Persecución en Los Remedios: «Disparé al aire para que se detuviera, pero ni se inmutó»

Los agentes de la Policía Local que arrestaron al peligroso delincuente implicado en un ajuste de cuentas en Chipiona cuentan cómo pudieron darle caza

Juan Carlos Cabrera, en compañía de los dos superintendentes, felicita a los cuatro agentes ABC

Silvia Tubio

Dos agentes del distrito Cerro-Amate y otros dos compañeros de la unidad de motoristas de la Policía Local de Sevilla fueron los que este pasado domingo cayeron encima del peligroso delincuente que venía huyendo desde Chipiona tras haber arrojado un cuerpo y a dos personas heridas a una cuneta. Los cuatro funcionarios policiales han sido recibidos este martes por el delegado de Gobernación, Juan Carlos Cabrera , en el Ayuntamiento. Les ha felicitado por la intervención y les ha anunciado que ha propuesto sus nombres para una medalla al mérito policial. «La intención es que la reciban en el próximo patrón , que se celebrará el 23 de noviembre, pero si no entran por cuestiones de plazo , lo harían en la siguiente convocatoria».

Los dos motoristas fueron los primeros en localizar la furgoneta que conducía el detenido cuando se aproximaba al puente de las Delicias. «Veníamos de dejar un coche en el depósito municipal cuando escuchamos el aviso de la sala. La información que teníamos es que se trataba de un individuo que había estado implicado en un enfrentamiento armado», relata uno de los policías locales.

El detenido hizo gala de una conducción muy temeraria. «Se saltó semáforos, se metió en sentido contrario y cuando llegó a Blas Infante , pensamos que ya se detendría porque había mucho tráfico pero se subió a la acera para continuar». Los dos agentes que le perseguían en moto reconocen que fue «un auténtico milagro» que no hubiera atropellado a algún peatón o hubiera colisionado con otro vehículo en su frenética huida .

El delincuente buscaba una dirección en Sevilla

Además del detenido en la capital, la Guardia Civil arrestó a otras cuatro personas, de nacionalidad portuguesa, que iban en un turismo por la A-66. Los cinco están implicados en los hechos ocurridos en Chipiona. Uno de los agentes municipales ha revelado este martes que el sospechoso que apresaron en el barrio de Los Remedios llevaba un GPS que tenía marcada una dirección de Sevilla. Quiere decir que se adentró en la capital hispalense en busca de un lugar en concreto. Probablemente el objetivo era refugiarse o deshacerse del vehículo donde retuvieron a las víctimas y que estaba lleno de sangre y, por tanto, de pruebas.

La persecución acabó tras varios minutos de auténtica locura, describen los agentes. «Finalmente se frenó en la calle Arcos y colocó la furgoneta atravesada para impedir la entrada de vehículos. Creemos que actuó así porque se sintió arrinconado. No sabría para donde tirar y decidió seguir huyendo a pie».

Los agentes destacan cómo los vecinos fueron dando indicaciones para ayudarles a la localización del delincuente e incluso recibieron gritos de ánimo mientras corrían

Uno de los motoristas, con 16 años de experiencia en el cuerpo, fue quien disparó dos veces al aire. «No paraba de darle el alto y de gritarle que se detuviera. Disparé para que se parara, pero ni se inmutó». Este agente reconoce que ha sido la intervención policial más peligrosa en la que ha participado. Creyó que el sospechoso llevaba el arma encima y que podía apretar el gatillo en cualquier momento. Cuando fue apresado, se confirmó que llevaba una escopeta dentro de la furgoneta.

La escena de la detención fue grabada por un policía que lleva, por iniciativa propia, una cámara colgada en su pecho. Sus compañeros bromean con él porque las imágenes son la prueba de su buen estado de forma ya que se ve cómo corre a gran velocidad. Él y su compañero iban camino del dispositivo policial preparado para el partido de fútbol que enfrentaba al Sevilla con el Real Madrid cuando les llegó también el aviso de la huida. «Al llegar a la calle Arcos, como no podíamos seguir con el patrullero, salí del coche y empecé a correr. Una vecina nos indicó dónde se había escondido». Los cuatro policías cayeron encima de un marroquí que necesitó dos grilletes dada su envergadura. «Gritó dos veces algo, pero no se le entendía».

Hubo colaboración vecinal y también muchos gritos de ánimo a pie de calle y desde los balcones para que los funcionarios policiales alcanzaran al sospechoso. «¡Vamos corre!», me gritó un hombre que iba en un monopatín. «No sé si pensó que estaba participando en la Nocturna», ríe un agente quien admite que desde este domingo las felicitaciones se amontonan en forma de mensajes a su teléfono móvil. «La satisfacción es absoluta».

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