Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla 2018: una salida lenta y un poco accidentada
A pesar del cielo encapotado, el cortejo real tiene previsto acelerar el recorrido, aunque el ritmo con el que ha salido ha sido como el de cada año
Minutos antes de la salida en el interior del Rectorado de la Universidad había muchos nervios. Más que nunca porque nadie sabía qué iba a deparar esta tarde nubosa y fría. El adelanto horario y la aceleración del ritmo anunciados por el Ateneo para la Cabalgata de Reyes de Sevilla 2018 era una buena noticia para algunos participantes, que veían una posibilidad de escapar de la lluvia.
Desde el balcón de la antigua Facultad de Ciencias, Luis Miguel Martín Rubio comenzaba su pregón habitual... «Niños y niñas de Sevilla, vivan los Reyes Magos» . Y así, iba presentando a los principales personajes, liándose un poco con la Diosa Palas Atenea , la «menestra» que iba a repartir Gaspar y la «esperanza» de Baltasar , el monarca más aclamado.
A las cuatro menos diez se abrían las puertas de la Universidad y salía la banda que abría el cortejo. Pero no fue hasta diez minutos más tarde cuando comenzó el desfile, a un ritmo habitual al de otros años, algo que extrañaba a los agentes de seguridad y protección civil porque esperaban que fuera mucho más acelerado. Iban saliendo la Estrella de la Ilusión y Palas Atenea , recibida con gritos de «¡Que bote Atenea!» o «¡Que bote la Palas!» (mucho más sevillano). Maravillosa como suele ser habitual la carroza del Bosque Encantado , que es un claro ejemplo de la mejoría de los diseños de la Cabalgata, gracias al trabajo del equipo dirigido por Jesús Corral.
Cuando salía Melchor , la cabecera ya llegaba a Menéndez Pelayo y parecía que el ritmo comenzaba a tomar cuerpo. Pero no, porque iba a ocurrir un incidente que originó un gran corte durante diez minutos.
Antes, «Se te nota en la mirada», la canción compuesta por Baltasar, hacía cantar a la calle Palos de la Frontera y ponía la nota musical a la salida del Mago de la Fantasía . Y, tras su magia, llegó el problema. Los pajes de Gaspar se colaron literalmente delante de otras cuatro carrozas. Los más cofrades se acordaban de algún suceso reciente en Semana Santa entre dos hermandades. La carroza tuvo que echarse a un lado en plena calle para dejar pasar a Yupita y otras tres, que no se sabe por qué tardaron tanto en salir.
Todo ello provocó que hubiera un corte enorme, desde la estatua del Cid a la puerta de la Facultad de Ciencias. Los organizadores, nerviosos, contaban: «Esta carroza no, la siguiente ya, y metemos a los pajes». Y así ocurrió . Cuando por fin se recompuso el cortejo, sonaron Las Cigarreras de Oriente precediendo a los beduinos.
Con Gaspar ya en la calle, comenzaba a chispear . Llovían los caramelos y también gotas de agua, que hicieron temer que lo peor ya estaba llegando. Pero no, ese chirimiri duró tres minutos e incluso entre los nubarrones negros se colaba algún rayo de sol que doraba la pared del Rectorado.
Después de la ligeramente accidentada salida, a las cinco Baltasar lanzaba caramelos al cielo por los que allí están y al Rey Negro ya se le veía la espalda. El monarca y sus ayudantes iban repartiendo capotes de torero de «Rafael Serna» , en forma de llavero. Una hora le ha costado al la Cabalgata salir, lo mismo que cualquier otro año. Estaba previsto que la Estrella de la Ilusión estuviera a las 17.22 en la basílica de la Macarena pero, a las 17.45, aún estaba por la gasolinera de Capuchinos, donde suele estar cada año, aunque se comenzaba a vislumbrar que iba tomando velocidad. A esa hora, el sol se ponía y los nubarrones no se veían, aunque allí arriba estaban. La pregunta que todo el mundo se hacía era... ¿Cuándo viene la anunciada lluvia?
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