Año Bécquer

Bécquer o el deliberado olvido de su patrimonio en Sevilla

En los 150 años de su muerte la huella del poeta apenas puede seguirse en contados lugares de la ciudad

La Venta de los Gatos en dos imágenes, una de enero de 2019 y otra de 1977 Raúl Doblado

Jesús Morillo

El olvido de la Sevilla oficial de quien es una de sus mayores figuras literarias ha sido una constante desde el fallecimiento Gustavo Adolfo Bécquer hace ciento cincuenta años. Lo recordaba en un artículo uno de sus biógrafos más destacados, su paisano Rafael Montesinos , quien relataba como mientras «el pueblo sevillano recitaba de memoria su romancillo de la soledad de los muertos» la «Archihipocresía» de la ciudad se opuso «con todas su fuerzas a que Bécquer fuese enterrado en el Panteón de Sevillanos Ilustres ».

Esta circunstancia, que no ha mejorado con el Año Bécquer, la modesta celebración en este 2020 del 150 aniversario de su muerte, ha hecho que la mayor parte del legado patrimonial del poeta español más influyente desde el Siglo de Oro y que abrió la puerta de la poesía hispánica a la modernidad, por la que transitarían después Juan Ramón Jiménez o Luis Cernuda , por solo citar dos ejemplos, esté hoy junto al título de uno de los poemarios más celebrados de este último: «Donde habite el olvido» .

Porque quien quiera hoy seguir las huellas del autor de las «Rimas» tiene pocos lugares donde acudir: la fachada de su casa natal en la calle Conde de Barajas, el convento de Santa Inés donde ubicó su leyenda «Maese Pérez el organista» y cuyo estado de conservación es preocupante, una placa en la vivienda en la que residió en la antigua calle Potro o el Panteón de Sevillanos Ilustres —allí yace junto a su hermano Valeriano — que solo puede visitarse una tarde a la semana, la del viernes.

La Venta de los Gatos está en venta y la asociación «Con los Bécquer en Sevilla» reclama que se declare BIC

Cierto que hay espacios en pie relacionados con la vida del poeta, como el Museo de Bellas Artes o la iglesia de San Vicente , pero otros han desaparecido, como el antiguo Colegio San Francisco de Paula de Jesús del Gran Poder , o están en venta, como sucede con la Venta de los Gatos , escenario de otra de las «Leyendas» y un «punto de referencia en la Sevilla del siglo XIX anterior a Bécquer», como explica la filóloga y presidenta de la asociación «Con los Bécquer en Sevilla» , Pilar Alcalá .

Este inmueble, en la avenida de Sánchez Pizjuán, es el símbolo más claro, junto a Santa Inés, del deliberado olvido del legado patrimonial del autor de las «Rimas». «La venta, a la que Bécquer hizo famosa, tuvo después muchos usos. Tras la Guerra Civil fue una vivienda de hortelanos, taller de marmolista y yesería», explica esta filóloga.

El busto de Yllanes

«Su dueño más ilustre fue el escultor Antonio Yllanes , que la compró con la idea de montar un museo dedicado al poeta. Además, realizó el busto de Bécquer que está en la barriada de las Golondrinas , bien conservado y al que se le ha puesto una nueva iluminación», señala Alcalá.

«La Venta de los Gatos, sin embargo, está que se cae. En los años 70 el Ayuntamiento quiso tirarla y es un milagro que siga en pie . Está en venta por unos 300.000 euros, un precio que no sé si será un farol porque hace unos años su precio era de 180.000. Los vecinos de barrio siempre han querido convertirla en un centro cívico que tuviera un espacio consagrado al poeta».

Para ello, sería pertinente, considera la presidenta de esta asociación, que la Junta de Andalucía declarara el inmueble, en el que ya no queda nada de su pasado y no tiene valor patrimonial, Bien de Interés Cultural (BIC) , lo que le daría protección y permitiría reconstruirla, ya que existen muchas fotos. La Venta de los Gatos «era el más auténtico de los ventorrillos andaluces», añade.

La restauración del órgano de Santa Inés se realizó hace tres años por suscripción popular

En febrero de 2017, todos los grupos políticos del Ayuntamiento votaron por unanimidad solicitar la declaración de BIC a la Junta de Andalucía, «pero las veces que me he reunido con sus responsables me dicen que no les ha llegado esa solicitud. Si alguien la compra se perderá para Sevilla y eso sería lamentable. Confío en que el Ayuntamiento termine salvándola y al delegado Antonio Muñoz lo veo muy receptivo, así que quiero tener esperanza», señala.

El pueblo, con el poeta

Las administraciones, sin embargo, han ido históricamente en lo que se refiere a Bécquer detrás de la sociedad civil. De hecho, el monumento a su figura en el Parque de María Luisa lo sufragaron los hermanos Álvarez Quintero , mientras que la placa que hay en la fachada de su casa natal —lo único original que sigue en pie— en la calle conde de Barajas la «regaló» el escultor Antonio Susillo . «Era tan becqueriano que se suicidó el mismo día en que había fallecido el poeta», recuerda Pilar Alcalá.

Otro ejemplo del cariño de los ciudadanos por el escritor es que la restauración del órgano de Santa Inés , el de Maese Pérez, se realizó por suscripción popular . «Se restauró en 2017, el mueble en el taller de Jorge Anillo en Alcalá de Guadaira y la parte musical la realizó el organista Abraham Martínez », recuerda esta filóloga.

Por ello, lo que mejor podría contribuir a conocer la figura de Bécquer es la creación de una ruta señalizada , estima Alcalá, similar a las que dispone la ciudad italiana de Trieste alrededor de James Joyce o Italo Svevo .

Esa ruta podría ser un punto de inflexión en la que ha sido la relación histórica de las administraciones con el legado de Bécquer y que tan bien resume, de nuevo, Rafael Montesinos en un texto inédito recuperado en la reciente reedición de «Los años irreparables» . «Él sabe que le debe a la Sevilla oficial treinta años de desprecio, una calle trasconejada, un pedazo de tronco y una casa por los suelos».

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