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¿Qué ha pasado con el drago?

El ejemplar del Tinte se muere un mes después de que el Consistorio reclamase a la Junta que se hiciese cargo de la conservación del centenario ejemplar

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Hace un mes el Gobierno municipal envió un requerimiento a la Junta de Andalucía para que procediese a estudiar el estado del drago situado en el patio de la antigua Escuela de Bellas Artes, en el callejón del Tinte. El árbol, de 12 metros de altura y con una vida estimada en 250 años, se estaba inclinando de forma peligrosa, según los técnicos municipales, debido a las dimensiones de su copa. El Ayuntamiento pidió una actuación antes de que se rompiese o causase algún desperfecto. Finalmente, el árbol se ha muerto.

Cultura declaró el famoso ejemplar Bien de Interés Cultural, a principios de 2012, un grado de protección, que aunque parece que todavía está en proceso, de poco le ha servido, ya que todo apunta a que desde que la Escuela de Bellas Artes cerrase sus puertas en septiembre del año pasado, tanto las instalaciones como el drago, han quedado abandonados a su suerte. Quizá se deba a la disputa que desde hace meses mantienen entre el Ayuntamiento y el Gobierno andaluz a cuenta de la explotación del edificio. Estas instalaciones cuentan con titularidad municipal, pero el Consistorio decidió cedérselas a la Junta para la Escuela de Bellas Artes. Desde que se trasladase la equipación del centro a la Casa de las Artes, el Ayuntamiento viene reclamando al Ejecutivo autonómico la devolución de las llaves. Una solicitud que puede que aún no tenga respuesta después de que el Gobierno municipal recordase al regional que no estaba autorizado para destinar el terreno a la ampliación del Museo Provincial, tal y como anunció el delegado del Gobierno.

Sea como sea, la cuestión es que el drago apareció ayer tirado en el patio de la antigua escuela. Entre 260 y 300 años se le atribuía a este ejemplar. Su nombre científico era 'Dracaena draco' y desde los albores de la humanidad se le atribuyen cualidades casi milagrosas. La mayor parte de ellas se debe a su savia, color rojo. De hecho, se conoce como 'sangre de dragón'. Una pena que estas virtudes no hayan servido para unir a las administraciones aunque sea con el pequeño o gran objetivo de salvar uno de los símbolos de la ciudad.