Sevilla

«El Militar de Sevilla era uno de los mejores hospitales de España»

José Luis Pérez Piqueras, último director del centro sevillano abandonado a su suerte desde 2012, acusa también al exministro Trillo de deshacerse de él «por afectos y motivos personales»

José Luis Pérez Piqueras J.R.Ladra

Jesús Álvarez

El general médico retirado José Luis Pérez Piqueras fue el último director que tuvo el Hospital Militar de Sevilla antes de su cesión a la Junta de Andalucía en 2004. Ocupó ese cargo desde 1999 a 2003 y dice que lo ocurrido durante esos años «supuso un sacrificio personal en mi carrera militar». Acusa al exministro del PP, Federico Trillo , de deshacerse del centro « por afectos e intereses personales» y a la actual ministra de Hacienda, María Jesús Montero, de despilfarro por la reforma de 50 millones de euros que emprendió. «En cualquier empresa privada la habrían despedido», dice.

¿Pudo ver el vídeo que publicó el domingo ABC en su edición digital rodado en el interior del Hospital Militar de Sevilla?

Vi el vídeo y leí el reportaje que le acompañaba. Me produjo un gran pena la escandalosa situación actual.

¿Se imaginaba el estado en que se encuentra? El nuevo gerente del SAS, Miguel Ángel Guzmán, lo definió como un edificio que acababan de bombardear.

No he podido entrar en él desde que la Junta lo cerró. Aunque había leído alguna información sobre su deterioro y algunos robos, no podía imaginar que hubiera llegado hasta ese punto. Me duele mucho lo ocurrido con el hospital que dirigí.

¿Calificaría el hospital de «portaaviones sanitario» antes de hacerse cargo de él la Junta de Andalucía?

Sí, de hecho, así lo definí en mi discurso de despedida. Dije que aquello era una joya y que me tocó la desagradable misión de llevar al desguace a un portaviones mientras se dejaban operativos barcos de menor calado. Nuestra situación, además, era estratégica por nuestra cercanía al Estrecho y a las bases militares de Morón y Rota.

Ángel Guerra, el último gerente del hospital, dijo a ABC en una entrevista publicada el pasado domingo que el entonces ministro Federico Trillo se deshizo de él sin motivo.

Así fue, se deshizo de él en contra del dictamen de una comisión del Ministerio de Defensa, de la que yo formaba parte, que lo valoró como el mejor hospital militar de España, después del Gómez Ulla, en Madrid. Dejó abiertos seis hospitales, entre ellos los tres de Marina, que eran hospitales mucho peor dotados y con menos prestaciones, es decir, infinitamente peores. Defender al Hospital Militar de Sevilla me costó algún sacrificio personal.

¿A qué tipo de sacrificio se refieree?

Por defender la supervivencia del Hospital Militar de Sevilla. Antes de que estuviera tomada la decisión de desafectarlo, defendí la supervivencia de nuestro hospital y eso desagradó profundamente al subsecretario de Defensa y mano derecha de Federico Trillo, Víctor Torre Silva. Me llamó a su despacho y me acusó de ser desleal a Defensa. Casi veinte años después, puedo decir que yo fui leal al Hospital Militar de Sevilla, a sus trabajadores, civiles y militares, y a sus pacientes. Cumplí con mi deber como director del hospital y tuve que pagar un precio por esa lealtad. A pesar de estar el primero en puntuación en el escalafón para ascender a general de división, el ministro impidió ese ascenso.

¿Trillo fue el máximo responsable de su cesión a la Junta en 2004?

Trillo lo decidió. Fue una decisión arbitraria basada únicamente en afectos e intereses personales. Lo hizo en contra de los criterios objetivos de valoración marcados por esa comisión del Ministerio de Defensa. Me pareció indignante que se deshiciera del Hospital Militar de Sevilla y se quedara con los de la Marina por su cercanía personal. Dejó abiertos seis hospitales, entre ellos los tres de la Marina.

Decían que el de Sevilla era casi como un hotel de cinco estrellas.

El hospital era uno de los mejores hospitales universitarios de España. Tenía un gran prestigio y unas excelentes instalaciones, hasta el punto de que el Decanato de la Facultad de Medicina quería venirse a nuestro pabellón docente, hoy destruido y vandalizado, para instalar allí su sede. Teníamos convenios y contactos con distintas instituciones académicas y en el hospital estaba el EMAT, el equipo médico avanzado del Ejército de Tierra. El centro lo dejamos en pleno funcionamiento y en perfectas condiciones sanitarias, aunque recuerdo que en los últimos tiempos sufrimos algunas pequeñas carencias que Defensa ya no nos quiso cubrir como, por ejemplo, una nueva plaza de cardiólogo que nos hacía falta. También me pararon una máquina para hacer resonancias que era muy avanzada en aquella época.

