Feria de Abril de Sevilla 2022

La Feria de las dualidades

El vaso medio lleno ayer en el real, donde coincidieron Yolanda Díaz y Macarena Olona, en un día en el que al personal se le empezó a notar el agujero en el bolsillo

Los políticos 'inundan' el real de la Feria

El alcalde y los ministros Garzón y Díaz junto a hermanos mayores y el presidente del Consejo de Cofradias Juan Flores
Javier Macías

Javier Macías

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Aquí nada es lo que parece. Ayer media Sevilla se borraba del cartel a primera hora de la mañana: «Yo ya hoy no, por mí ya está bien, tú sabes que a mí me sobra la mitad de la Feria». En estos días han caído tanto los kilos con los dos festivos intercalados que había quien comunicaba el plan ineludible de la jornada: «A mí dejarme de relíos, yo quiero sofá, capitulito de 'Cuéntame' y un caldito de puchero». Al mediodía, en el real había más caballos que transeúntes y en las casetas la mayoría tenía ya la tarjeta descuento de Tussam.

Apuntaba a bajón importante de afluencia después del lleno histórico de los primeros días. Pero en esta ciudad nada puede elevarse a definitivo porque, a eso de las cinco y media, cuando el sol picaba y sacaba a relucir las camacheras, se obró el milagro de la multiplicación. De repente, el móvil del feriante incombustible, en ese momento compartiendo plato de adobo con la parienta en busca desesperada de amigos, se iluminó. Por la calle Asunción, que a la hora de comer parecía escenario de 'Soy leyenda', se venía la bulla. «Yo en verdad no iba a venir, esto no hay cuerpo que lo aguante, vaya ruina niño, la ideíta de empezar la Feria un sábado y meter ahí un festivo nos está dejando en la quinta pregunta y tú sabes cómo me pongo, que tengo un agujero en el bolsillo...», decía un socio de una de las últimas casetas de Pascual Márquez, cargado con una botella de Tío Pepe, un plato de jamón y otro de gambas. Allí el camarero se quejaba de que desde el sábado había perdido nueve kilos, «como en un coche de Fórmula 1»; a lo que el cronista, que se ha puesto fuerte desde la última vez y ha tenido problemillas para enfundarse chaquetas pintureras olvidadas desde hace tres años, contestó: «¿Te importa que te dé el currículum?».

Ayer hubo dos crónicas : la del vacío de por la mañana y la de una tarde con el vaso medio lleno donde aquellos que se cayeron del cartel por la fatiga y la resaca se reponían súbitamente. En la primera de ellas se comprobó cómo los políticos convierten el real en una pasarela, una 'feria de las vanidades' de precampaña pese a que se trataba de un jueves laborable y con los niños por fin en los colegios.

Vanidades y dualidades, porque ayer coincidieron en la portada, en el mismo sitio y a la misma hora, las dos emperatrices radicales de la política española, entrando por extremos distintos de la arcada. Yolanda Díaz y Macarena Olona . La Toña y la Malena. La vicepresidenta del Gobierno se estrenaba del brazo de Alberto Garzón, ministro de Consumo. Micifuz y Robustiana. Ambos fueron invitados por el alcalde de la ciudad a la caseta municipal, donde en ese mismo momento se celebraba la recepción al Consejo de Cofradías y a las hermandades. Algún hermano mayor sugería discretamente que el camarero le pusiera un chuletón en lugar del plato de jamón del que disfrutaba con pasión. «Deben estar arreglando ahora la Madrugada y discutiendo sobre lo que pasó el Lunes Santo», remató otro mandamás cofradiero en la tertulia que se montó. Allí estaba también la ministra María Jesús Montero y el diputado donostiarra Odón Elorza , al que alguno confundió con Paquili , un artista por los cuatro costados que a buen seguro aprovechó para sacarle una rebaja del IVA al ministro para el arte sacro. A la Feria de Abril sólo le ha faltado este año la presencia de Pedro Sánchez, Margarita Robles y la directora del CNI , porque en Sevilla no se habla de otra cosa que de Pegasus.

Ese extraño aliño que se formó en la caseta municipal tuvo eco en la de la Cope . Allí Carlos Herrera y Pepe Domingo Castaño departían con Juanma Moreno, Patricia del Pozo y José Luis Sanz en una recepción a la que asistió la plana mayor del PP y a la que luego se integraron concejales y diputados de Vox , con quienes debatieron con cierta guasa por la cantidad de actos en los que tienen que duplicarse. No acudió Macarena Olona , que lleva varios días dejándose ver entre el real y los toros.

Más de la Feria de las dualidades, porque también se encontraron en la caseta de la Cope Rafael Gordillo con Pepe Castro. La delegación bética entregaba pines de solapa con la Copa del Rey. «A mí me gustan más los paragüeros », respondía con guasa un sevillista a su compañero pepero cuando le incitó a conseguirle uno igual para que luciera el título por el real. «Esto es bueno para la ciudad», comentó el primero a modo de venganza.

¿Fin de fiesta?

El real comenzaba a llenarse a la hora del café. Estos días los turistas se ven menos y el sevillano aprovecha para reivindicar la Feria sin aglomeraciones antes de coger el coche de camino a la playa. Ese es, sin duda, el debate que está dejando el regreso de la semana de farolillos en 2022. Con la aparición de los conjuntos de sevillanas conforme avanzaba la tarde el ambiente se calentaba. De hecho, feriantes expertos en aforo calculaban ayer que había hasta más público que el miércoles, que era festivo. Todo se relajó, hasta los porteros de las casetas estaban generosos. Nada que ver con los de la del PSOE. A ver quién se cuela allí ahora...

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