Gallinero de Sandra o Lalola». No obstante, considera que Sevilla «sigue teniendo un tique medio muy bajo y el público prefiere comer en mesas altas de manera informal y a buen precio». «En Madrid la gente queda para cenar cualquier día y no duda en reservar en un restaurante», aclara. A su entender, el sector de la hostelería en Sevilla «está en un momento de cambio en el que los profesionales están haciendo grandes inversiones en cosas que merecen la pena». También considera que está habiendo una gran evolución en la variedad y el perfil de los establecimientos, lo que enriquece notablemente la imagen gastronómica de la ciudad.

Cuando echa la vista atrás y valora lo que ha aprendido en sus años fuera de Sevilla recomienda a todo el mundo que pueda, que salga para abrir su mente y enriquecer su cultura . «Todos mis amigos lo han hecho, sea cual sea la profesión, pero todos tienen claro que quieren volver a Sevilla porque la calidad de vida aquí es espectacular», apostilla. Su futuro profesional, indica, estará irremediablemente vinculado a esta ciudad que tanto ha echado de menos.

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