El rincón de...

Ángel Alberto Núñez: «Cuando los descubrí me dijeron: no hagas nada o verás tu boca llena de moscas»

Dermatólogo, escritor, aventurero, orientador de la salud en radio y televisión y protagonista de una vida que lo llevó de la gran ciudad a los poblados de clanes amazónicos donde desconocían el valor de la moneda

Ángel Alberto Núñez Raúl Doblado

Félix Machuca

Ángel Alberto Núñez Moreno acaba de publicar su segundo libro de relatos, «Los últimos cuentos del pariente Adán» (Fundación Unicaja)

No es exagerado decir que su vida es una novela…

En absoluto. Las experiencias vividas en la epidemia de encefalitis equina en la Guajira colombovenezolana y después en el Amazonas me dieron experiencia suficiente para escribir mi primera novela «Sabor a mí» y parte de la segunda, «Si tú me dices ven», como el bolero.

¿Qué capítulos de esa novela vital le fueron más adversos?

Los que viví en la selva colombiana viendo el nacimiento de la guerrilla colombiana, las FARC y la narco guerra, para convertirse después en un cartel de tráfico y venta de droga.

En la intimidad ha llegado usted a reconocer que su vida corrió peligro cierto en Venezuela.

Descubrí desde mi puesto de jefe del servicio de enfermedades venéreas en Punto Fijo, Venezuela, que las niñas que me traían para ver si estaban enfermas, eran vírgenes. Por lo que tenía que emitir un certificado de virginidad. Y ese certificado servía luego para subastarlas para el comercio sexual. Cuando descubrí aquello quise ponerle fin. Y me dijeron: no haga nada si no quiere amanecer con la boca llena de moscas. Decidí venirme para España.

¿En Maroa, el Amazonas venezolano, encontró al buen salvaje?

No, no lo, puede encontrar. Al contrario. Viví mucha ingratitud. Le salvé la vida a una niña que la mordió una serpiente. Perdí las gafas. Y la encontró su padre. No me la dio hasta que no le di la recompensa.

Usted es hispanovenezolano con ascendentes canarios. ¿Desde cuándo no pisa Venezuela?

Desde 2002. Fue una experiencia dolorosísima.

Las últimas elecciones han sido rechazadas por la Unión Europea, la mayoría de América hispana y los EE.UU. Pero Zapatero se empeña en defenderla…

Del señor Zapatero se puede esperar todo… lo negativo.

¿Mantiene contactos con viejos amigos, qué le dicen?

Es muy difícil hablar con Venezuela y hay mucho miedo a hablar de ciertas cosas por teléfono. He tratado de enviarles mis últimos libros a los amigos de allá. En Correos me han dicho que no hay comunicación postal con Venezuela.

Muchos analistas políticos piensan que en España se están poniendo las bases de una involución chavista ¿Usted cree que ese diagnóstico es acertado o es una exageración política?

En «La equivocación», una novela distópica escrita hace cinco años, ya describo el proceso político seguido en España y anticipaba la chavenización de España.

Como dermatólogo ¿qué diagnostico tiene el sarpullido de la piel política española?

Solo hay un remedio para ese sarpullido: altas dosis de honradez de los políticos españoles.

Pero parece que la honradez como valor político cotiza a la baja en España y en el mundo…

Sí, sí, indudablemente. Es una de las faltas más clamorosas en la ética política de aquí y del mundo entero.

Pero le exigimos ética siempre a los políticos. Y quizás los políticos solo dan lo que les piden determinadas fuerzas sociales y económicas ¿no le parece?

Correcto. Esas fuerzas sociales y económicas tienen sus nombres: sus clientes, sus partidarios, los que los mantienen en el poder.

También ese desajuste ético alcanza a grandes multinacionales de la salud. A farmacéuticas que, según algunas voces científicas, arriesgan mucho con la vacuna contra la Covid sacándola ya al mercado…

El mensaje político es este: somos tan buenos y eficientes que presionamos a la industria farmacéutica para que saquen una vacuna en experimentación y así parecer salvadores del mundo. Nunca vi nada igual.

¿Usted cree que el mundo al que nos dirigimos anuncia recortes en libertades individuales y derechos humanos?

El mundo que viene será menos libre que el nuestro. Nos llevan de la mano al pensamiento único.

¿Por qué razón cree usted que en España se siguen escribiendo novelas sobre la guerra de nuestros abuelos?

Por puros intereses políticos. Yo voté esta Constitución que, entre otras cosas, suponía la superación de las dos España. Pero han surgido movimientos políticos que rentabilizan la llama viva del rencor.

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