En la imagen, Garikoitz Aspiazu Rubina. /Archivo
lucha antiterrorista

Garikoitz Aspiazu Rubina, cinco años al frente de los comandos de ETA

El jefe etarra ordenó el asesinato de dos guardias civiles en Capbreton, el pasado 1 de diciembre

BILBAO Actualizado: Guardar
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Garikoitz Aspiazu Rubina, 'Txeroki', ha permanecido durante cinco años como jefe de los comandos de ETA después de que sustituyera en el puesto a Gorka Palacios Alday. Durante este tiempo, cada vez que ha sido desarticulado un comando terrorista en España, ha aparecido la pista de 'Txeroki' como la persona que ha dado las órdenes principales.

El poder de Aspiazu Rubina dentro de ETA no se ha limitado sólo a la jefatura de los comandos terroristas, sino que se había ido ampliando en los últimos tiempos a otras estructuras de la banda, como el 'aparato político', lo que había provocado conflictos con otros dirigentes como Francisco Javier López Peña, alias 'Zulos', detenido el pasado mes de mayo en Burdeos.

La última pista sobre las actividades de Aspiazu fue obtenida por la policía el pasado mes de octubre tras la detención en Pamplona de un comando etarra cuyos miembros declararon que 'Txeroki' les había confesado que había intervenido en el asesinato de dos guardias civiles en Capbreton, el 1 de diciembre del pasado año. Los testigos del doble crimen, sin embargo, no identificaron al dirigente de la banda ni la descripción facilitada de los autores coincide con sus características físicas.

Aspiazu forma parte de una hornada de militantes que, con un breve historial a sus espaldas, pasó de ser un activista de base a ejercer responsabilidades de máximo nivel en el seno de la organización terrorista. Nada que ver con los militantes de no hace demasiados años que llegaban a puestos de dirección después de pasar mucho tiempo encuadrados en comandos o en puestos subalternos de las estructuras de la banda en Francia. Los datos que se han ido constatando a lo largo del tiempo evidencian que la mano de Aspiazu Rubina aparece detrás de la mayor parte de los atentados que se han podido esclarecer y detrás del movimiento de todas las células etarras.

Control total

Algunas informaciones de prensa han hecho alusión a posibles desplazamientos del poder de 'Txeroki' o han minusvalorado su papel en el seno de la organización terrorista. Pero los hechos que las sucesivas investigaciones policiales han puesto al descubierto abonan la tesis contraria: la del poder omnímodo del dirigente etarra que controla, con la ayuda de un grupo de colaboradores, todos los resortes de las células encargadas de llevar a cabo las acciones terroristas.

Aspiazu estuvo encuadrado en el 'comando Vizcaya' entre el verano de 2001 y abril de 2002, mes en el que regresó a territorio francés, donde pasó a encuadrarse en las estructuras de la banda terrorista que operan en el país vecino. A partir de 2003 comienza a aparecer su nombre realizando funciones de adiestramiento de activistas, aunque también se ve que ejerce las primeras responsabilidades como jefe de algún grupo "legal" que opera en España.

La captura de Gorka Palacios, el 9 de diciembre de 2003, supuso el ascenso en el escalafón de 'Txeroki' que se convirtió en el nuevo jefe de los comandos. Eso se vio, por ejemplo, al examinar la relación del 'comando Gaztelu' con sus jefes en Francia. Esta célula estaba supeditada a Palacios Alday quien les había encargado la realización de unos atentados en navidades de 2003, pero inmediatamente después de su captura pasaron a recibir órdenes de Aspiazu.

Los movimientos de 'Txeroki', reconstruidos a través de las declaraciones fragmentarias de varios detenidos, presentan a un dirigente etarra que ejerce las funciones habituales del jefe del 'aparato militar'. Así, Garikoitz Aspiazu realiza las tareas de encuadramiento y de organización de comandos, al unir a dos o más de los pistoleros a sus órdenes y situarlos en una determinada célula. Además de constituir los comandos, unos con una base territorial fija y otros, en cambio, itinerantes, se encarga de impartir a sus miembros las órdenes y instrucciones correspondientes, de proporcionarles el material, los documentos, informaciones, dinero, etc. En ocasiones, alguna parte de estas funciones, son delegadas en alguno de sus lugartenientes, pero siempre aparece 'Txeroki' en algún momento dando las órdenes que acreditan su posición jerárquica.

Lo que casi siempre hace es el rito de la "despedida" del comando que va a cruzar la frontera para instalarse en España. Consiste en acompañar en los últimos momentos, en ocasiones casi hasta la misma raya fronteriza, a los pistoleros a los que envía "al interior" para actuar. También es otra función característica del jefe de esta estructura recibir a la vuelta a los miembros de los comandos y reunirse con ellos para que le den información sobre lo que han hecho durante el tiempo que han estado en España, tanto si han cometido atentados como si no, y analizar los resultados.

El 'jefe' con mayor tiempo al frente de ETA

Garikoitz Aspiazu, con sus casi cinco años al frente de los comandos de ETA, ha superado ya en tiempo de permanencia en esa función a todos los jefes que han ocupado ese puesto desde 1999. Ha duplicado el tiempo de mando de 'Txapote' y superado todavía con mayor diferencia los de Olarra Guridi, 'Suspe' o Palacios Alday.

Si 'Txeroki' había conseguido eludir la acción policial hasta el momento, no puede decirse lo mismo de sus lugartenientes en cuyas filas se han producido importantes bajas en estos cuatro años. Joseba Segurola, Aymar Altuna, Iñaki Arietaleaniz o José Antonio Aranibar son algunos de los colaboradores más estrechos del dirigente etarra que han acabado en manos de la policía francesa en este tiempo.