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Cayetana de Alba ha fallecido en su sevillana residencia de la Casa de las Dueñas - r. doblado / VÍDEO: EUROPA PRESS

Muere en Sevilla Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba

A los 88 años y rodeada de sus hijos, la aristócrata ha fallecido en las Casa de las Dueñas de la capital andaluza

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Muere la duquesa de Alba. Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII duquesa de Alba, ha fallecido en su residencia de Sevilla, la Casa de las Dueñas, a la edad de 88 años. Así lo han confirmado a ABC fuentes de la familia, que aseguran que Doña Cayetana ha fallecido este jueves sobre las 9.30 horas. Sus seis hijos han estado con ella hasta el último momento, que ha tenido lugar en su dormitorio, hasta donde fue trasladada en la noche de este martes desde el hospital Quirós Sagrado Corazón.

Una infección pulmonar es la causa del fallecimiento de Doña Cayetana. Esta dolencia llevó a su ingreso hospitalario el pasado domingo, al producirse una insuficiencia respiratoria y taquicardia a raíz de dicha infección.

Primero estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos, desde donde la propia duquesa de Alba, de acuerdo con su marido y sus hijos, decidió su traslado a las Casa de las Dueñas.

Grande de España, dueña de tierras, títulos y palacios, la duquesa de Alba será recordada en realidad por el cariño de la gente, en especial de Sevilla. Nunca sus ducados, marquesados y condados le impidieron mezclarse con la gente y disfrutar de Sevilla, donde finalmente ha fallecido.

Ahijada del Rey Alfonso XIII, familia de Wiston Churchill, compañera de juegos de la Reina de Inglaterra Isabel II, heredera de una de las familias más importantes de España, coleccionista de arte... Cayetana de Alba es, más allá de la duquesa de Alba, una referencia en Sevilla, de la que siempre se ha declarado una enamorada.

Rodeada de sus hijos

En las primeras horas de los últimos días de su vida ejercieron de compañía para la aristócrata su hijo mayor Carlos, duque de Huéscar y Cayetano, conde de Salvatierra. Tampoco se separó de ella en ningún momento Alfonso Díez, su marido. Poco después llegaban a Sevilla su hija Eugenia, duquesa de Montoro y Fernando, marqués de San Vicente del Barco.

Pese a un primer momento esperanzador en que los medicamentos parecían hacer efecto en la duquesa de Alba, pronto se vio que la infección no remitía y que el nivel de leucocitos, lejos de bajar, aumentaban, indicando que la enfermedad avanzaba. Doña Cayetana, una mujer llena de vida, era sin embargo una señora de avanzada edad y este extremo jugaba en su contra. Llegada la tarde del martes, decidió volver a su casa de Dueñas, en el centro de Sevilla, para seguir allí su tratamiento.

Por la tarde llegaban a la Casa de las Dueñas bombonas de oxígeno y equipo médico para tratar a la Duquesa en su habitación. Poco más de 24 horas después, doña Cayetana, a pesar de sus ganas de vivir y los medios puestos a su disposición, fallecía por un fallo multiorgánico producto de la infección de la que sufría.

Poco antes del fatal desenlace pasaban varias personas por Dueñas: desde el hermano mayor de los Gitanos, José Moreno Vega, quien hizo entrega a la familia de un pañuelo de la Virgen de las Angustias, de la que la duquesa de Alba era muy devota, como el resto de la familia. También estuvo en el domicilio de doña Cayetana el sacerdote Ignacio Sánchez-Dalp, y amigos -Carmen Tello, Marta Talegón, Curro Romero, las hermanas Cobo- así como sus exnueras Genoveva Casanova o Eugenia Martínez de Castro.

Ni todo el apoyo de sus seres queridos ni los cuidados médicos han podido evitar que, al final, Cayetana de Alba falleciese. Aunque igual que en su vida, ella eligió cómo y dónde. En Sevilla, en Dueñas, con los suyos.