TURISMO

Los guías turísticos de Sevilla piden mejoras en el acceso y las normas del Real Alcázar

Envían al Consorcio de Turismo un escrito para que medie con la directora del palacio y ésta solucione «los problemas e irregularidades» en el monumento

Turistas orientales hacen fotos en el Alcázar Pepe Ortega

E. Barba

Las asociaciones de guías turísticos de Sevilla , aglutinadas en una plataforma en defensa de los intereses del sector, han trasladado al Consorcio de Turismo del Ayuntamiento su queja por los «problemas e irregularidades» que vienen encontrando en el acceso y el recorrido por el Real Alcázar , segundo monumento más visitado de la ciudad (1,8 millones de personas en 2017) y Patrimonio de la Humanidad. De hecho, han solicitado a los responsables del área turística municipal que medien entre ellos y la directora del Alcázar, Isabel Rodríguez, para «poder informar de las irregularidades detectadas y buscar posibles soluciones, así como hacer algunas peticiones para mejorar la experiencia de los visitantes en su interior».

En un escrito al que ha tenido acceso ABC, los guías turísticos señalan ante todo que la mayoría de los visitantes acceden al palacio medieval con tiques comprados previamente en internet . Y en ese apartado está encuadrado el primero de los problemas. Así, señalan que, cuando se accede al Alcázar con una reserva on line , «no es válido el número de localizador» sino que deben «mostrar las entradas en papel o en un dispositivo móvil». «Llevarlas únicamente en el dispositivo móvil es un riesgo —agregan—, porque puede bloquearse o presentar algún problema técnico en ese momento, por tanto, lo mejor es imprimir, pero se trata de una medida nada ecológica dada la cantidad de papel que habría que usar. Mucho más racional sería que hubiera un solo documento por la compra, tal y como se viene haciendo en la Catedral; una hoja con el número de entradas compradas, el importe y el código».

Además, este sector señala la «arbitrariedad en la obligación de llevar audioguías » durante la visita. «No todos los grupos las llevan —exponen—, independientemente de que estén acompañados por guías habilitados o no. Si el argumento de la dirección del Real Alcázar para su implantación ha sido evitar la contaminación acústica, lo que nos parece muy razonable, esa medida debe aplicarse a todos los grupos independientemente de quién los acompañe, pues contamina lo mismo el grito de un guía que el de un profesor o un intruso». Indican que «las radioguías son obligatorias a partir de ocho personas, pero dependiendo del vigilante que esté en la puerta esa condición varía, lo que conlleva una pérdida de tiempo para el visitante, un conflicto con la agencia para el guía e indica un error en la transmisión de la información. Normas claras, información y buena comunicación son necesarias para un buen funcionamiento por parte de todos».

Existe también una queja entre los guías en torno a la venta de tiques en la propia taquilla . «En grupos sin reserva se da la situación de que a las nueve y media de la mañana comunican que no se puede entrar hasta la una de la tarde. Si se está vendiendo un número limitado de entradas en taquilla que va marcado por el aforo según lo que hay en ese momento, ¿cómo es posible que sepan lo que se va a vender en las horas siguientes? ¿Es que hay venta anticipada de tiques en taquilla? », se preguntan estos trabajadores. «Si se está llevando a cabo venta anticipada, deseamos conocer dónde está publicado y cuáles son las normas. Está siendo imposible que las agencias que están vendiendo opcionales sobre la marcha se arriesguen a visitar el Alcázar, pues cuando el guía se acerca a la puerta le dicen que ya está todo vendido hasta varias horas después».

Las «zonas sensibles»

Por otro lado, los guías recalcan los problemas de seguridad y mantenimiento que crea la falta de empleados en el interior del monumento . «Casi todo el personal del Alcázar está la puerta, lo que hace que el resto del recinto esté desprotegido casi por completo, algo que tanto los trabajadores del palacio como los propios guías hemos denunciado en reiteradas ocasiones. Hay una vigilancia muy escasa y eso hace que todo sea posible en su interior. El resultado es el deterioro evidente que están sufriendo muchos espacios, por lo que solicitamos la colocación de carteles de lectura fácil en las zonas más sensibles pidiendo a los visitantes que no toquen y respeten el monumento».

En relación a todo ese ámbito de la seguridad, se reclama información sobre el protocolo de cierre del monumento . «Los guías desconocemos la hora de comienzo del desalojo —dicen—, espacios por los que comienza y el orden que se sigue, y todos debemos estar informados para poder colaborar y evitar situaciones desagradables. Solicitamos que el vigilante se dirija al guía para indicarle que debe encaminarse hacia la salida y no a los visitantes a los que viene acompañando, porque todos no comprenden esa urgencia y a veces se van bastante molestos y quieren reclamar».

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