Editorial

Expolio injustificable

Las irregularidades en algunas cajas desbordan lo económico y exigen la justicia penal

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La Audiencia Nacional, a instancias de la fiscalía o de otros denunciantes, ha emprendido acciones penales contra los administradores de cuatro cajas de ahorros y un banco. En todas estas instituciones, intervenidas por el Banco de España a través del FROB, y en palabras del ministerio público, se han producido «expolios patrimoniales» que la Justicia se dispone a esclarecer y, si procede, a sancionar. De momento, están bajo procedimientos judiciales de esta índole la CAM, Novacaixagalicia, la CCM, el Banco de Valencia y Bankia. Varios de estos procesos se han abierto al observar el presunto enriquecimiento ilícito de los administradores que, con gran desparpajo, se atribuyeron indemnizaciones, retribuciones o jubilaciones multimillonarias a pesar de la declarada ruina de las instituciones a su cargo y de ser necesario proceder a su salvamento con riadas de dinero público. En Bankia, la querella de UPyD apunta al supuesto falseamiento de las cuentas de la entidad, que habría salido a Bolsa cuando se hallaba en pérdidas y ocultando tal situación a los inversores. De confirmarse las supuestas prácticas delictivas se pondría de manifiesto no solo una secuencia de casos singulares sino una deshonestidad generalizada en determinados sectores financieros que exigiría la justicia penal. A esta situación ha contribuido también una relajación de la política, que ha hecho dejación de los grandes valores democráticos. No puede negarse que las cajas han sido instrumento de los gobiernos autonómicos, ni que su hundimiento compromete también al Estado, ya que ni el Banco de España ni la Comisión Nacional del Mercado de valores salen indemnes de estos lamentables episodios. La crisis ética del sistema financiero, que se percibe en el contundente y estremecedor auto del juez Andreu sobre Bankia, es en cierto modo el reflejo de una crisis global de este país que trasciende de la pura economía y que entra de lleno en los fundamentos éticos de nuestro Estado de Derecho. De ahí que la recuperación del pulso y la salida de la crisis no solo puedan lograrse mediante el retorno al crecimiento sino que deban incluir una profunda y completa regeneración moral.