REPORTAJE
La familia sevillana que ha recorrido las escuelas latinas durante un año
Ingrid y Andrés, junto a sus tres hijas, acaban de regresar a Sevilla después de visitar 70 proyectos educativos que pronto verán la luz en forma de libro
«La naturaleza social de la abeja europea (Apis) hace que el individuo trabaje y viva en favor de la colectividad. La colmena es un superorganismo que se comporta con sinergia , logrando que el todo sea más que la suma de sus partes individuales. Queremos empaparnos del néctar esencial de nuestro viaje y al mismo tiempo dejar nuestro granito de polen en cada una de las flores que nos vayamos encontrando por el camino», esta es la carta de presentación del proyecto viajero y educativo de Elsa, Cloe, Nora, Ingrid y Andrés, una familia sevillana que acaba de regresar a su tierra tras recorrer Sudamérica y sus escuelas durante un año.
Ingrid y Andrés , las abejas reinas, son profesores en el colegio Huerta Santa Ana de Gines y llevan años apostando por una educación inclusiva en la que los alumnos aprenden, colectiva e individualmente, a hacer realidad sus ideas. Defienden una educación de valores, promoviendo el desarollo integral del estudiante y creando un entorno de comunicación y convivencia responsable. « El niño cuanto más tiene menos valora », explica Andrés. «La educación en países desarrollados y con recursos debe enseñar también a no tener. Las palabras serán insuficientes mientras no sientan la necesidad», señala.
Es por eso que la teoría pasó a la práctica. El «vuelo de Apis» es el sueño que siempre han tenido y que ya han hecho realidad. Además ha servido como reflexión sobre la manera de educar a nuestros hijos .
Rutas improvisadas
El viaje arrancó hace algo más de un año y el mismo iba a estar marcado, por un lado, por las escuelas que en su metodología se incluyera una transformación social y, por otro, por las familias que les iban a acoger. «Esto le da una riqueza excepcional al viaje, ya que te sales de la ruta turística y vives el viaje de forma más auténtica», asegura Ingrid.
El año antes al viaje montaron una web — www.elvuelodeapis.org —para contactar con los colegios hispanohablantes y también con las personas que les iban a acoger a través de las plataformas de intercambio de casas . «Hemos estado en más de 80 hogares y no podemos hablar mal de ninguna familia, que en un principio no conocíamos de nada», cuenta el padre. «Uno de nuestros propósitos era precisamente desterrar los falsos mitos que se crean por el miedo a lo desconocido».
Sistema a distancia
El Ministerio de Educación ofrece un servicio en el que los menores pueden estudiar a distancia por causas excepcionales y así lo han podido hacer lsa, Cloe y Nora en el último año. Además, las pequeñas hacían las veces de reporteras en el Machu Picchu, en el Perito Moreno o en el Salar de Uyuni para mostrárselo a sus compañeros de Sevilla y compartir sus nuevos conocimientos. El vuelo de Apis, explican, fomenta la autonomía de los niños desde el aprendizaje entre iguales.
La familia viajera, también, ha conocido un total de 70 proyectos en las diferentes escuelas de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Uruguay y Chile, como por ejemplo, las costumbres arraigadas de las minorías culturales. «El objetivo era darles visibilidad a través de una entrevista y ahora todo este material lo vamos a convertir en un libro y en un documental que pronto verán la luz», cuenta Ingrid al tiempo que explica que motivaban a los alumnos locales para que cumplieran sus sueños. «El mejor sistema educativo del mundo es viajar», insiste Andrés. «Nos gustaría crear una plataforma de niños viajeros , para aquellos que no tuvieran la oportunidad, pudieran hacerlo a través de los ojos de nuestras hijas».
«Esperamos que esos valores y esa generosidad que la gente nos ha ofrecido crezcan en nuestras hijas y más adelante sean ellas las que ayuden a otros», cuentan orgullosos. «Existe la educación prohibida y nosotros hemos vivido la educación posible».
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