Los españoles Fernando Echávarri y Antón Paz, brillantes vencedores de la clase Tornado, portaban un brazalete negro en señal de luto por las 153 víctimas mortales del accidente de Barajas./ EFE
balance de los juegos olímpicos

Las ‘medallas de chocolate’ frenan el objetivo español

Con cinco oros, diez platas y tres bronces, España firma su segunda mejor actuación de la historia, por delante de Atlanta'96 y sólo por detrás de Barcelona'92, cuando cayeron 22 preseas

MADRID Actualizado: Guardar
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Los Juegos Olímpicos de Pekín han tocado a su fin. Después de dos semanas de emociones y esfuerzo sin límites, España se despide de Pekín con la tranquilidad que aporta el trabajo bien hecho y con el decimocuarto puesto en el medallero. La cita olímpica tiene, sin duda, un balance positivo para España. Nuestros deportistas han pasado con nota la prueba que cada cuatro años examina el nivel deportivo de todos los países del planeta.

Los miles de kilómetros de distancia entre Madrid y Pekín no sólo alejaba a los deportistas de casa sino también de la fuerza de la afición, máximo aliciente que contribuyó en el objetivo a batir: las 22 medallas de Barcelona 92. Pero sin duda, el espíritu olímpico de la delegación española ha suplido en parte las distancias y los deportistas han hecho piña para convertirse en sus mejores apoyos.

El medallero pesa: cinco oros, diez platas y tres bronces, la segunda mejor actuación olímpica de España. Un total de 18 medallas, que sin duda han podido ser más, teniendo en cuenta los 36 diplomas olímpicos. Durante toda la competición, las 'medallas de chocolate' (cuarto lugar de cada competición) se han amontonado en el haber español, y con que sus protagonistas hubiesen quedado un puesto más arriba curiosamente se llegaría a 23 premios, uno más que en Barcelona... Pero una cosa son las conjeturas y otra la realidad.

Estas otras 'medallas', nada golosas pese a su nombre popular, han sido obtenidas por Jesús Ángel García Bragado en 50 kilómetros marcha, Alberto Contador en la contrarreloj de ciclismo en ruta, Francisco Javier Gómez Noya en triatlón, Marina Alabau en la clase RS:X de vela y Ander Elósegui en piragüismo.

Ha habido, por si fuera poco, trece quintos puestos, cuatro sextos, ocho séptimos y seis octavos. Algunas de las preseas que se daban por seguras han terminado en papel, loable pero nada dulce. Las decisiones arbitrales, en el caso de la vela, también han frenado la escalada en el medallero.

Sobre ruedas

El ciclismo ha sido el deporte talismán para España. Dos oros, una plata y un bronce, se dice pronto, revalidan los trinfos de los últimos tiempos en las competiciones ordinarias. Llaneras ha dicho adiós a su carrera deportiva subido en lo alto del podio, sólo y acompañado de Tauler, lo que le ha convertido en el mejor deportista olímpico de la historia de España. Leire Oleberría dio la sorpresa con un bronce inesperado; sin embargo, Contador se quedó a las puertas, a ocho segundos de morder el metal.

La nota negativa de estos Juegos para la delegación española también llegó en bici. El único positivo por dopaje entre los deportistas españoles. Maribel Moreno se retiraba antes de entrar en competición por un “ataque de ansiedad” tras pasar un control a su llegada a la capital china. El resultado fue positivo pero la delegación española ha borrado esa mancha a base de profesionalidad y triunfos.

El tenis también ha dado dos medallas. El héroe español, Rafa Nadal, se ha hecho con el oro en su primera cita olímpica. El mallorquín ha aportado moral, juventud y fuerza, espíritu olímpico en estado puro y ha recibido la mejor de las recompensas. Un merecido oro que ha culminado con el número 1 del la lista ATP, por delante de su principal rival, Roger Federer. De plata pero no menos importante ha sido la presea que han aportado Virginia Ruano y Anabel Medina en dobles. Las chicas perdieron en la final frente a las invencibles hermanas Williams.

Sueños rotos

La decepción ha llegado de la mano de la natación y el atletismo, donde se han conseguido ocho diplomas. Los reyes de las olimpiadas, son los deportes más exigentes, con más disciplinas y los más extensos en el tiempo, no han dado ninguna medalla. La dura climatología de Pekín, mucho calor y alta humedad, se intercambiaba con los efectos del aire artificial de los recintos y la baja temperatura de la piscina del ‘Cubo de agua’. La fiebre ha sido un rival para muchos de los españoles, que en ambos deportes no han podido superar las eliminatorias.

Paquillo, un referente mundial de la marcha, se quedaba sin energías durante la carrera. Marta Domínguez se retiraba con la plata esfumada al caerse en la última parte de la final en los 3.000 obstáculos y Manuel Martínez no fue capaz de sentenciar su papel en el mundial, planteándose incluso su retirada deportiva. En la piscina, ni Mireia Belmonte, ni Nina Zhivanevskaya lograron clasificarse para sus finales, el único que alcanzó dicha gesta fue Wildeboer que no pudo con la estrella del Olimpo, Phelps.

En judo, más diplomas. Ni Ana Carrascosa en semiligero, ni Isabel Fernández en ligero han podido pasar de cuartos. Sólo Esther San Miguel consiguió colarse en la final de la lucha por el bronce. En hípica tampoco ha habido suerte. Ningún metal, a diferencia de Atenas, donde se sumaron una plata y un bronce. La gimnasia rítima tampoco despega. Almudena Cid ha sido la única española que ha conseguido un diploma olímpico al quedar octava en la final, su cuarta y última presencia entre las más grandes. En Pekín, la vitoriana ha besado el tapiz y ha dicho hasta siempre al deporte profesional.

El espíritu olímpico, en estado puro

Con esto y con todo, la delegación española en Pekín ha aportado ilusión y lucha. Los chicos del baloncesto han roto moldes y han conseguido otra final, 24 años después de la de Los Ángeles, ganando (porque no hay otra palabra, tras el partidazo frente a EEUU) otra plata. En hockey hierba se ha repetido la historia, plata en la final contra Alemania, y en balonmano se ha cosechado un más que meritorio bronce.

Y todo esto en unos JJOO marcados por la tragedia en España. El accidente aéreo de Barajas conmocionó a la delegación española en Pekín. Celebraciones comedidas y disimulados crespones negros han marcado la recta final para los nacionales. La pareja de Tornado, en vela, las chicas de la natación sincronizada tanto en dúo como en grupo, David Cal en piragüismo y los chicos del K2 500 no se han olvidado de las decenas de familias rotas por la tragedia y les han brindado sus triunfos desde Pekín.

La lucha, la fuerza, el optimismo y la deportividad han sido el emblema de los nuestros, siempre entregados a su bandera y al orgullo patrio en unos Juegos Olímpicos dominados por los anfitriones y la multitudinaria delegación estadounidense.