Tribunales

Casimiro Villegas: «Cuando uno dispara y está luchando por su vida, no cuenta los disparos»

El exagente de la Policía Local de Sevilla que hirió a los cuatro asaltantes que entraron en su casa, dice que apretó el gatillo por miedo

Villegas, a la izquierda, y los otro cuatro acusados en el banquillo poco antes de que arranque el juicio Manu Gómez

Silvia Tubio

Casi ocho años han transcurrido desde que en la madrugada del 29 de marzo de 2011 un asalto a la vivienda particular de un policía local de Sevilla acabara con los cuatro ladrones heridos, tres de ellos alcanzados por los disparos que realizó el agente con su arma reglamentaria. La historia de Casimiro Villegas ha salido en todos los medios nacionales porque este funcionario, ya retirado por una incapacidad permanente, se enfrenta a 20 años de prisión por cuatro delitos de lesiones graves.

Su caso ha tardado más de un lustro en llegar a juicio, pero por fin este lunes arrancaba la vista oral que sienta en el banquillo al exagente junto a las cuatro personas, acusadas de haber intentado robar en su finca, situada en el extrarradio de Dos Hermanas, y para quienes piden entre tres y cinco años de prisión . Una hora antes de que empezara la sesión en la Sección Tercera, un centenar de policías se concentraba en apoyo a su compañero. Bajo el lema 'Justicia para Casimiro' , consideran desmedida la petición de la Fiscalía y critican que se juzgue a quien fue víctima de un asalto. «¿Dónde está escrito que tengamos que negociar con los agresores nuestra propia seguridad?», señalaba el comunicado que han leído en el acto.

El expolicía local ha sido el último en declarar. Al igual que hicieran tres de los cuatro presuntos ladrones, que se han negado a responder a las preguntas de su abogado y de la letrada que representa a su pareja sentimental ; Villegas no ha dejado que lo interroguen el resto de defensas.

«Eran las tres de la mañana cuando mi mujer escuchó un ruido y decidí salir de la habitación a mirar». Ahí empieza el relato de Casimiro, quien ante el tribunal de la Audiencia ha descrito cómo en una de las habitaciones se encontró con dos individuos «enmascarados» que de inmediato y sin mediar palabra, se echaron encima de él. «Me agarré a uno de ellos para que no me derribaran y se inició una pelea feroz». Uno de ellos, en mitad de la refriega, le mordió la mano y Casimiro le respondió arrancándole un trozo de la nariz.

Las lagunas del caso

Dice que el miedo se instaló en su mente cuando vio aparecer a un tercer individuo en el salón de su casa armado con una escopeta. «Ellos no paraban de gritar mátalo, dispárale». Siguiendo con su testimonio, afirma que en ese momento consiguió zafarse, huyó a su habitación, donde se encontraba su mujer. «Le dije que llamara al 112 y yo fui a buscar mi mejor defensa , la pistola». El agente disponía de dos cargadores con 25 proyectiles, que es la dotación que recibe cada funcionario. Tras aquella noche, Villegas entregó a la Policía 14 proyectiles . Dice que una de las balas se la dio a la Policía Científica y el resto las empleó para repeler a los asaltantes.

Casimiro recibió el respaldo de compañeros que acudieron a la Audiencia Manu Gómez

El funcionario describió este lunes dos secuencias de disparos . Una primera que realizó en el jardín de su casa, cuando vio la furgoneta de los ladrones dentro de su propiedad y escuchó «una especie de estruendo». «Era de noche, no se veía bien y ellos gritaban mátalo, mátalo. Así que disparé». El fiscal le preguntó en ese punto por qué entonces no había aparecido ninguna vaina ni vestigio de impactos en el jardín. No había indicios de enfrentamiento con arma de fuego en esa zona de la casa. Villegas respondió que semanas después, con ayuda de un perito que habían contratado, localizaron lo que podrían ser los restos de un proyectil deformado.

No fue la única pregunta del fiscal que puso en un aprieto a Villegas. El representante del Ministerio Fiscal le cuestionó por qué en un primer momento dijo que se le había disparado su arma dentro de la casa y este lunes lo negaba. «¿Será porque ahora sabe que no se encontró resto alguno en el interior de la vivienda?».

El debate jurídico reside en si el exfuncionario actuó en legítima defensa o si disparó cuando los atacantes estaban huyendo y por tanto no estaría justificado el uso del arma. La Fiscalía se inclina, por ahora, por esta segunda opción

La segunda secuencia de disparos la efectuó, según el exagente, cuando salió al exterior de su casa tras escuchar que habían arrancado la furgoneta y que ésta había chocado contra un muro . «Fue entonces cuando vi a un individuo fuera de la furgoneta con una escopeta y disparé». Uno de los magistrados se ha detenido en ese punto de la declaración preguntándole en qué posición estaba el tirador y si estaba dentro o fuera del vehículo. La declaración de los agentes de la Policía Científica, que analizaron los restos de balística y posibles trayectorias, va a resultar clave en este procedimiento.

De los otros cuatro acusados, tres de ellos fueron alcanzados por disparos, uno de ellos en la espalda. Aseguran que fueron tiroteados cuando huían de la casa y se estaban montando en la furgoneta y niegan que estuvieran armados. «Estaba como loco. Salió disparando de manera indiscriminada ». Uno de los acusados, quien presenta las secuelas más importantes porque uno de los disparos le llegó a la médula, aseguró este lunes que el agente le encañonó directamente.

Aquí reside el debate jurídico de este asunto, si el exfuncionario actuó en legítima defensa o si disparó cuando los atacantes estaban huyendo y por tanto no estaría justificado el uso del arma. La Fiscalía, por ahora, se inclina por esta segunda opción al no encontrarse indicios de que los ladrones fueran armados.

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