POLÍTICA MUNICIPAL

El cuarto año de Espadas, una campaña electoral de nueve meses en Sevilla

Apoyados en las encuestas, los socialistas afrontan el último año de mandato dando prioridad a las obras en los barrios ante la ausencia de proyectos emblemáticos

Espadas, en una reciente visita a una obra de reurbanización Vanessa Gómez

Eduardo Barba

Este lunes arranca en Sevilla capital el curso político con el que concluirá el mandato en el que se estrenó como alcalde el socialista Juan Espadas . Precisamente ese hecho, que se trate del último año y termine con elecciones municipales, va a marcar profundamente este tramo final, en el que poco o nada de lo que hagan gobierno municipal y oposición estará descargado de tinte electoral. Precisamente por esa influencia de las urnas en primavera, de ahora en adelante —aunque ya han realizado algunos ensayos— la acción de los cinco partido políticos que conforman la corporación local se centrará en subrayar las líneas rojas que separan a unos y a otros. Señalar diferencias y cazar votos serán ahora objetivos prioritarios, con la pelea y el ruido como nota predominante, aunque hasta la fecha los temas con los que se ha debatido con cierta intensidad han sido de muy escaso calado: suciedad en las calles, caída de ramas, plaga de cotorras... El año final reclama mayor altura de miras y que se aborden c uestiones estratégicas y de modelo de ciudad como el metro, la nueva circunvalación o el dragado del río, más allá del sistema de crítica, réplica y contrarréplica con asuntos menores que ha caracterizado estos tres años anteriores. En ese perfil bajo, en la preponderancia de la comunicación y en el escaso bagaje, el mandato es bastante similar al anterior, el del popular Juan Ignacio Zoido. De evento en evento y mucha nota de prensa.

Cabe esperar un salto cualitativo que no llega. Y tampoco parece que vaya a hacerlo en estos meses finales de mandato, en los que el gabinete de Espadas se las va a ver y desear para sacar adelante proyectos, votaciones e incluso presupuestos, ya que no cuenta con mayoría en el Salón Colón (11 de los 31 ediles). En los años previos, los socialistas han sabido ejecutar complejos números de equilibrismo para apoyarse primero en los partidos minoritarios de izquierda y luego también en los tres concejales de Ciudadanos para sacar adelante ordenanzas o presupuestos, pero todo apunta a que los del año que viene no podrán salir adelante por falta de apoyos. ¿Quién va a aparecer públicamente respaldando las cuentas del alcalde poco antes de unas elecciones? De este modo, lo más probable es que se prorroguen los actuales y los siguientes ya los elabore el alcalde siguiente. Fuentes municipales, no obstante, aseguran que «nada está descartado» en ese sentido y que «se está trabajando mucho para obtener los apoyos necesarios».

Los socialistas, de hecho, gozan del respaldo de las encuestas y trabajan con estrategias de ocho años y no sólo de estos cuatro. Hay confianza. El balance de Espadas hasta el momento no es lo que se dice brillante , con diversas reurbanizaciones en barrios y apuntalamiento del éxito turístico como mayores reclamos del escaparate, pero su perfil moderado y la escasa aportación del resto de partidos (en los mentideros es frecuente aludir a que no ha tenido oposición) le han allanado bastante el camino. Aunque queda la recta de meta y ésta se presenta más cuesta arriba de lo que esperaba, puesto que el socorrido argumento de exigir a otras administraciones y cargarlas de responsabilidades cuando no se tiene mucho que ofrecer ya no es tan fácil de usar con un ejecutivo socialista también en Madrid. Ni se puede apretar a la Junta de Andalucía, con la «jefa» Susana Díaz al frente, ni tampoco es muy viable mirar al Gobierno central de Pedro Sánchez , por muy enemigo interno que sea.

¿Qué queda? Gestionar bien los escasos recursos con los que se cuenta y, sobre todo, vender mejor los resultados. En ese sentido, en el gabinete socialista esperan alguna ayuda extra desde San Telmo , como un anuncio oficial de algún avance (llámese hacer un estudio o firmar un protocolo, a la postre papel mojado) con la mitad de la línea 3 del metro , para la que supuestamente existe un principio de acuerdo de las tres administraciones implicadas con el que empezar a hablar de financiación de la obra. La idea es firmar el convenio antes de que acabe el año y poder presentarlo como un gran logro. Por el túnel del metro pasan buena parte de las aspiraciones electorales socialistas y de los argumentos de sus enemigos para generar desgaste.

Con el tranvía pocos pasos visibles podrán darse antes de las municipales, como ocurre con la Gavidia , las comisarías pendientes, la Ciudad de la Justicia o Altadis , de forma que el regidor se tendrá que agarrar al clavo ardiendo del metro y echar algo de levadura a cuestiones algo menos lustrosas como la reurbanización del Greco, el tanque de tormentas de Kansas City, las naves de la Renfe en San Jerónimo, los pisos de los Pajaritos, leves proyectos peatonalizadores y algún gesto que contente a su electorado más de izquierda, por donde más puede sangrar su partido hasta el verano. De hecho, desde su gabinete destacan que este último año va a centrarse en las obras en los distritos —con un cronograma que no termina en junio ni julio sino que están «pensadas para dos mandatos»— y en reforzar la estrategia de posicionamiento de la ciudad en el exterior con eventos y efemérides que se acercan.

Muchas incógnitas en la oposición

Al otro lado del cuadrilátero político, los populares son a estas alturas una verdadera incógnita pues prácticamente no han existido como oposición en los tres años previos a pesar de su mayoría de concejales (doce). El nuevo líder del PP municipal, Beltrán Pérez , apenas va a contar con estos nueve meses para construir su alternativa, ya que los tres primeros años de mandato lo han pasado en su partido entre divisiones, rupturas y reorganización. Ni siquiera queda claro que las fisuras hayan quedado selladas y con la nueva jefatura nacional de Pablo Casado —el PP sevillano defendió a su rival interna, Soraya Sáenz de Santamaría— la estabilidad del grupo municipal no parece ni mucho menos apuntalada. Así las cosas, la principal formación de la oposición va a redoblar sus críticas a la labor de Espadas en los meses que quedan buscando el desgaste socialista pero, en paralelo, intentando ofrecer una alternativa de gobierno fiable, de ahí que estén preparando una batería de presentaciones de planes diversos y propuestas de grandes acuerdos en temas «de interés general para la ciudad».

Queda por saber si Ciudadanos (Cs) seguirá o no alejándose del PSOE como aparenta estar haciendo en los últimos meses por lo que consideran incumplimientos de los pactos que alcanzó el partido naranja con el alcalde. Su posición resulta esencial al perfilarse como llave de gobierno a raíz del crecimiento que le conceden las encuestas, soportado sobre todo por la tendencia a nivel nacional. De hecho, no eligen oficialmente al candidato a la Alcaldía hasta enero y, aunque nadie lo afirma abiertamente, siguen estudiando la posibilidad de encontrar a una persona «más conocida en la ciudad» que el actual portavoz, Javier Millán . El famoso «modelo Valls». En cuanto a los dos partidos a la izquierda del PSOE, Participa e IU, sus bases siguen trabajando para rematar la confluencia y presentarse como una sola candidatura a las municipales. Podrían amortiguar así su actual decadencia.

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