PAN Y CIRCO

UN CLÁSICO EN LA BAHÍA

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Esta noche, el Estadio Ramón de Carranza acogerá un partido que en los últimos años se ha repetido con asiduidad. Cádiz y San Fernando se ven las caras, o lo que es lo mismo, dos ciudades a las que sólo separa una pequeña lengua de tierra de siete kilómetros de longitud. Dos ciudades o dos pequeñas islas en una provincia que siempre ha sido futbolera y que por suerte ha vivido partidos de este tipo con equipos de otras localidades.

El caso es que para los más viejos del lugar aquello de llamar derbi o clásico al choque de esta noche suena algo extraño. Sin faltar, ni mucho menos, Dios me libre, el respeto a La Isla, la ruina progresiva del Cádiz ha hecho que sus vecinos menores de siempre sean ahora rivales que le miran a la cara y les compiten de tu a tu. Antaño, San Fernando, Portuense, incluso el Xerez, eran los hermanos menores de un Cádiz que vivía en Segunda División y que en los años 70 conseguía su primer ascenso a la división de honor. Actualmente, todo es diferente.

El San Fernando, una entidad que ha sabido renacer cuál Ave Fénix tras su descenso y desaparición hace unos años, es un club joven, ambicioso y que está dando muestras de cómo se tienen que hacer las cosas. Humildad por delante, los azulinos se han ganado por derecho propio el respeto de muchos, aunque por desgracia para ellos, poca afición les acompaña en una ciudad de casi 100.000 habitantes.

Críticas aparte (merecidas entiendo pues es una pena que no se pase de mil espectadores muchas veces en Bahía Sur), el partido de hoy es muy especial para la parroquia isleña. Hurgar en la herida del Cádiz no se hace todos los días, más aún cuando los amarillos viven en una marejada que hace que el choque de esta tarde esté más nivelado de lo previsto, aunque entiendo que el Cádie debería mostrar su teórica superioridad en el campo.

Dos escuadras, dos hermanos y dos vecinos, pues que nadie olvide que la Tacita tiene mucho de La Isla, y ésta tiene también mucha raíz gaditana. Hoy gana el fútbol, triunfa la Bahía y nuestra tierra. Que nadie lo olvide.