La botellona de la era Covid desata una nueva lucha vecinal en Sevilla

Heliópolis, Los Remedios o el Centro alertan del «riesgo sanitario» de estas concentraciones; el Ayuntamiento, por su parte, activa un nuevo dispositivo, que el viernes abortó una quedada con más de 500 jóvenes en Palmas Altas y este sábado otra con 300 en Amate

Imagen de concentración de jóvenes haciendo botellona esta semana en el barrio de Heliópolis ABC

Manuel J. Fernández

Bebiendo del mismo vaso o botella, sin mascarilla, sin distancia mínima en grupos de 200 ó 500 personas y, a veces, terminando en estampidas multitudinarias en las que, al ser desalojados por la presión vecinal o policial, hay quienes se toman la revancha y atacan el patrimonio urbano o las propiedades de los sufridos residentes. La botellona ha rebrotado con fuerza en los barrios de Sevilla en este arranque del nuevo curso. Tanto es así que la Policía Local abortó este viernes una concentración de más de 500 jóvenes en Palmas Altas, donde habían quedado por redes sociales. Además, este sábado de madrugada los agentes han desalojado a unas 300 personas que se concentraban en el entorno del Mercado de Las Candelarias, consumían bebidas en la vía pública e incumplían las medidas de seguridad.

La pandemia del coronavirus no ha frenado este fenómeno prohibido por ley, y que impide guardar las normas mínimas para evitar la propagación del virus. Es la ruleta rusa de la diversión juvenil en la era Covid contra la que el Ayuntamiento de Sevilla ha empezado a actuar este fin de sem ana. Sólo en la madrugada del sábado, la Policía Local ha interpuesto 371 denuncias por infracciones, 271 por consumo de alcohol en la calle, 68 por no llevar mascarillas, así como ha procedido al cierre de cuatro establecimientos por exceder el horario de apertura.

Entidades vecinales de Heliópolis, Los Remedios, Macarena o la zona norte del Casco Antiguo llevan toda la semana denunciando públicamente en redes sociales y con llamadas constantes a la Policía de este «fortalecimiento» de la botellona en plazoletas, parques y callejuelas, donde «es fácil beber alcohol en la calle, burlando las normas sanitarias y el toque de queda» para el ocio nocturno. «Parece mentira que el Ayuntamiento esté tan riguroso con los colegios, con las distancias y los ‘grupos burbujas ’; y, sin embargo, esos mismos chavales por la tarde cambian los pupitres por las botellonas en el Campo de la Feria o en otras zonas de la ciudad», lamenta José María Cañizares, presidente de la asociación de vecinos Los Remedios.

Las asociaciones de los barrios afectados insisten en que la actual crisis sanitaria aporta una razón de peso para evitar estas concentraciones. « En la plaza del Pelícano, por ejemplo, son constantes los grupos de jóvenes, algunos van con sus hijos menores, y consumen alcohol hasta las dos o las tres de la madrugada . Están sin mascarillas y pasándose los vasos y las botellas de unos a otros. Luego, en la plaza de Santa Isabel, suelen ser grupos de gente más joven, estudiantes de 18 y 25 años, que les da igual todo y creen que el virus no les va a afectar», describe Yeray Iglesias, presidente de la asociación de vecinos y comerciantes San Marcos, que incide en el «peligro vírico» de estas reuniones callejeras. En este sentido, señala que esta práctica ha privado a familias del uso de esta última plaza. «Hasta hace poco las madres y padres acudían con sus niños y la llenaban de alegría y juegos . Ahora amanece llena de cristales rotos, vasos de plástico, suciedad…»

Concentración de jóvenes en el Campo de la Feria, en el barrio de Los Remedios ÁBC

A este respecto, otro representante de la zona Norte del Casco Antiguo, Ángel López Hueso, pone la lupa en la plaza José Luis Vila. «Esta semana se ha aprobado en la Junta Municipal del Distrito la colocación de rejas para preservar la plaza de las botellonas . A diario es tomada por grupos de jóvenes que se ponen a beber y destrozar el mobiliario», señala quien es, entre otros cargos, presidente de la asociación de vecinos Calle Ancha.

Rotura de retrovisores

El caso de Heliópolis es ya desesperante para todo el vecindario. «Desde el 1 de septiembre, esto se ha desbordado. Los jóvenes, en su mayoría, casi un 95% menores de edad, se reúnen en la zona que va desde el colegio del Corpus Christi a Padre García Tejero, bebiendo alcohol, dándose abrazos, besos, sin mascarillas… Esta semana hemos contado hasta 300 jóvenes en el monte de la calle Perú, que, cuando huyen de las peleas que se forman, van destrozando espejos retrovisores y lunas de coches a su paso por las calles Lima y Ebro», señala Francisco Aguilar, portavoz del Foro Heliópolis, entidad vecinal que sube a Twitter fotos y vídeos de este particular calvario.

« Por sistema, la Policía Local no coge el teléfono... El 091 nos dice que no es competencia suya porque es ‘solo un botellón’ a pesar de la pandemia... Mientras, los vecinos en la puerta para que no te destrocen el coche», explica Antonio, un residente de la calle Perú, que junto a la calle Lima, son dos de las vías del barrio más castigadas por este problema.

Estado que presenta el Parque de Los Príncipes tras una noche de botellona ABC

Más de 200 denuncias

Precisamente, la actuación policial de este sábado en las barriadas de Heliópolis y Los Bermejales se ha saldado con 203 denuncias por botellona y por no llevar mascarillas. Igualmente durante esa noche también se intervino en la calle Radio Sevilla, Parque de Miraflores, Alameda de Hércules y en la explanada de Alfredo Kraus, junto al Metro, con el desalojo de 200 personas.

Hace unos días, en Los Remedios se produjo una escena insólita, recogida en un vídeo publicado en Twitter. Más de cien jóvenes que estaban bebiendo alcohol en el Campo de la Feria huyen al ver la llegada de los agentes. «Corrieron y se refugiaron en el Parque de Los Príncipes, e incluso en las azoteas de bloques, donde terminaron siendo desalojados por conserjes» , asegura José María Cañizares, que ha insistido en reforzar la vigilancia en este «botellódromo oficial de Sevilla» del Campo de la Feria, al que «el Ayuntamiento deja sin vallar y sin iluminar, como invitando a los adolescentes a beber y venir en coches discotecas».

El traslado al Parque de los Príncipes tiene además otras consecuencias. «Cada mañana amanece el césped y los caminos llenos de cristales, botellas y bolsas de plástico. Un verdadero estercolero», añade Cañizares. Ante todo ello, las entidades vecinales exigen a las administraciones «una respuesta contundente» contra un fenómeno, prohibido por ley, y que hoy supone «un grave peligro para la salud» en esta «batalla de todos» por contener el coronavirus y evitar una segunda ola.

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