Critica a Trillo, entonces ministro de Defensa, por su cesión a la Junta. ¿Tenía otras opciones?

Sí. Había varias y rechazó todas. Se podía haber llegado, por ejemplo, a un concierto con la Junta de Andalucía para que nos hiciéramos cargo de una parte de la población sur de Sevilla. Los pacientes y trabajadores del Hospital de Valme y del Virgen del Rocío lo hubieran agradecido muchísimo.

El Militar ya atendía a un cupo de enfermos de UVI del Virgen del Rocío y, principalmente, del Valme, aunque la Junta no les abonó nunca esa atención, según dijo el último administrador, Ángel Guerra. La deuda ascendió a 1.300 millones de las antiguas pesetas.

No sé la cifra exacta pero las facturas sin pagar llenaban tres cajones en el despacho del subdirector económico. Tuve reuniones con directivos de la Consejería de Salud, con Francisco Vallejo a la cabeza, y se negaron a pagarnos. Incluso con desagrado. Atendimos el año 2000 a muchos heridos del accidente de Muebles Peralta. Nos felicitaron por esa atención pero no nos pagaron.

¿Temió usted que la Junta hiciera lo que hizo: iniciar unas obras y dejarlas morir sin concluir?

No pude imaginarme tal cosa ni en mi peor pesadilla. Yo pensaba que seguiría funcionando para la Junta como un hospital general. Lo tenía todo para serlo y para albergar uno de los mejores hospitales de Sevilla, además de ser sede del Decanato de la Facultad de Medicina.

¿No le dieron explicaciones sobre lo que pretendían hacer con el hospital?

Oficialmente no, a pesar de que mantuvimos varias reuniones, pero me llegó extraoficialmente que querían hacer una gran unidad de rehabilitación de infartados cardíacos y otra para lesionados medulares y personas con daño cerebral que podría haber sido la referencia para toda Andalucía. Al final, no hicieron nada: si no querían el hospital, a qué tanta insistencia en quedárselo. Como he dicho, siempre defendí que el Hospital siguiera dependiendo del Defensa y se abriera a atender a los sevillanos mediante un concierto más amplio con el SAS. De haberse materializado, hoy seguiría funcionando como el Gómez Ulla de Madrid, un centro de gran prestigio que atiende a personal civil.

¿Se politizó mucho el asunto de la cesión a la Junta del hospital?

Sí, entraron los sindicatos en el comité de empresa y empezaron a acusar a la dirección de «quererle escaquear el hospital a Sevilla», cuando era precisamente todo lo contrario, como después se ha visto. Aunque ha pasado mucho tiempo, recuerdo con mucha tristeza todo lo ocurrido. Pasé momentos desagradables en los encierros y manifestaciones públicas del comité de empresa zapoyados por sindidcatos y partidos de izquierdas. A mí me insultaron por oponerme a la cesión del hospital desde los sindicatos y en el Ministerio por todo lo contrario. Me sentí entre dos fuegos: el del comité de empresa del hospital y los responsables políticos del Ministerio de Defensa.

En esas reuniones para el traspaso debía de estar presente María Jesús Montero, entonces viceconsejera de Salud y mano derecha de Francisco Vallejo.

Había varias personas pero no la recuerdo exactamente.

lla se hizo cargo de la Consejería de Salud en 2004 e invirtió casi 50 millones de euros hasta 2012, cuando se dejó abandonado a su suerte y en el estado bélico que presenta ahora. ¿Qué opinión tiene de esa actuación como ciudadano?

Me duele esa malversación y despilfarro de fondos públicos y que se dejara a merced de ladrones y vándalos. La cesión a la Junta ya me pareció una malversación. Ha sido una tras otra, de unos y de otros

¿Y qué le parece que la persona que invirtió 50 millones de euros de fondos públicos en un edificio que luego dejó morir en la ruina, expoliado y vandalizado, sea ahora ministra, precisamente de Hacienda?

Es algo muy llamativo. En una empresa privada la hubieran despedido. Además, nadie ha dado explicaciones.

Incluso se especula que puede ser la candidata del PSOE a la Presidencia de la Junta de Andalucía.

No tenía ni idea.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación