Novedad editorial
Antonio Pérez Henares: «Vivimos un tiempo de raquitismo mental»
El escritor acaba de presentar en Sevilla «Cabeza de Vaca», una increíble epopeya vital de un conquistador que convivió con multitud de etnias, pugnando por una forma diferente de implantar el dominio español en el Nuevo Mundo
Álvar Núñez fue el español que mejor comprendió el modo de vida indígena en el siglo XVI. Este andaluz, nacido en Jerez de la Frontera, es el protagonista de «Cabeza de Vaca» (Ediciones B), rigurosa novela histórica de la que es autor Antonio Pérez Henares y que nos narra, a través de una vida de leyenda, las aventuras de uno de los conquistadores más atípicos del continente americano y, también, uno de los más desconocidos de nuestra historia. La novela describe la aventura del huérfano de sangre hidalga que sintió la pulsión de marchar a las Américas en una flota de cinco navíos rumbo a la Tierra Florida en 1527, cuando tras tempestades y ataques indios acabó naufragando en la bahía de Tampa. El autor acaba de soltar el chambergo que conserva de la expedición que hizo con Miguel de la Cuadra Salcedo en el último Camel Trophy de todoterreno a Tierra de Fuego... «He tenido una inmensa suerte con mis maestros (la única biografía de Miguel la escribieron el médico de la expedición, Antonio Franc o , y Antonio Pérez Henares). El otro gran maestro fue Manu Leguineche . Y luego Arturo Pérez-Reverte , con quien empecé siendo crío en el diario Pueblo»...
Una portada con historia...
Es de Augusto Ferrer Dalmau. Cuando la vi me di cuenta de que ese que aparece en la portada podría haber sido también Miguel de la Cuadra. Son de esta estirpe recia que es capaz de pasar de esclavo a gran chamán, con esa mirada que también tenía Miguel. A lo mejor le describía a Augusto para hacer la portada, sin querer, a Miguel, ya que visto a los Yanomanis del Alto Orinoco tratarlo como un dios.
El primer caminante de América...
Esta novela la quería escribir desde que hice la ruta de Cabeza de Vaca con Miguel de la Cuadra Salcedo en el año 2000. Hice con él siete expediciones de la Quetzal. Seguí los pasos en Nuevo México y el personaje me fascinó porque es un personaje muy distinto a otros conquistadores. Un increíble viaje a pie que duró nueve años y en el que acabó siendo venerado como un gran chamán por sioux, apaches, tarahumaras y otros pueblos hasta lograr dar de nuevo con los suyos y encontrarse con Hernán Cortés en Ciudad de México. Es el primer gran caminante de América, desde Florida hasta el Pacífico, conociendo a todos. Prisionero y esclavo de los indígenas, logró huir con tan solo tres compañeros más y, de tribu en tribu, cruzar, de este a oeste, todo el continente americano.
¿Y con «Naufragios» ofrece uno de los primeros tratados de América?
La palabra que más sale en «Naufragios» es Dios, porque Dios era la medida de todas las cosas. Hicimos la ruta Quetzal del 2000 y llevábamos el libro «Naufragios» en la mano. La documentación que he tenido que hacer muy potente es la de antes, del huérfano de Jerez, nieto del conquistador de Gran Canaria, sobrino de la mujer del conquistador de Melilla, que es quien lo cría porque se queda huérfano.
¿Qué porcentaje de la novela es ficción?
- Es mi novela con más base histórica, aunque luego hay toda una buena parte de ficción y sobre todo de pisar la tierra. Juan Eslava Galán me dijo: «Se nota que la has pisado», porque ahí también te sale el periodista. Cuando describo Paquimé Casas Grandes, casas de asientos, acequias, calles, pequeños palacios…
Gran defensor de la cultura indígena...
