ENTREVISTA

«Los colegios que no se digitalicen o no sean bilingües desaparecerán»

Con su empresa Ieducando, Pedro Díez se ha convertido en socio de Google y un respetado gurú educativo. Pronostica una revolución docente en los colegios en los próximos años

Pedro Díez J. M. SERRANO

JESÚS ÁLVAREZ

Pedro Díez (Jerez, 1963) fundó hace algunos años la empresa sevillana Ieducando, «premier partner» de Google en España. Factura unos 4 millones de euros al año y ha logrado implantar su plataforma educativa en cuatrocientos colegios españoles. Este año ha iniciado su internacionalización en Portugal, Italia, México y Estados Unidos. En su empresa hay informáticos e ingenieros pero sobre todo pedagogos y consultores de proyectos.

Fue militar de carrera, comandante del Ejército y, escolta del Rey. ¿Cómo acabó en el mundo tecnológico y de la mano de Google?

Me retiré del Ejército a los 33 años como comandante. Estudié Empresariales en la Uned trabajé de director de comercial de una multinacional de perfumería. Luego lo fui en una fábrica de vaqueros y ya después me lo monté por mi cuenta en una empresa de tecnología que daba asistencia informática a autónomos y a pymes. Luego la vendimos. Y después llegó Google.

¿Había tenido mucho contacto antes con ordenadores?

Cuando estudiaba en la Academia Militar de Zaragoza no iba a las clases de inglés y francés porque eran los idiomas que se hablaban en mi casa cuando era pequeño y en su lugar me dijeron que me encargara del único ordenador que había allí en esa época. Era 1983 y ése fue mi primer contacto con ordenadores, aunque la tecnología me arajo desde pequeño. En 2007, tras la vender la empresa, Google sacó una google apps muy pequeñita de la que saldría luego todo lo que se denominó la nube. Me interesó mucho el tema y el entonces CEO de Google, Eric Schmidt, me contrató.

¿Cómo lo conoció?

Era vecino mío en EE.UU., donde viví largas temporadas. Me dijo que fuera a California y allí me contrató. Luego comí con los fundadores de Google.

¿Qué impresión le causaron?

Eran unos genios. Hace quince años sabían ya todo lo que iba a pasar con internet. Lo comparaban con la electricidad en la primera revolución industrial. Google es ahora mismo el tercer fabricante del mundo de servidores y todos son para su propio consumo, pero ya anticipaban que se guardarían en la nube todos los servicios informáticos, correos electronicos, etécera, con lo que se liberarían a las empresas de sus servidores.

Usted se dedicó luego a vener en España a empresas e instituciones lo de la nube. ¿Le dijeron alguan vez que el que estaba en las nubes era usted?

Sí, solían decirme que eso molaba pero creían que estaba loco. Hace diez años esto no era fácil de ver ni de entender. Nadie en su sano juicio en una gran empresa hubiera invertido en la nube, pero sí lo hicieron los colegios.

¿Qué colegios?

Los muy punteros. Google, como muchas empresas norteamericanas, tiene un gran sentido de la responsabilidad social y está muy implicada en la educación y ofrecía gratis todos sus productos de Google apps los centros educativos. Muchos de estos colegios apenas tenían tres ordenadores y de repente, gracias a eso, podrían almacenar todo lo que querían, casi sin límite y desde cualquier dispositivo. Seguimos trabajando con empresas hasta que en enero de 2012 BBVA anunció que se pasaba a Google y entonces todo el miedo se quitó del mercado y Google fue metiendo más «partners» tecnológicos. Entonces éramos solo tres. Y nosotros nos centramos en el tema de los colegios.

¿Por qué?

¿Qué mejor cosa que invertir en educación, si son esos alumnos los que nos van a pagar las pensiones cuando seamos?

¿Qué hacen en los colegios?

Apoyamos la transformación digital y la formación del profesorado. Los docentes han dado clases en una pizarra de tiza hasta hace diez años y se están incorporando a este proceso. La propia normativa comunitaria, el horizonte 20-20, dice que la enseñanza se basará en el futuro en capacidades y habilidades y no en conocimientos como hasta ahora. Ahora no hace falta memorizar una ley física porque a ese conocimiento se puede acceder desde cualquier dispositivo en segundos.

¿Se trata entonces de que los alumnos solo sepan cómo conseguir la información?

No sólo de eso, también de que sepan cómo compartirla, cómo organizarse entre ellas para que llegue a quien tiene que llegar, trabajar en equipo y liderazgo de grupo. Todo se basa en trazabilidad y acceso universal al conocimiento. Hasta ahora el catalizador entre el conocimiento y el alumno era el profesor. Ahora se va a implantar el modelo de clase invertida: el profesor pone vídeos y la explicación que hacía antes, la recibe el alumno en casa a través de dispositivos. Todos los colegios andaluces van a tener acceso a fibra óptica antes de diciembre de 2018. Ahora hay un treinta por ciento de ellos conectados.

¿Van a desaparecer los colegios que no se «digitalicen»?

Sí. Y en poco tiempo. Desaparecerán algunos colegios concertados en manos de algunas congregaciones religiosas que no se adaptan a los cambios tecnológicos. Otros cambiarán de manos. Hay fondos de inversión que están comprando centros.

¿Y los no bilingües?

El colegio que dentro de cinco años no sea bilingüe también va a desaparecer porque ningún padre va a querer llevar sus hijos a él.

