Coronavirus en Sevilla

El parón administrativo por el estado de alarma deja a los recién nacidos sin ser inscritos y en el limbo legal

El Registro Civil no inscribe a los niños si no está a punto de expirar el plazo legal, que es de un mes

La inexistencia oficial de los nacimientos traba el proceso para tramitar las bajas por paternidad o maternidad

Puerta del Registro Civil de Sevilla, en el edificio Viapol ABC

Eduardo Barba

La tremenda crisis que está sufriendo la sociedad a causa de la pandemia del coronavirus está generando situaciones realmente llamativas y complejas para muchas familias. Un ejemplo de ello es el de los recién nacidos , que están quedando en un limbo legal porque no pueden ser inscritos por sus progenitores en los correspondientes registros civiles a causa de las restricciones que éstos han impuesto para frenar los contagios del Covid-19. Los niños que han nacido estos últimos días no están siendo inscritos por esos límites impuestos a causa de la enfermedad y el estado de alarma nacional, y el sistema «online» no incluye la inscripción de recién nacidos, con lo que están quedando en situación de alegalidad.

Las nuevas medidas tomadas por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de cara a frenar el coronavirus incluyen que los registros civiles van a permanecer cerrados a excepción de las licencias de enterramiento, las defunciones, la celebración de matrimonios y sólo las inscripciones que estén a punto de caducar , esto es, que lleven casi 30 días -el plazo límite establecido- sin realizarse. Esto provoca que los que acaban de nacer tengan que permanecer casi un mes en situación extraoficial y como si no hubieran nacido a efectos legales. La instrucción elaborada por el CGPJ para hacer frente a la pandemia instaura un catálogo de una docena de servicios esenciales que deben garantizar jueces y magistrados, entre los que incluye las órdenes de protección de menores o por violencia de género y determinadas actividades como la celebración de matrimonios o la expedición de licencias de enterramiento. Lo imprescindible. Pero no parece que haya abarcado todo con cierta eficacia.

Con esta nueva coyuntura se han topado ya muchas familias en Sevilla que acaban de tener un hijo. Ese es el caso de José María Aranda y Rocío Segovia , quien dio a luz el pasado miércoles 11 de marzo a última hora a una niña, Carmen, en el hospital Virgen de Fátima. El viernes por la tarde comenzaron a restringir las visitas al centro sanitario y el sábado a mediodía recibieron el alta. Este pasado lunes, 16 de marzo, José María acudió al Registro Civil de Sevilla , en el edificio Viapol, para inscribir al bebé y actualizar el Libro de Familia, como suele hacerse. Pero en la misma puerta se topó con la «barrera» que ha impuesto el Covid-19.

José María, Rocío y la pequeña Carmen ABC

Un guardia de seguridad colocado en la puerta para informar a los ciudadanos preguntó al nuevo padre por el motivo de su asistencia al registro y le especificó que sólo se están admitiendo usuarios que necesiten certificar una defunción o a quienes deban inscribir a un recién nacido pero que ya no tengan más remedio que hacerlo porque el plazo va a caducar. O sea, que lleven ya un mes en el mundo. Esto obliga a estos niños a estar en ese limbo legal durante semanas. El Registro Civil hispalense ofrece varias posibilidades de tramitación telemática, como el certificado de nacimiento, de matrimonio o de defunción, pero no la inscripción del nacido en sí. Expiden certificados para un nuevo niño, pero si antes está inscrito. Y esta posibilidad no está habilitada mediante la web . Sólo cabe hacerlo físicamente, en las oficinas a las que ahora está restringido el paso.

Las consecuencias directas las vivió esta nueva familia sevillana inmediatamente. «Fui a dar el siguiente paso burocrático que suele darse -explica el padre de la niña-, que es ir a los centros médicos y a la Seguridad Social, pero en ambos sitios me explicaron que si la cría no está inscrita no pueden tramitar nada. De hecho, Carmen no está en el sistema informático ni aparece oficialmente en ninguna parte ; no ha nacido a efectos legales ni burocráticos, con lo que ni siquiera podían darnos en el ambulatorio cita médica de manera oficial para recién nacido ni con la matrona. Obviamente, si hay que atender a la niña la atenderán, pero no consta en ninguna parte aún. Y así hay que estar todo el mes, por lo que nos dicen...». Las consultas de recién nacidos se están retrasando al no tratarse de una atención médica indispensable en estos momentos en que se necesitan concentrar en el coronavirus casi todos los servicios y los efectivos de la sanidad.

Además, ni José María ni Rocío pueden tramitar su baja por paternidad o maternidad porque en el Instituto Nacional de la Seguridad Social no consta el nacimiento de su hija, que se deriva desde el Registro Civil, donde no se ha producido la inscripción. Al no poder activarse sus bajas, en sus respectivas empresas siguen esperando la documentación y los días de esa cobertura legal y económica no se han activado. Una cadena administrativa que queda rota en su primer eslabón hasta que pasen semanas y un problema que se va acumulando. Telefónicamente, tampoco el Registro Civil aporta soluciones pues el número comunica casi de forma permanente o, sencillamente, no responden a la llamada. Las prioridades en estos momentos son otras.

«Estamos un poco desconcertados -añade José María-, evidentemente. Somos padres primerizos, que ya de por sí es algo te deja un poco asustado con todo, y encima tenemos a los abuelos sin poder ver a la niña más que por la cámara de whatsapp, todos confinados en casa... Está siendo todo muy extraño, como es lógico, y que no tengamos inscrita a la niña nos inquieta mucho, porque legalmente es como si no existiera».

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