Él se da cuenta de que la cultura indígena era muy avanzada: «No he visto tratar a las mujeres en todas las indias como las tratan ellos. Serían los mejores súbditos de su majestad y sus mejores cristianos...». Se tuvo que enfrentar con Núñez Beltrán de Guzmán, fundador de Guadalajara. Las leyes de la corona eran muy claras, estaba prohibido esclavizar a los indios. Isabel la Católica dejó claro que los indios no podían ser esclavos porque eran sus súbditos de la Corona de Castilla y Aragón. Cabeza de Vaca lleva atrás una tribu entera. Era un hombre santo y caminaba con centenares de ellos. Lo pasaban de tribu a tribu, y la tribu que lo recogía, tenía que darle a la que lo entregaba todo. Van detrás de él porque saben que lo van a defender. Y se encuentran con los capitanes castellanos, que lo que querían era encerrarlos. Ese es el disgusto que se lleva, porque se siente prisionero de los suyos en algún momento. Cortés también era un gran defensor de los indígenas.
¿Hay memoria de Álvar Núñez en América?
No hay una memoria para nada, pero sí hay como un eco. Lo vi en varios sitios en una serie de ceremonias en pueblos indios.
¿Pocos saben que es un escritor conocido entre los mormones?
Tiene su explicación. En Utah, en la universidad de los mormones, mis novelas prehistóricas son libros de texto. Me quedé perplejo una vez que hice un viaje maravilloso por todos los cañones.
Y además posee memoria prodigiosa...
Es lo vivido. Lo vivido se queda.
¿El objetivo que tenías al comenzar a escribir el libro lo ha conseguido?
Lo que he querido es que la gente conozca a un personaje como Álvar, y al conocerlo se acercasen también a lo que fue aquel mundo, aquel llegar a Santo Domingo y poder estar en un bar donde podrían encontrarse el Almirante, su hijo Hernando, Vasco Núñez de Balboa, Hernán Cortés, Pizarro, Ojeda, Nicuesa, Ponce de León, el becerrillo… y Álvar: gente que cambió el mundo.
Un libro valiente ahora que se derriban tantas estatuas...
Me parece que el que tira una estatua es un ignorante. Lo primero que hacen es hacerse un selfie como si se estuvieran inmortalizando y luego se llaman antifas, cuando no han visto un fascista en su vida. Si vieran uno de verdad hubieran salido corriendo. Es una pretensión de juzgar el mundo entero. Van a acabar condenando a Altamira y al Homo habilis. Es la prepotencia de unos adolescentes viejunos que no han hecho nada en su vida y pretenden juzgar la historia universal. Vivimos un tiempo de raquitismo mental . Un día se cargan Altamira porque eran cazadores y están muy mal vistos.
¿Por qué no se han hecho muchas películas de estas epopeyas?
Todo el farewest cuenta una historia que es cómo bajaron los caballos y las vacas de donde nosotros la habíamos subidos. Hemos pasado de las glorias franquistas de nosequé a tener que avergonzarnos de nuestra historia. Pero la izquierda no era así. Azaña no decía «este país», decía «España», y Machado, y Madariaga, y cualquiera… son cuatro de estos que de la misma manera que adjuran de lo mejor de nuestra reciente historia que es la transición, el consenso y el abrazo de reconciliación, pretenden que el hecho de ser español sea algo de lo que avergonzarse.
¿Que van a descubrir sus lectores en «Cabeza de Vaca»?
En primer lugar una fascinante novela de aventuras, y después he intentado recrear lo que fue aquel mundo en el que cambiaba todo. No había Twitter y la imagen de aquel mundo la cambió España, que fue el país que llevó a cabo la primera globalización del mundo. Pero claro que fue una inmensa epopeya , con personajes fascinantes unos muy grandes y otros muy canallas. Dentro de eso, la peripecia personal de alguien que me parece verdaderamente fascinante y que fue el primer hombre blanco, y no solo blanco, porque a nadie se le ocurrió ni tuvo necesidad de atravesar desde Florida hasta el otro extremo. Y que intenten mirarlo con los ojos que él miraba. No con los prejuicios sectarios que ahora se miran. Y si eso les hace luego leerse «Naufragios» o «Historia de España» mejor. Porque yo creo que esto sólo se cura con el conocimiento.
¿Con qué ojos debemos mirar a Álvar?
Era un hombre de su tiempo y hay que juzgarlo en su tiempo. O mejor dicho, no hay que juzgarlo. Hay que verlo con cuerpo de doctrina de su tiempo.
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