¿Cuáles son los cuatro puntos débiles del turismo en Sevilla?

E.BARBA

24/09/2017
Actualizado 25/09/2017 a las 07:45h.

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Por estructuras que han ido forjándose pero también por coyunturas favorables, Sevilla ha alcanzado en los últimos años sus mejores cotas en lo que a turismo se refiere. La capital andaluza batió sus plusmarcas en 2016 , mejor año de la historia para este sector en la ciudad, en el que muestra una pujanza envidiable. La ciudad registró 2,5 millones de viajeros alojados en sus establecimientos hoteleros, lo que supone un crecimiento del 9% con respecto al ejercicio previo y nada menos que un 25% más si se compara con 2011.

En cinco años, el despegue ha sido espectacular. Las pernoctaciones, por su lado, también superaron marcas y fueron 4,9 millones, un 7,7% más que en 2015. Los datos, como se comprueba, resultan extraordinarios. Pero no todo es luz en el pujante destino hispalense. Este miércoles se celebra el Día Internacional del Turismo y Sevilla lo afronta presumiendo oficialmente de las enormes fortalezas de su oferta, aunque conocedora de cuáles son sus evidentes debilidades; que deberá resolver pronto para poder seguir compitiendo en un mercado cambiante y cada vez más exigente.

El flanco en el que más intensamente se trabaja desde el Consorcio de Turismo en los últimos años es el de la búsqueda de más y mejores conexiones aéreas con San Pablo. El aeropuerto se ha ido especializando en vuelos a cargo de compañías de bajo coste que traen a la ciudad un perfil de turista más mochilero, que interesa menos a los empresarios locales. De ahí el esfuerzo por lograr acuerdos para nuevos destinos. Para esta segunda parte del año se han conseguido muchos, especialmente con Alemania e Italia.Se han aumentado un 12,5% las frecuencias con respecto a los vuelos de 2016, pero queda mucho camino por recorrer para que la capital andaluza goce de más conexiones de primer orden.

Una de las grandes debilidades de Sevilla capital es su deficiente sistema interno de transportes, que comienza desde el mismo aeropuerto: ni hay enlace ferroviario con el centro de la ciudad —ahora las administraciones comienzan a hablar de «estudiar posibilidades»— ni el autobús cubre las demandas de los tiempos actuales, con lo que sólo queda la opción del taxi con su leonina tarifa fija de casi 30 euros. En la ciudad, además, sólo existe una línea de metro , la intermodalidad está a años luz de lo que se exige en el mercado turístico actual y el número de taxis es raquítico en los momentos en que se producen eventos de envergadura, como los grandes congresos o conciertos; en Semana Santa y Feria es aún peor.

Con el aluvión de visitantes han ido repuntando también los primeros problemas de convivencia con los residentes. La gran presión turística (el año pasado, 3,7 visitantes por cada sevillano, sólo por debajo de Barcelona en la estadística nacional) obliga ya a replantearse algunos conceptos y a trabajar para descentralizar los focos de atracción del Casco Histórico. En ese espacio principal está creciendo vertiginosamente el número de pisos ilegales de alquiler para turistas, lo que impide la adecuada rentabilidad a la planta hotelera y empieza a provocar no pocos conflictos con vecinos. A ello se empiezan a sumar voces que critican la pérdida de identidad de algunas zonas, una globalización ante la que se piden medidas estéticas.

Trasciende menos, pero en el Consorcio de Turismo trabajan con un serio problema para competir con otros destinos: la escasa financiación. Con un presupuesto para promoción de poco más de 1,2 millones anuales, el ente carece del potencial con el que emprender grandes campañas en países emisores importantes pero lejanos. Otros sí están invirtiendo en ello, conocedores de los beneficios de recibir a muchos visitantes japoneses , chinos o rusos, por ejemplo. Por ello se pretende implantar la famosa tasa turística (a un euro por turista alojado, 2,5 millones a la caja), que aún no cuenta con la aceptación de hoteleros y Junta de Andalucía. Además, el Consorcio busca colaboraciones privadas. De momento, nula respuesta.

Podría decirse que el vasto y valiosísimo patrimonio histórico y monumental de Sevilla, que sin duda es su principal activo, funciona por sí solo como reclamo turístico principal, pero no es así. Las administraciones o la propia Iglesia vienen invirtiendo buena parte de sus ingresos en las reformas, la conservación y la puesta en valor de los mismos. Los principales hitos hispalenses se están poniendo al día con enorme éxito ante los nuevos retos del mercado turístico y son, con diferencia, lo más valorado por los forasteros. Además, se baten plusmarcas de visitantes (1,5 millones la Catedral y 1,6 el Alcázar), presentando una programación cada vez más variada. Nunca son suficientes los mimos a este tesoro.

Junto a la oferta monumental y cultural, los turistas valoran con la mayor puntuación la gastronomía sevillana, que según los estudios del pasado año recibe un 4,9 puntos sobre 5 —al igual que el trato de los sevillanos—. Las nuevas demandas de los visitantes están siendo respondidas cada vez mejor por parte de los bares y sobre todo de los restaurantes de la ciudad, que no sólo sustentan ya su oferta en la gastronomía más tradicional —que sigue gozando de enorme éxito— sino que han ido abriéndose a estilos más vanguardistas. La cantidad de posibilidades, de precios y de tipos de establecimiento, es lo que más destacan quienes visitan la ciudad y disfrutan de su cocina, menos encasillada que hace diez o quince años.

La conflictiva coyuntura en otros destinos que hasta hace cinco o seis años captaban gran cantidad de turistas ha favorecido, como es obvio, el crecimiento turístico de grandes capitales europeas; Sevilla no ha sido ajena a ello, pues suma a sus magníficas condiciones climáticas durante todo el año un grado de seguridad muy elevado . Que se vende muy bien en el exterior para desbancar a destinos culturales como Estambul, Túnez o El Cairo. Con todo, tanto el Ayuntamiento como el Gobierno están poniendo en marcha nuevos planes de seguridad ante el desafío que supone el terrorismo yihadista. De momento, el miedo y los macetones en las calles no han mermado la afluencia de visitantes.

Con una planta hotelera de 22.000 camas, el turismo de congresos se ha convertido en uno de los focos de atracción de viajeros más importantes de Sevilla. Se prevé que el Palacio de Congresos y Exposiciones, sede del ampliado Fibes, cuente al cierre de 2017 con un volumen de negocio de 12 millones, lo que supone un 12% más que el ejercicio anterior. Los eventos de estas instalaciones de Sevilla Este implican a entre 800 y 900 personas diarias , lo que supone unos 55.000 empleos anuales generados. Ante estos datos, se sigue incrementando la apuesta por el sector de las reuniones, incentivos, convenciones y exposiciones (MICE) como forma de desestacionalizar el turismo. Y se va consiguiendo poco a poco.

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