Apuntes

Una barbaridad sindical

La contradicción en la que vive la Unión General de Trabajadores con la ejecución del ERE es tan surrealista que resulta increíble; pero es cierta

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Un ERE. Más de 25 despedidos. Reducción de jornada para el resto de la plantilla. Denuncias públicas de tratos de favor hacia determinados empleados y ajustes de cuentas en el caso de los perjudicados... No, no hablamos de Delphi, ni de Alestis, ni de Gadir Solar. Se trata de la Unión General de Trabajadores, que actuando como una empresa más a la que tanto critican, ha ejecutado un Expediente de Regulación de Empleo entre su plantilla con toda la crudeza que le permite la reforma laboral. Esa reforma aprobada por el Gobierno y contra la que ya han convocado dos huelgas generales.

Pocas veces en la historia de la democracia se han vivido episodios de tan flagrante contradicción y falta de principios en un sindicato. Nadie duda que la dura crisis que atraviesa España está afectando a todos, UGT incluida. Cada día tiene menos afiliados y las subvenciones públicas se han reducido drásticamente. Pero un sindicato es un sindicato, no una empresa. Y es absolutamente inmoral criticar los despidos de cualquier compañía que, en muchos de los casos, están llevando a cabo con unas condiciones mucho mejores que las que ellos ofrecen a sus propios trabajadores.

A tal punto, que algunos de ellos incluso han llegado a denunciar que su sindicato, en el que trabajaban y al que están afiliados, les ha negado asistencia jurídica pese a que al resto de trabajadores sí se la prestan. Argumentan que se trata de los servicios jurídicos del sindicato, que en este caso 'ejerce' de patronal.

Se trata de una situación tan contradictoria, tan surrealista, que llega a resultar increíble. Pero es cierto. Tanto como que hasta en las formas han sido despiadados, comunicando los despidos a los afectados en plenas vacaciones de Navidad.