La inquietante historia de la beata Dolores, la última bruja condenada en Sevilla

Durante trescientos años, cientos de mujeres fueron ajusticiadas en Sevilla acusadas de brujería

Grabado de la quema de una bruja ABC

Antonio Periáñez

Mucho antes de que guionistas y directores de Hollywood idearan la imagen de la bruja malvada que volaba entre tinieblas , en Sevilla se acusaba a mujeres de saltar por los tejados para sacrificar niños y practicar conjuros diabólicos . De hecho, el primer auto de fe del que se tiene constancia y en el que se acusa de brujería fue en Sevilla en 1481 . Tres siglos más tarde, la «última bruja» de España sería ajusticiada en la capital hispalense.

«A finales del siglo XV los inquisidores no estaban nada preocupados por las brujas. Sin embargo, a medida que iba avanzando el siglo XVI, con el reinado de Carlos V llegan noticias desde distintas ciudades de España de que hay mujeres que por la noche asaltan las casas, donde mueren niños por causas extrañas. Eran brujas» explica a ABC María Lara, profesora de la Udima y experta en Inquisición y brujería .

Etimológicamente, el término bruja equivale a mujer sabia, como lo refleja la mitología clásica griega en diferentes personajes femeninos, como Medea. Sin embargo, « ¿por qué se pasa de esa idea de mujer con poder y sabiduría a un ser demonizado? » se pregunta Lara, autora de «Pasaporte de bruja».

El motivo, explica esta investigadora, se debe a que a lo largo de los mil años de la Edad Media cuando no había un saber normativo en medicina o farmacopea, las mujeres ejercían de médicas, de enfermeras, cirujanas o farmacéuticas , sin un título de por medio porque si existía, estaba reservado para los hombres. Estas mujeres estaban irrumpiendo en un espacio claramente acotado para el hombre. De manera que esas artes sólo podían ser obra de satán , al que adoraban.

Pintura con una escena de quema de brujas

No obstante, durante los tres siglos en los que se tiene constancia escrita de ajusticiamiento de brujas , fueron muchas las mujeres que murieron en la hoguera acusadas de un mismo delito religioso. Sin embargo, tal y como apunta la historiadora María Lara, el concepto «bruja» incluía a sanadoras, curanderas, visionarias, profetizas y criminales porque «se trataba de frenar la aspiración de ese grupo de mujeres que poseía, según ellas, un don natural o el conocimiento que habían recibido de sus abuelas generación tras generación. Eran capaces de intervenir en la naturaleza o en la salud, mediante remedios terapéuticos cogidos del campo, con hierbas o aderezado con licores que ellas mismas elaboraban».

Pero las supuestas brujas no sólo se dedicaban a elaborar pociones de amor, conjuros y maleficios de la mano del diablo. Tenían el poder de surcar los cielos sobre una escoba , mientras se dirigían a los aquelarres donde gozarían con el mismísimo demonio. Esta creencia llego a extenderse tanto que en Sevilla se forjó la leyenda de que las brujas aterrizaban en los campos de Tablada .

«Todos los vuelos de la brujas eran realmente mentales , tenían lugar en la mente, lo que pasa es que en aquellos tiempos, con un 85 por ciento de la población analfabeta, todo el mundo creía que las brujas podían volar. Lo curioso es que todas las reproducciones del vuelo, en distintos puntos de la geografía española, se habla de unos mismos patrones» explica Lara.

Como han dejado constancia multitud de estudios e investigaciones, el ritual pasaba por la elaboración de un brebaje a partir de plantas psicotrópicas y alucinógenas, como la belladona, el tejo o el mijo . Dicha poción, les producía alucinaciones que las empujaban a creer que podían volar sobre sus escobas y fornicar con el maligno.

«Podemos decir que realmente no volaban, lo cierto es que la rumorología tenía un impacto bastante elevado, entonces bastaba con que una bruja dijera que esa noche había estado volando por el campo de Tablada , para que todas las demás que volaban y veían un campo, lo asociaran con Tablada. Por tanto, era la suma de una alucinación con la rumorología de la época».

La última bruja

Este tipo de creencias, y la consiguiente quema en la hoguera, pervivió hasta finales del siglo XVIII. En 1781 se emitió el último auto de fe en España que condenaba a la hoguera una bruja . Fue en Sevilla y la ajusticiada , una joven ciega conocida como la « beata Dolores ».

Nacida en el seno de una familia sevillana muy cercana al clero, a la temprana edad de doce años pasó a vivir con su confesor, el cual la acusaría antes de morir de acercarse a su cama para mortificarle la conciencia . A la muerte del reverendo, la joven ingresa en las carmelitas en el convento de Marchena.

Años más tarde, se propaga la idea de que esta sevillana mística hablaba con su Ángel custodio y con el Niño Jesús. La descripción de sus visiones aturdió a propios y extraños, debido a los pormenorizados detalles a los que aludía, a pesar de su ceguera. El rumor continuó extendiéndose y ampliándose con más y nuevos poderes del demonio. Hasta que en julio de 1781 se inició el proceso por brujería . Un mes más tarde se ejecutó la sentencia en el auto de fe celebrado en la iglesia de San Pablo.

«Desde el alba, sin temor a la fatiga estival, la muchedumbre se dirigió hacia el convento... Mientras, por el Altozano de Triana, sólo se divisaban cabezas sin cara, expectantes de ver salir a la siniestra comitiva del castillo de San Jorge» relata María Lara en su libro « Pasaporte de bruja ».

Aquel día, después de la lectura de una interminable sentencia de 157 páginas, la beata Dolores fue conducida a la plaza San Francisco , donde recibió garrote ante una enfervorecida multitud, que esperó hasta ver arder en las llamas el cuerpo de la joven sevillana. Este sería el último caso de brujería sentenciado por el Tribunal de la Inquisición, ubicado en el Castillo de San Jorge .

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