POLÍTICA Y EMPRESAS

Club Antares de Sevilla: empresa, finanzas, deporte y poder durante treinta años

Pionero y hasta revolucionario en Sevilla, el principal club financiero de la ciudad fue un influyente foro donde políticos y empresarios marcaron la agenda local y andaluza. Al acabar el mes de julio ha echado el cierre

Una de las conferencias en el patio de Antares en 1991 ABC

Eduardo Barba

Telón. Este pasado martes se celebraba una cena de despedida que servía de triste cierre (hasta se vendían los muebles sobre la marcha al mejor postor durante el evento) del Club Antares de Sevilla , un verdadero referente de la vida social hispalense durante más de tres decenios. El fundido a negro coincidiendo con el último día del mes de julio supuso el colofón a los últimos años de decadencia, desde la entrada de la entidad en concurso de acreedores en 2012 hasta la compra de la Cámara de Comercio sevillana y la agonía en manos de esta institución y la clausura del club, cuyas instalaciones van a derribarse para que se construya una residencia de estudiantes una vez se descartó la idea de levantar allí un hotel.

Pero el tono decrépito más reciente no diluye, ni mucho menos, la memoria del esplendor y la enorme importancia que Antares ha tenido para la capital andaluza desde que en 1986 lo pusieran en marcha los hermanos Juan Ignacio y José Antonio González-Barba , que después pasaron el testigo de la dirección a la siguiente generación, cuando ese edificio en el barrio de Tabladilla era ya todo un consolidado y prestigioso club empresarial, financiero y de negocios, pero también un gimnasio puntero y un centro de restauración de referencia. Fallecido José Antonio, el otro de sus fundadores recuerda con amargura el devenir de lo que en su momento fue un proyecto pionero y que muy pronto se erigió en verdadero cenáculo del poder político y empresarial y foro protagonista del debate civil de la ciudad. Juan Ignacio González-Barba repasa cómo pusieron en marcha el proyecto basándose «en otros clubes financieros de Madrid o Barcelona , aunque Antares siempre tuvo algo más y fue en poco tiempo un espejo en el que todos se miraban».

Los González-Barba compraron a Riotinto Explosivos unas instalaciones casi abandonadas y devaluadas

La idea fue temeraria, eso sí. La familia se había fijado en unas instalaciones que Explosivos Riotinto tenía medio abandonadas, ya que los planes urbanísticos de finales de los 70 habían señalado que por aquellos terrenos iba a pasar la carretera que discurriría en paralelo al famoso canal Sevilla-Bonanza, proyecto luego frustrado. Al tratarse de un suelo poco provechoso, la empresa de explosivos vendió en 1982 las instalaciones a los González-Barba, que firmaron con el Ayuntamiento un documento por el que renunciaban a indemnizaciones si finalmente salían adelante la carretera y el canal. «La compra fue muy arriesgada, pero fuimos adelante y salió bien. Los planes urbanísticos cambiaron y el terreno pasó a tener otro valor, con lo que en 1986 logramos inaugurar oficialmente el club financiero y todas sus instalaciones deportivas después de una gran reforma», explica el fundador de la entidad, quien recalca que la intención desde el primer momento fue «crear en Sevilla un foro como el Club Siglo XXI de Madrid . ¿Por qué tenían que ir los políticos sevillanos o andaluces a dar conferencias a la capital de España y no hacerlo aquí?». Y a fe que se consiguió el objetivo.

Desde aquella inauguración en marzo de 1986 con Manolo Santana como personaje invitado posando ante las flamantes pistas de squash, y con el viento a favor en los primeros años de una ciudad pujante por la Exposición Universal de 1992, Antares pasó a convertirse en un breve lapso en el centro neurálgico del poder en todos sus niveles, desde el empresarial al político. Muestra de ello es la interminable lista de dirigentes, empresarios y líderes sociales o financieros que han pasado en estos años por la característica sala de conferencias del club o por el propio patio central, convertido también en salón de charlas cuando se así se requería. Han sido escuchados en Antares todos los alcaldes de la ciudad desde Manuel del Valle hasta la fecha, regidores de otras capitales, concejales, presidentes de la Junta de Andalucía, de otras comunidades, consejeros, ministros, presidentes del Gobierno, de clubes de fútbol, líderes sociales, empresarios de renombre, un cardenal o hasta el Príncipe de Asturias, ahora Rey, don Felipe VI. Abogados, empresarios, políticos… Prácticamente todo el que ha pintado algo ha acababado entrando por la puerta de la calle Genaro Parladé .

Un club que «igualaba»

«Todos allí estaban a la misma altura —comenta González-Barba— y se vivía una atmósfera en la que desaparecía la rivalidad política o financiera , ya que el club los igualaba aunque sólo fuera por un rato. Dentro de un vestuario después de hacer deporte, todas las personas somos iguales». Porque del deporte fue uno de los grandes ganchos de este proyecto. Pero con un matiz novedoso, como ocurrió también con la gastronomía. Así, en Antares se pudo disfrutar del primer gran gimnasio de la ciudad con actividades al estilo actual; o de salas de fisioterapia y rehabilitación; o del squash; o de aquel novedoso «racket» —variante más sencilla del squash—; o hasta del propio pádel cuando la fiebre actual de este deporte no podía ni imaginarse.

«Eso nos llevó a tener más de 1.500 socios —relata Óscar González-Barba, director general de Antares tras relevar a su padre y su tío—, que sentían que aquello era algo elitista, prestigioso, distinguido. El club era un referente social e institucional hasta que se vendió, y todo negocio que quería hacerse en Sevilla debía pasar por allí de una forma u otra. Abrimos una ventana al exterior para mostrar una ciudad moderna y alejada de los tópicos porque nos movía eso, el servicio a la ciudad por encima de todo. Luego ya no ha sido así».

Antares reunió a la flor y nata de la política o las empresas gracias a otra novedad que incorporó y que luego ha creado escuela, la de organizar una conferencia a la semana , dándole a esos ciclos una permanencia que resultó decisiva para que la entidad ganara mucho peso. Lo que allí se decía importaba. De manera oficial y también entre bambalinas, ámbito en el que, por ejemplo, cuentan que Javier Arenas pidió a Juan Ignacio Zoido , casi rogó, que se hiciera cargo del PP andaluz después de las autonómicas de 2012, cuando todavía jugaban partidos de squash en las canchas del club. La decadencia y sus detalles no suelen tener piedad. Luego, con la crisis inmobiliaria, llegó la progresiva decadencia hasta la clausura de esta semana

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