Las fotografías de Martín Cartaya, mapa de la memoria de Sevilla

Una exposición en Cicus repasa la obra más desconocida del veterano fotógrafo

Martín Cartaya, delante de una fotografía suya del Nazareno de la O RAÚL DOBLADO

EVA DÍAZ PÉREZ

En sus fotografías permanece inalterada la memoria de la ciudad. J esús Martín Cartaya (Sevilla, 1938) atrapó con su cámara luces de tardes antiguas, calles que ya no existen y personajes que desaparecieron. Su portentoso ojo óptico congeló la Historia, el tiempo y la vida en un espectacular archivo fotográfico que es un diario memorial de Sevilla. Un documento que bascula entre los momentos históricos y la mirada de la vida cotidiana.

El Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS) muestra ahora al Martín Cartaya menos conocido en una exposición que se adentra en la memoria de lo cotidiano. Si el fotógrafo sevillano es célebre sobre todo por sus instantáneas de Semana Santa, las imágenes reunidas en la sede de CICUS en la calle Madre de Dios hasta el próximo 23 de marzo rescatan otros temas.

Es la obra del fotógrafo de mirada sencilla y sincera que recorría la ciudad intentando atraparla en un descuido. Un ejercicio de retratista que no busca la pose sino el gesto auténtico. Y la Sevilla de Martín Cartaya es una ciudad que se muestra no en un momento trascendente de su Historia sino en un instante de intimidad, un momento secreto y mucho más revelador.

Asegura Álvaro Pastor , comisario de la muestra y quien se ha ocupado de organizar el archivo fotográfico, que Martín Cartaya «heredó el punto de vista de lo raro, de lo anecdótico, de su maestro Juan José Serrano Gómez ». Y es cierto, en él se adivina esa mirada que enlaza a una brillante galería de fotógrafos sevillanos que podría remontarse a los pioneros como Vicente Mamerto Casajús que trajo el primer daguerrotipo a Sevilla en 1842.

Gracias a ellos hay una ciudad que no se ha perdido. Estas fotografías son en cierto modo como los ensayos del alma de Sevilla que escribieron Joaquín Romero Murube o Rafael Laffón . Instantáneas en las que palpita el corazón antiguo de la ciudad.

Martín Cartaya nos asoma al otro lado de nuestros recuerdos. Vemos el perfil de lugares desaparecidos que habíamos olvidado y las fotos del maestro de la mirada nos devuelven a ese pasado lejano e interrumpido. Hay un estremecedor mapa de la memoria guardado en su archivo fotográfico que nos asoma a la Sevilla que va de los años cincuenta a los noventa .

Martín Cartaya es un ejemplo ilustre de esa fotografía documental que caracteriza la década de los sesenta, pero no se trata sólo de una imagen testimonial , una mera ilustración que sirve para explicar una época. En estas fotos se oculta una carga emocional disimulada por un fotógrafo discreto que se empeña en desaparecer detrás de la cámara . Eso es lo que diferencia a los maestros. Hay mucha gente que fotografía, pero pocos son los que tienen mirada.

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