En Andalucía no hay muchos en el sistema público.

No. Hay mucho camino por recorrer. Aquí estamos muy atrasados en inglés y se nota mucho la diferencia con Cataluña, País Vasco y Madrid.

Dan cobertura a 400 colegios en toda España. ¿Observa mucha diferencias entre comunidades?

Las pioneras fueron en 2012 Navarra, País Vasco y Cataluña. Y después ha ido bajando. En Madrid, Valencia y Baleares empezó rápido. En Andalucía, la región más poblada y grande de España. se está extendiendo rápidamente, incluso sin el permiso de la Consejería.

Como las monjas con el órgano de Santa Inés...

Lo he leído y a veces es la única manera de que se hagan las cosas.

¿Cómo anda Sevilla en materia tecnológica?

Nada mal. Google ha hecho dos eventos en España y el primero lo ha hecho en Sevilla en el instituto Chaves Nogales. Allí no tienen dinero para comprar dispositivos pero han implementado la plataforma tecnológica sin apoyo y ellos solos. Este instituto sevillano es referencia nacional para Google. El otro está en Madrid. En Sevilla hay otro instituto, el Ítaca, que no tiene absolutamente nada en papel.

¿Por qué cree que a los niños no les gusta ir el colegio?

Porque está mal planteado el aprendizaje, pues a todos nos gusta aprender cosas. Retinees el 10 por ciento de lo que lees, el 20 por ciento de lo que escuchas, el 40 por ciento de lo que ves y el 90 por ciento de lo que experimentas. Lo bueno es experimentar. Con una aplicación de Google e investigación de los alumnos se puede recrear la huella de un astronauta en la luna. Si a los alumnos les pnes a investigar esto o si hay viento en la luna, se motivan. O los pones a construir la balanza más precisa. Esto se hace por equipos y en algunos centros ponen como ejercicios hacer una entrevista a Isabel la Católica o Fernando VII. Yo creo que eso a los alumnos no se les va a olvidar en la vida y entonces no sólo aprenden sino que tienen más ganas de ir al cole. Y estimulas su creatividad.

¿Son creativos los sevillanos?

Sí. Lo son todos los andaluces en general, porque hay una escasez de recursos importante y la gente se sabe buscar la vida. Aquí hay gente muy buena.

¿Nos falta perseverar?

Yo creo que no se puede tachar a los andaluces de que no tengan constancia o no quieren trabajar. Lo que pasa es que somos más abiertos. Tal vez por este clima que hace tanta vida en al calle. Pero somos tan trabajadores del norte.

Algunos independentistas catalanes nos califican de «vagos».

Lo dicen sin ningún criterio ni razón. Tampoco todos los catalanes son agarrados y hay muchos muy generosos que crean fundaciones y contribuyen al bienestar general. Los estereotipos son buenos hasta cierto punto pero cuando se usan como arma arrojadiza son malísimos. Y se ha intentado dividir en vez de unir.

La tecnología conecta y rompe fronteras. ¿Puede servir para unir?

Sí, y las rompe de verdad. Pero otra cosa son los contenidos que se dan en las aulas.

¿El adoctrinamiento del odio hacia el resto de España que se ha dado en Cataluña puede combatirse desde las propias aulas?

Esto es una cuestión política, de dar unos directrices. Es un tema muy delicado porque afefcta mucho a los chavales. Es muy malo si favoreces los contenidos disgregadores y se está haciendo en Cataluña, País Vasco, Valencia y Baleares. Le dije el otro día a la consejera de Educación que debían ponerse de acuerdo en toda España todos los consejeros para decidir con qué valores queremos que salgan los alumnos de los institutos. Yo creo que en ese momento la disgregación se acabaría. Luego cada comunidad tendrá sus matices.

¿Y cuáles deberían ser esos valores, en su opinión?

La honestidad, para empezar, porque tenemos un gran problema de corrupción en España. Históricamente la corruptela no se ha visto mal e incluso se ha tolerado que no se pagara a Hacienda. Otro sería la capacidad de comprensión. Ser capaz de coger los argumentos del prójimo y poder volver a debatirlos. La solidadridad, la capacidad de trabajo el esfuerzo, que falta mucho en la sociedad.

¿Por qué los jóvenes se esfuerzan menos que sus padres?

Esto me parece grave. No tienen la cultura del esfuerzo porque todo lo tienen de inmediato y de eso tenemos culpa los padres. Y encima la tecnología les ahorra muchos esfuerzos y hasta cortan con la novia por whattsapp. Ni siquiera son capaces de enfrentarse cara a cara a ese momento. Y cuando llegan al trabajo, se frustran porque no tienen capacidad para la frustración.

Un alumno que puede pasar al siguiente curso con tres suspensos no está muy motivado.

Claro. Y en Andalucía se está lanzando un mensaje equivocado diciendo que con sacar un cinco te sale gratis la carrera.

¿Eso desincentiva el esfuerzo?

Creo que sí. En los mejores colegios de Europa el aprobado está en el 80 por ciento, en el 8. Ya no es el 5. Hay que tener claro que las cosas se consiguen con esfuerzo y sacrificio. Nadie lo ha logrado entre cerveza y cerveza y los millenials esa parte no lo tienen muy claro. Es posibble que ese acceso a la información por la tecnología les haga más solidarios que nosotros y tener más criterio para algunas cosas, pero para lo otro es así. Creen que tienen derecho a todo sin apenas obligaciones.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación